Por Diego Guglielmone
Para Télam
La primer edición del Lollapalooza en la Argentina fue un éxito, ya que el cierre que protagonizaron Red Hot Chili Peppers y Soundgarden reunió a más de 70 mil personas en el enorme predio del Hipódromo de San Isidro.
El público que aprovechó el feriado para acercarse más temprano al festival transitó la tarde de un escenario a otro, mirando y escuchando a las diferentes bandas convocadas, o paseando por los stands ubicados de frente a los escenarios.
Sin embargo, a las 21.40 todos los asistentes al Lollapalooza se juntaron en el escenario 2 para presenciar una performance de casi dos horas del grupo californiano encabezado por el cantante Anthony Kiedis, el baterista Chad Smith, el guitarrista Josh Klinghoffer y el bajista Flea.
El grupo arrancó con una breve intro instrumental para luego servirle a los porteños la apertura del exitoso disco "Blood Sugar Sex Magik", "The Power of Equality".
Flea, vestido únicamente con un pantalón de lona rojo, se lució en sus monerías y en la forma de tocar el bajo, por la que es considerado uno de los diez bajistas de todos los tiempos, mientras que Smith y Klinghoffer, le fueron en saga sin desentonar.
Tal vez, el único que dejó algunos puntos flojos en su interpretación fue Kiedis quien tuvo algunos problemas para acertar las notas en varios temas de la banda. Sin embargo, intentó disimular esos desajustes vistiendo un pantalón que tenía una pierna cortada por encima de las rodillas y usando como vincha una bufanda con los colores de la bandera argentina.
Los Red Hot Chili Peppers interpretaron temas de su discografía entre "Blood Sugar Sex Magik" (1991) y "I`m with you" (el último, de 2011).
Entre el set list del grupo se destacaron "Otherside", "Dany California", "Californication", "By the way" y el lento "Under the Bridge", por lejos el más entonado por la multitud que debió ser ubicada con un pasillo de por medio entre el escenario y la torre principal debido a la gran cantidad de gente que se había reunido.
El bis llegó luego de que Flea ingresó al escenario parado en dos manos y la banda interpretó otros dos temas de "Blood Sugar Sex Magik", "If you have to ask" y el archiconocido "Give it away", dejando a la gente con ganas de mucha más fiesta.
Minutos antes de la presentación de los Red Hot Chili Peppers fue el turno de Soundgarden que sonó poderosisima y como una aceitada máquina de rockear, merced a sus componentes con excelentes intérpretes.
Sin embargo, cualquier pretensión queda de lado porque, fiel a su nacimiento en el grunge (parte de la tríada formada también por Nirvana y Pearl Jam) la banda sube al escenario a hacer música y nada más.
De hecho, la enorme pantalla ubicada detrás del escenario fue tapada por una lona con el diseño de la tapa del nuevo disco del grupo: "King Animal", cuando la mayoría de los grupos preferían emitir sus propios videos sobre esa superficie.
La banda liderada por Chris Cornell en voz y guitarra y conformada por el guitarrista Kim Thayil, el baterista Matt Chamberlain (en reemplazo de Matt Cameron) y el bajista Ben Shepherd, arrancó con todo su set interpretando "Spoonman", uno de sus temas más conocidos y que compone el multipremiado disco "Superunknown".
De esa grabación de 1994, Soundgarden también interpretó los clásicos "Black Hole Sun", "Fell on black days" y "Superunknown".
Acompañados por una multitud que, en muchos casos, había ido a verlos sólo a ellos, los Soundgarden brillaron además con "Jesus Christ Pose", "Blow up the outside world" y "Pretty Noose", del disco "Down on the outside".
Para el final, Cornell, Thayil, Chamberlain y Shepherd dejaron "Rusty Cage" y "Slaves and Bulldozers", del disco "Badmotorfinger" (uno de los discos fundadores del movimiento grunge en 1991).
Fue en este último tema donde se podría decir que Cornell dejó su voz sobre el escenario en cada alarido a los que obliga el tema en su estribillo y en los crescendos de la composición.
Soundgarden tocó antes de otra de las bandas más esperadas por el público del Lollapalooza: Pixies.
De hecho, inmediatamente después de que el grupo formado por el cantante y guitarrista Black Francis; el guitarrista Joey Santiago, el baterista David Lovering; y la bajista argentina Paz Lechantin; cerrara su set de una hora, muchos de sus asistentes salieron corriendo hacia el escenario número uno para no perderse ni un segundo del grupo de Seattle.
Pixies, que como todas las bandas que formaron parte del festival comenzaron exactamente puntuales, realizaron un concierto ajustado a los éxitos de su carrera y sin moverse un ápice de lo que habían ido a hacer que era tocar música.
Una de las características del grupo formado en Boston es su fuerte influencia punk, tanto en los ritmos como en el empleo de las guitarras completamente distorsionadas. A ese estilo, Pixies le agregó, al menos en su concierto de anoche, la poca comunicación con el público, ya que Francis y su banda apenas si pararon de tocar entre tema y tema. Probablemente, llevados por lo ajustado del tiempo.
Francis, Santiago, Loveling y Lechantin (quien está radicada en los Estados Unidos desde hace varios años y reemplaza a Kim Shattuck, quien a su vez reemplazó a la original bajista del grupo, Kim Deal) tocaron temas de todos sus álbumes.
El grupo, con influencias punk, pero también de surf rock y pop, arrancó su performance con "Bone Machine", del álbum "Surfer Rosa".
El público, que para esa altura de la tarde se contaba en más de 60 mil personas, se había reunido alrededor del escenario 1 para escuchar clásicos del grupo como "Caribou", "Vamos", "Hey", "Gauge away", "Debaser" y "Velouria".
Para el final, la banda dejó el clásico "Monkey gone to heaven" y el esperado "Where`s my mind", reconocido por haber formado parte de la banda de sonido de la película "El Club de la Pelea".
Tal vez la gran ausente de la noche de Pixies haya sido la maravillosa "Here comes your man".
Pero el Lollapalooza continuaba con su horario inflexible y puntual y, tal vez por eso, el set del grupo se ciñó a lo que permitieron 60 minutos de música.