Braceli, figura central de la Feria del Libro en Mendoza: "La poesía es la matriz, sin poesía no hay narrativa, ni teatro, ni ensayo"

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Del 9 al 25 de setiembre, el Espacio Cultural Julio Le Parc y diversos puntos de Mendoza se hará la Feria del Libro, dedicada a Rodolfo Braceli, el prolífico escritor mendocino que, para aceptar ser "el homenajeado" del acontecimiento pidió como condición no ser el homenajeado: "Aborrezco los homenajes. Casi siempre los homenajes dan por hecho que el homenajeado ha cesado de respirar", se explayó.

Antes de su llegada, brindó una entrevista que reproducimos a continuación:

-Qué significa para usted que la Feria del Libro 2016 de Mendoza esté dedicada a su trayectoria?

Empiezo por contar lo que sobre el pucho le expresé a Diego Gareca, cuando hace unos tres meses me llamó para comunicarme que la Feria de Mendoza de este año iba a ser en mi homenaje. Gareca rápido se anticipó diciéndome que mis respuestas podían ser dos: “sí o sí”. Después de morder un poco de aire, le respondí que mi respuesta era “sí”, pero con una condición inapelable: que no se usara ni en los anuncios ni en los afiches la palabra “homenaje”. Aborrezco los “homenajes”.

–Las razones de semejante rechazo, ¿cuáles son?

–Casi siempre los homenajes dan por hecho que el homenajeado ha cesado de respirar. O si no, esos homenajes recién se concretan cuando el “personaje” ya no tiene ni fuerzas para toser, cuando se traslada con un bastón blanco o en silla de ruedas. Que yo sepa, no he muerto, y que yo sepa, no tengo la menor intención de estar dando pena o penita. Al menos mis deseos, mi desesperación por escribir siguen calientes, alzados por el entusiasmo de hace cuarenta o cincuenta años. No, no he perdido el apetito, ni el hambre tampoco.

–Pero todavía no respondió qué significa para usted que la próxima Feria provincial esté dedicada a su trayectoria.

–No lo voy a negar: significa un honor y sobre todo una íntima alegría.

–¿Se puede saber la intimidad de esa “íntima alegría”?

–Me da goce hacerlo saber: siento que yo voy a servir de puente para que, a través mío, se reconozca a una punta de hacedores que me sembraron el cerebro, el corazón y la sensibilidad, que me vertebraron ideológicamente. Me refiero por empezar a mis padres, que no tuvieron universidad, ni colegio, ni escuela, ni nada. Trabajaron duro y parejo, como tantos, hasta en los días de guardar. Estoy en unos cuarenta libros publicados. Ellos, mis padres, me los vienen haciendo a esos libros. Me los vienen alentando, cada día con su noche. Yo me dejo.

–Usted hace un rato habló de una punta de hacedores que lo sembraron como escritor, ¿puede mencionar algunos?

–Varios de esos hacedores están contados en mi más reciente libro El hombre de harina, que publicó la editorial de la Universidad Nacional de Cuyo. En las palabras que espero dar en la inauguración de la Feria me voy a detener en varios de ellos, por ejemplo en don Gildo D’Accurzio, el impresor editor que publicó los primeros libros de todos nosotros, hasta el año 1970. Cuando digo “todos nosotros” pienso en un arco iris que va desde Tejada Gómez a Antonio Di Benedetto, pasando por Ramponi, Draghi Lucero, Fernando Lorenzo y cientos más.

Me refiero a los que quedaron en el camino, y nos hicieron y nos hacen el camino. Por ese camino transita la “otra Mendoza”, la Mendoza profunda, la que no se queda en el corsé de lo conservador, hablo de la Mendoza intensa que sigue soñando a rajacincha.

–¿Cuáles van a ser sus presentaciones en la Feria del Libro 2016?

– Con la propuesta del “reconocimiento” me vino la sugerencia de hacer pie en lo que denominaron “el Mundo Braceli”.  Entre el 9 y el 25 de setiembre, serán nueve presentaciones mías. Ya en el acto de inauguración, en una especie de dúo, leeremos con la actriz Luisa Kuliok mi plegaria para las Madres Abuelas parteras de la memoria. Al otro día, también con Luisa Kuliok, presentaremos una nueva versión (para hombre y mujer) de El último padre. Mis tres libros sobre Borges los desembocaré en una presentación titulada “El día que don Borges SÍ ganó el premio Nobel”. Más adelante hablaré sobre los “secretos de la Mendoza traspapelada”. Será mi tributo, digamos, el tributo del tributado, a quienes en algunos casos fueron olvidados aun antes de morirse. Esta charla, con algunos agregados referidos al sur, la realizaré también en San Rafael. En Luján de Cuyo, mi sitio de nacimiento y niñez, en la Biblioteca Alberdi contaré “Confesiones de aquel niño que quería escribir un libro”. Antes de eso, en la Plaza de Luján me pasarán por arriba, me pisarán, porque se pondrá allí una especie de baldosa grandota con mi nombre. Por supuesto que en esta Feria provincial haré una presentación referida a “El fútbol y las mujeres y el Ni Una Menos y el Tetazo”. Esto con reflexiones y cuentos de mi libro Perfume de gol. En el cierre de la Feria yo dejaré de ser entrevistador. Quien me hará la entrevista será ese singular humorista que es Miguel Repiso, Rep. Rep me entrevistará, mientras simultáneamente me dibuja.

