Una trabajadora gastronómica de Puerto Madryn denunció que fue obligada a desnudarse y hacer sentadillas en la comisaría tercera de esa ciudad de Chubut, tras haber sido demorada el lunes pasado cuando volvía del reparto de viandas junto con su marido, también gastronómico, bajo la excusa de no haber respetado el aislamiento preventivo para frenar el contagio de coronavirus, según recoge el diario El Ciudadano.
El lunes 23 de marzo, cerca de las 20.30, un patrullero de la comisaría 3° de Puerto Madryn interceptó la camioneta donde viajaba Fabián Savarino el marido de Miriam. El hombre intentó explicarle que tenía un local de sushi y que estaba haciendo una entrega, pero los oficiales le advirtieron que había entrado en vigencia el decreto presidencial que limitaba la circulación por la pandemia del coronavirus y que debía volver a su casa. Después, lo dejaron retirarse.
Le avisó por mensaje a su esposa, Miriam Carlsson, que cerrara el local. Asílo hizo y luego fue hacia la posta policial donde estaba retenido su esposo.
“Intentamos explicarles que trabajamos con pescado crudo y que eso nos obliga a tener muchos cuidados, como limpiar bien la cocina, antes de cerrar y que, además, estábamos cumpliendo lo que nos habían pedido porque estábamos yendo a casa. No les importó y nos llevaron a la comisaría”, señaló la mujer, recoge el diario Tiempo Argentino.
El caso se conoció este fin de semana, luego de que la pareja tomara la decisión de presentar una denuncia en la Fiscalía local, en el marco de un aumento de presentaciones por abuso de autoridad en la urbe portuaria del sur argentino, según admitió el jefe de fiscales, Daniel Báez.
“Lo ocurrido fue que al momento que nos llevan a la comisaría tercera a las 21:04 (consta en libro de actas) me separan ella, llevándome a un comedor de los internos pidiéndome mis pertenencias. A ella en cambio le tomaron los datos, luego la hacen pasar a un baño le indican que se coloque contra la pared para palparla, luego de manera prepotente le indican que se saque toda la ropa quedando completamente desnuda y que realice sentadillas, entendiendo que este no es el correcto procedimiento para una demora. (C. que trabaja en la Clínica Santa María, otra detenida en el mismo momento le ocurrió lo mismo). (…) Todo esto bajo mucha falta de respeto y hablando en tono burlón y prepotente”, expuso en la denuncia Franco S., esposo de la mujer vejada.
“Una mujer policía me hizo pasar a un baño chiquito –cuenta– y me puso contra la pared. Después de palparme me dijo que me sacara la ropa. Casi que me arrancó el corpiño y lo empezó a sacudir. Cuando me saqué el pantalón, me dijo que también me sacara la bombacha. Yo no sabía qué hacer. ´Ahora hacé sentadillas´, dijo. Me quedé mirándola, estaba tan nerviosa que no me acordaba como se hacían. Nunca entendí por qué me hicieron eso, me trataron como una traficante de drogas”.