El Festival Andino Internacional de Teatro cerró su novena edición en en el Espacio para la Memoria ubicado en Peltier y Belgrano. Allí, Ernesto Suárez, y los hermanos Domingo ‘Chicho’ y Arístides Vargas ofrecieron un espectáculo hilvanado con sus vivencias en la última Dictadura cívico-militar y un fragmento la obra El hombre que se convirtió en perro.
“Cuántas cosas pasaron y qué bueno saber que seguimos los tres en el camino”, introdujo el Flaco, frente al cuantioso público presente que luego escucharía emocionado el relato de los tres. Junto a ‘Chicho’ y Arístides, también referentes del teatro popular, el actor y director narró cómo fueron los días previos a su exilio y la detención de Chicho.
Con el humor que lo caracteriza, Suárez se refirió al exilio como la “Beca Videla” y destacó que las experiencias durante esos años negros los fortalecieron y que aportó a su desarrollo artístico, ya que los condujo a ciudades de Latinoamérica en donde bullía la poesía. El actor y maestro señaló que el exilio fue un momento de aprendizaje que luego plasmar en sus obras y en su concepción de un teatro que transite las calles y llegue a la gente.
Lejos de quedarse en el relato autoreferencial, los actores también mencionaron a otros tantos artistas de Mendoza que también sufrieron persecuciones y el denominado ‘exilio interno’. Muchos de ellos estaban presentes en la explanada como fue el caso de Gladys Ravalle, Vilma Rúpolo, Eduardo Llosa (quien fue apresado junto Chicho) y Eugenio Vargas.
Arístides, por su parte, recordó el bombardeo al TNT (Taller Nuestro Teatro, ubicado en calle San Juan) ocurrido en 1974 en manos del Comando Anticomunista Mendoza. Para el actor, dramaturgo y director este hecho marcó “punto de giro” en el teatro mendocino ya que materializó el comienzo del proceso de represión que socavó durante años a la Argentina. La destrucción de ese teatro, dijo Arístides, “marcó a los compañeros que hacían Teatro en esa época” y anunció lo que posteriormente vivió la sociedad en general.
Por último, ‘Chicho’ y Suárez interpretaron un fragmento de El hombre que se convirtió en perro, que reflexiona sobre la dignidad humana.
De esta manera, el público que colmó la explanada del Espacio para la Memoria, pudo conocer en primera persona la historia de estos enormes artistas, que no es otra que la historia del teatro de Mendoza; pero también la de la militancia y de la coherencia artística. Con un una ovación plasmada en cariñosos aplausos terminó este espectáculo que recordó la importancia de mantener viva la memoria.
Fuente: Teatro en Mendoza