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Milei destruye los salarios: los trabajadores registrados van a pérdida contra la inflación

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El salario está destruído por tarifazos y suba de precios exorbitante desde diciembre de 2023.

El último informe del Indec sobre el índice de salarios reveló un dato que, a primera vista, podría parecer alentador: en octubre los ingresos crecieron 2,5%, apenas por encima de la inflación del período (2,3%). Sin embargo, detrás de ese promedio se esconde una realidad fragmentada que expone la desigualdad entre los distintos segmentos del mercado laboral, porque el dato combina los salarios en negro, que crecieron 4,2%. 

El aumento del empleo informal y el monotributismo avanza mientras se desploman los empleos formales

El sector privado registrado apenas avanzó 2,1% y el público 1,9%, lo que implicó una pérdida frente al costo de vida.

En contraste, el sector privado no registrado mostró un salto del 4,2%. Pero esa ventaja tiene un matiz: los datos de los informales se publican con cinco meses de rezago, por lo que en realidad corresponden a mayo, cuando la inflación fue de 1,5%. Los no registrados crecieron en un año 113%.

La brecha entre formales e informales

La comparación interanual acentúa la distancia. Mientras el índice general de salarios creció 43,1% frente a un IPC del 31,3%, los trabajadores informales fueron los únicos que lograron superar holgadamente la inflación: sus ingresos aumentaron 113,2%, más del triple que los asalariados formales y estatales.

En el acumulado de enero a octubre de 2025, la tendencia se repite. El índice total avanzó 33,7%, pero los privados registrados apenas sumaron 22,9% y los públicos 26,2%. Los informales, en cambio, escalaron 84,5%, convirtiéndose en el motor estadístico del promedio general.

No obstante, el informe advierte dos puntos clave: los salarios informales parten de niveles mucho más bajos tras años de deterioro, y su medición tiene un desfase metodológico de cinco meses.

La carrera contra los precios

Más allá de la comparación con el IPC, el cruce con la Canasta Básica Total (CBT) y la Canasta Básica Alimentaria (CBA) permite medir el impacto social. En octubre, ambas canastas subieron 3,1%, por encima del incremento salarial. Esto implica que los productos esenciales avanzaron más rápido que los ingresos, presionando al alza los índices de pobreza e indigencia.

La conclusión es clara: aunque el promedio salarial logró superar levemente la inflación mensual, la mayoría de los trabajadores registrados perdió poder adquisitivo y los hogares enfrentaron mayores dificultades para cubrir necesidades básicas. La carrera entre precios e ingresos sigue abierta, y octubre dejó en evidencia que los números agregados esconden una desigualdad persistente entre quienes tienen empleo formal y quienes sobreviven en la informalidad.

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