Gustavo De Marchi y Jorge Olivera

Tienen COVID-19 dos represores condenados, fugados y recapturados: a uno le dieron domiciliaria

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De Marchi y Olivera fueron condenados por crímenes de lesa humanidad en San Juan. Se fugaron juntos y luego fueron recapturados.

La Cámara de Casación otorgó al represor Gustavo De Marchi -detenido en el penal de Ezeiza- la prisión domiciliaria al dar lugar al pedido de su abogado.

El exmilitar tiene 71 años y según el Diario de Cuyo accedió al beneficio tras contagiarse de coronavirus. También se enfermó el represor Jorge Olivera, quien cumple pena de prisión perpetua en la Unidad 31 del Servicio Penitenciario Federal.

De Marchi y Olivera protagonizaron en 2013, y con ayuda de personal del Servicio Penitenciario Federal, una fuga del Hospital Militar Cosme Argerich tras ser condenados por delitos de lesa humanidad en San Juan. En 2015, De Marchi fue recapturado. Olivera fue atrapado dos aos después, en enero de 2017, en la casa de su exmujer en San Isidro.

Los jueces sanjuaninos que habilitaron el procedimiento para que De Marchi y Olivera se fugaran fueron salvados del Jury tres años después.

De Marchi fue condenado a 25 años y a prisión perpetua por delitos de lesa humanidad. El máximo tribunal le concedió el beneficio de la domiciliaria argumentando que deben contemplar los derechos humanos que le asisten a los mayores, precisó Diario de Cuyo, que detalló que De Marchi saldrá con una pulsera electrónica debido a sus antecedentes de fuga.

Juan Carlos Gremignani y Eduardo Riggi fueron quienes votaron a favor de la prisión domiciliaria para el represor, mientras que Liliana Catucci fue por la negativa.

El beneficio aún no se hace efectivo y el fiscal General de Casación Penal, Raúl Plee, buscará revertir la decisión ante la Corte Suprema de Justicia.

El capítulo sanrrafaelino

Poco después de la fuga de los dos represores, se supo que Javier Olivera -cura del verbo encarnado e hijo de uno de Jorge Olivera- hizo gestiones desde San Rafael para destrabar los fondos de las cuentas de su padre, inmovilizados por la Justicia tanto para él como para sus familiares, con la idea de evitar que se financiaran sus movimientos en la clandestinidad. No fue el único que pidió asesoramiento legar para tal fin, sino que el entorno íntimo del represor buscó una herramienta que les permita usar esa plata.

Así se lo contó al diario Tiempo de San Juan Eduardo San Emeterio, el abogado que defendió a Jorge Olivera y Gustavo De Marchi, los militares fugados. “De (Jorge) Olivera no sé nada. El único contacto que he tenido ha sido con un hijo de él, el cura, porque el titular de AFIP les bloqueó las cuentas a todos los familiares, a los hijos, a la mujer, a la concubina de De Marchi, a todos los parientes. Entonces no pueden hacer nada. Ya han hecho acciones de amparo”.

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