Pese a la resistencia vecinal por las conocidas prácticas de la multinacional en detrimento del medioambiente y de los agricultores locales (por su patentamiento de semillas), la Municipalidad de Malvinas Argentinas le dio el ok para funcionar.
La empresa Monsanto obtuvo el aval de la municipalidad de la ciudad de Malvinas Argentinas (Córdoba) para comenzar a construir la planta de acondicionamiento y embolsado de semillas de maíz. Desde la multinacional, informaron que esta medida se complementa con el aviso de proyecto ambiental otorgado por el gobierno de la Provincia. Pero, para comenzar a funcionar deben estar los resultados del estudio de impacto ambiental, aún en trámite.
El vicepresidente de Monsanto, Pablo Vaquero, volvió a negar que la empresa contamine y dijo: "La planta de Malvinas Argentinas va a trabajar con semillas que vienen del campo; es todo mecánico". "Hay una parte de secado de la espiga, luego una parte que utiliza muy poco líquido, que es cuando se recubre la semilla con el fungicida e insecticida, se embolsa y sale", explicó.
Asimismo, Vaquero aclaró que "los desperdicios serán dispuestos en camiones especiales e irán a lugares determinados por el Gobierno provincial; en la planta no habrá residuos". La compañía prevé invertir unos $ 1.600 millones y generar, en una primera instancia, 400 puestos de trabajo "directos". La posible radicación de la firma generó el rechazo de la comunidad.
El intendente de Malvinas Argentinas, Daniel Arzani se refirió al aval otorgado a Monsanto para que comience a construir la planta de embolsado de semillas de maíz. "Monsanto cumplió los ítems que lo habilitan a empezar la obra. En Recursos Hídricos los habilitaron para la primera etapa. Coincidieron con lo que la empresa decía, que utilizaban poca gua". "Siempre dijimos que era una empresa acondicionadora de granos, que generaba mano de obra, y no que venía a contaminar", remarcó.
Monsanto cuenta, además con el aval del Gobierno Nacional, y la misma presidenta Cristina ha impulsado la posibilidad de que la empresa haga negocios en el país.
Monsanto y el control de las semillas
En EE.UU., Monsanto tiene un presupuesto anual de $10 millones de dólares y un personal de 75 personas dedicadas únicamente a investigar si los agricultores estén infringiendo sus patentes y contratos sobre semillas transgénicas que firman al momento en que compran dichas semillas.
Si detectan una violación de alguna cláusula del contrato, la empresa presiona al agricultor para que llegue a un arreglo fuera de los tribunales. Si no acepta un arreglo, la empresa lo demanda. Hasta la fecha, Monsanto ha formulado 90 pleitos involucrando a 147 agricultores y a 39 pequeñas empresas agrícolas. Por este tipo de juicio, Monsanto ha recibido US $15.253.602. Algunos de los agricultores demandados son victimas de la contaminación de sus cultivos por el polen de transgénicos o por plantas voluntarias transgénicas.
Alrededor de 300.000 agricultores orgánicos se unieron en 2012 para demandar a la empresa Monsanto, conocida por vender semillas modificadas genéticamente, por contaminar a personas y naturaleza, y usar tácticas de mano dura contra pequeños y medianos agricultores.
El año pasado, 270.000 agricultores orgánicos intentaron llevar a Monsanto a los tribunales por razones relacionadas con una semilla transgénica ideada por la empresa que contamina a las semillas naturales por polinización en el medio ambiente. No sólo se trataba de cómo las semillas modificadas genéticamente se habían transportado por el viento, animales e insectos, afectando a pequeños agricultores, sino que el principal problema era que Monsanto había estado demandando a pequeños y grandes agricultores por encontrar en sus campos semillas transgénicas.
El Roundup
En la década del ’70, Monsanto desarrolló y patentó la molécula de glifosato y comenzó a fabricar el herbicida Roundup, que ha sido comercializada como “seguro” para el uso generalizado de herbicidas comerciales y de consumo, a pesar de su ingrediente clave, el glifosato, es un veneno altamente tóxico para animales y humanos.
Igualmente RoundUp se comercializó y se convirtió en el herbicida más vendido del en 115 países del mundo. El 30 de septiembre de 1980 la Junta de Investigación de la FDA compuesto por tres científicos independientes, confirmó que el aspartame “podría inducir tumores cerebrales”.
Este Consejo de investigación concluyó que el NutraSweet también tendría que ser prohibido por causar cáncer. NutraSweet una compañía vinculada a Monsanto estaba al borde del colapso. El lobby político en el gobierno de Ronald Reagan permitió que la FDA aprobara el NutraSweet (léase aspartame) y en 1983 por primera vez las bebidas carbonatadas (colas, ejemplo, Coca Light) que contienen aspartame se comienzan a vender con gran éxito al publico en general. Hoy el aspartame se utiliza regularmente en millones de productos.
Fuente: Efe/Rebelion.org/Mercadodedinerousa.com/La Gaceta de Tucumán