–¿Y de su obra teatral presentará algo?

–Agradezco la pregunta. Sí, presentaré una nueva versión de mi primera obra teatral, Federico García viene a nacer, la que hace 30 años estrenó Miguel Ángel Solá, con Titina Morales, dirigidos por Inda Ledesma. La nueva versión que escribí estos días la protagonizarán Aníbal Villa y Silvia del Castillo, con dirección de Claudio Martínez. Este reestreno coincide con el aniversario de los 80 años de la asesinación de García Lorca. Digo “asesinación” porque el asesinato continúa mientras no se encuentre el cadáver. En nosotros está la posibilidad de hacer la resurrección. La muerte no siempre se saldrá con la suya.

–¿Cuáles considera que son sus trabajos más destacados?

–Si me preguntan a cuál de mis hijos o de mis nietos quiero más, me resultaría más fácil responder. Entre mis libros hay varios de poesía, varias obras teatrales, hay varios de ensayos y cuentos, varios de entrevistas y reportajes periodísticos. Curiosamente en mi provincia, en Mendoza, se me tiene en cuenta por mis entrevistas. Pero esto, lo periodístico, es sólo una parte complementaria de mis obras. En algunas de ellas coexisten la poesía, el periodismo, el ensayo.

–Puesto a elegir un género, ¿por cuál se inclinaría?

–Que los géneros hagan su vida y que me dejen hacer la mía. De lo que estoy convencido es que para mí la poesía siempre es primordial. Sin poesía no hay narrativa, ni teatro, hasta no hay ensayo esencial. La poesía es la matriz.

–¿Esto vale también para el reportaje, para la entrevista?

–Por supuesto, sin la actitud poética, un reportaje o una entrevista no va muy lejos, tiene patas cortas, se desmaya con la última línea. O antes.

–Concretamente, ¿qué entiende por “actitud poética”?

–La de no dejarse tomar por la rutina, ni por la comodidad conservadora. La actitud poética es la que se atreve al riesgo, al salto sin arneses y sin red. Hay demasiado ensayo, y demasiada novela, y demasiada pintura, y demasiado cine, incluso, hay demasiada poesía que prefiere amoldarse a la costumbre de lo seguro. Saltar con red, qué gracia tiene.

–Siendo un gran conocedor de la literatura universal, ¿cuál es su apreciación sobre la literatura de Mendoza?

–No soy un gran conocedor de la literatura universal, por empezar, porque apenas sé leer y escribir el castellano. Hasta donde he leído me atrevo a decir que la poesía multiplicada por la canción de Tejada Gómez, la poesía de culto de Ramponi y la narrativa de Di Benedetto tienen dones como para trascender las fronteras de la provincia, del país, del habla castellana. De hecho lo han conseguido.

–¿Ha tenido la oportunidad de leer las obras ganadoras del Certamen Literario Vendimia?

–He leído un par de ellas; no las nombro para no ser injusto con las que ignoro. Lo que leí me estimuló a pensar que esas obras podían, sin serlo, transfigurarse en teatro y en cine. Espero días con más horas y con más sosiego para leer como se merecen aquellos libros que tanto ignoro.

–Esta edición de la Feria del Libro de Mendoza va a transitar los distritos culturales de la provincia. ¿Qué piensa sobre esta iniciativa?

–Pienso que replicar la Feria en distintos departamentos de la provincia es una ocurrencia que debiera desarrollarse en el tiempo. Siempre nos quejamos por lo que Martínez Estrada llamaba “la cabeza de Goliat”. Ya es hora de que no sólo reclamemos distribución y federalismo hacia las provincias. También hay que hacer el federalismo adentro de las provincias. Hacerlo, por ejemplo, con  las decenas de Ferias del Libro que se realizan anualmente a lo largo del país. Como la caridad, el federalismo empieza por casa.

–Como mendocino de nacimiento, ¿qué sensaciones le genera volver a la provincia?

–En Mendoza hay algunos que me quieren y algunos, muchos más, que me aborrecen. Mi sensación es, pues, agridulce. Pero no puedo quejarme. En Mendoza aprendí a respirar, en Mendoza germinaron mis primeros libros. Por lo demás, mi contacto con Mendoza es permanente: cada noche ceno con el luminoso vino oscuro de allá. Cada noche me hago una fiesta. Ojo al piojo, el rito del vino no me hace olvidar en dónde estoy parado; no me hace olvidar que vivo en un mundito donde el hambre, el analfabetismo y la analfabetización se esconden debajo de obscenos eufemismos.

Fuente: Cultura Gobierno de Mendoza

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