2001: La historia detrás del mito

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Además de ser una de las grandes películas de la historia del cine –y también una de las grandes obras de especulación cosmológica–, 2001: Odisea en el Espacio es una de las obras más enigmáticas en la historia del arte reciente.

El hermetismo de su creador como de la temática contribuyen a crear un culto alrededor de esta película que lo mismo ha sido interpretada como una obra de alquimia que como un aparato de control mental de las masas diseñado entre Kubrick y la NASA.

Algunas pistas sobre esta cinta son reveladas en el reciente documental 2001: The Making of a Myth, presentado por James Cameron.

En 1964, Kubrick se acercó al escritor de ciencia ficción Arthur C. Clarke, con el propósito de hacer “la proverbialmente buena película de ciencia ficción”. Kubrick pensaba que no se había hecho aún una gran película de este género. Las ideas que motivaban a Kubrick eran:

Mi interés principal se encuentra dentro de esta amplia zona, naturalmente asumiendo una gran trama y personajes:

Las razones por las cuales creer en la existencia de la inteligencia extraterrestre.

El impacto (y tal vez la falta de impacto en algunos sectores) que dicho descubrimiento tendría en la Tierra en un futuro cercano.

Una sonda espacial que aterrizara y explorara Marte.

De esta agenda y del cuento corto de Arthur C. Clarke, “The Sentinel of Eternity”, en el que se descubre un extraño artefacto en forma de tetraedro en la Luna, se escribió un primer tratamiento. En el cuento de Clarke, el artefacto es dejado en la Luna por una inteligencia extraterrestre para señalizar la evolución de la humanidad en su camino a la exploración espacial –saliendo del útero materno.

Clarke, quien escribió paralelamente a la filmación la novela de 2001: Odisea en el Espacio, después de ver los rushes de la película, escribió sus interpretaciones de algunos de los temas abiertos de la cinta. Entre ellos, el final del astronauta David Bowman (el Hombre Arco Evolutivo), en una especie de museo-laboratorio psíquico en el que es observado por inteligencias extraterrestres.

“Stanley quería crear un mito, y creo que lo logró, un mito debería de tener múltiples niveles y diferentes personas deberían de tener diferentes interpretaciones”.

Kubrick siempre buscó no entregar las claves de sus películas, de manera bastante acertada para contribuir a la creación de un espacio mítico alrededor, y de permitir la especulación filosófica sobre su propia especulación filosófica (un espejo infinito). Sin embargo, en una entrevista de 1968 con Playboy dio algunas pistas:

Justamente la falta de sentido de la vida obliga al hombre a crear su propio sentido. Los niños, obviamente, empiezan la vida con un sentido de asombro impoluto, una capacidad de experimentar alegría total por algo tan sencillo como el verde de una hoja; pero al crecer, la conciencia de la muerte y la decadencia empieza a impregnarse en ellos y a sutilmente erosionar su joie de vivre, su idealismo –su asunción de inmortalidad. Al madurar un niño ve la muerte y el dolor que lo rodean en todos lados, y empieza a perder fe en la bondad última del hombre. Pero si es razonablemente fuerte –y afortunado– puede surgir de ese crepúsculo del alma a un renacimiento del elan de la vida. Tanto por esta conciencia del sinsentido de la vida como a pesar de ello, puede forjar una sensación fresca de afirmación y propósito. Tal vez no vuelva a capturar la misma pureza sensorial de asombro con la que nació, pero puede dar forma a algo más duradero y sostenible. El hecho más terrorífico del universo no es que éste sea hóstil sino que es indiferente; pero si podemos conciliarnos con esta indiferencia y aceptar el desafío de la vida dentro de la frontera de la muerte –no importa cuán mutable el hombre pueda hacerlos — nuestra existencia como especie puede alcanzar genuino significado y realización. No obstante lo vasto de la oscuridad, debemos de proveer nuestra propia luz.“

El espectador, al ver 2001: Odisea en el Espacio, justamente se queda con esta sensación de asombro y de desolación; lo mismo le ocurre al astronauta que enfrenta el gran misterio. Se tiene que crear su propio significado.

Así se hizo 2001: Odisea del espacio

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