
"Las consecuencias políticas de este campeonato nadie las pensó, sólo se fijaron en las consecuencias deportivas", declaró el presidente de la Asociación del Fútbol Argentino, Luis Segura, sobre el torneo de 30 equipos que debiera empezar en febrero si la entidad no se entrega a los intereses de los dirigentes de los equipos grandes, que presionan para conseguir lo que con Julio Grondona fueron icapaces: manejar el fútbol.
El presidente de la AFA muñequea la presión de los dirigentes de los clubes grandes que pretenden acomodar las decisiones de la entidad a la conveniencia de sus intereses.
El Comité Ejecutivo aprobó la reestructuración del torneo de primera el martes 29 de abril, sin ninguna disidencia entre los 50 votantes. Ni pestañaron Daniel Angelici, presidente de Boca; Marcelo Tinelli, vice de San Lorenzo, o Rodolfo D'Onofrio, presidente de River, con Grondona presente.
Una vez muerto el presidente, todos operan en las sombras y se blanquean en los medios contra lo mismo que votaron. Quieren el negocio. El que manejaba Grondona con los clubes chicos y los del interior, que son silenciados ahora por la tremenda operación de los grandes para cambiar el eje.
"Estamos a tiempo de analizar todo. Tenemos que ponerle sentido común a esto, y sacarnos la camiseta por un rato", le dijo Segura este martes al mediodía a Mariano Closs en radio América.
"Hay que buscar decisiones en favor del fútbol argentino, y no las que favorecen a los clubes”, sostuvo el presidente de AFA, al tiempo que remarcó las necesidades de las instituciones: "Hay que ver el tema económico para solventar a los 10 equipos que suben".