En los últimos 5 años, la población penal de Mendoza aumentó en más de un 50%, según el informe anual de Xumek, que ya en 2015 detectó en esta provincia una tasa de prisionización de aproximadamente 232 cada 100.000 habitantes, muy superior al índice nacional de diciembre del 2014, que era de 161,85 cada 100.000 habitantes.
La Comisión Provincial de Prevención de la Tortura (CPPT) ya había alertado por la crecida de los índices en los últimos 15 años, y puntualizó que los detenidos se encontraban en su mayoría bajo la figura de la prisión preventiva, lo cual dinamita el mito repetido como un mantra que indica que "entran por una puerta y salen por la otra".
Xumek analizó lo ocurrido en los últimos cinco años, aportando análisis estadísticos de la evolución de la aplicación de la pena y la tasa de prisionización, con un aumento sostenido desde 2010:
El retrato de los presos: jóvenes, hombres, sin la escuela completa
"Se puede concluir, en cuanto a las características de la población penal, que se registra una población predominantemente masculina y joven. A esto debemos sumar la no finalización de la trayectoria escolar, ya que el 50% de las personas privadas de libertad sólo ha alcanzado el nivel primario completo o incompleto", señala el informe.
Las variables analizadas dan cuenta, indica Xumek, "de la selectividad del sistema penal, de que se encarcela a personas que debieran ser parte de la población económicamente activa, que provienen de las zonas más pobres de la ciudad y que por esta razón son excedente del sistema económico".
Según el análisis de los datos recogidos, los técnicos de Xumek concluyen que "la situación laboral de esta población se caracteriza por ser, en su mayoría, personas que se dedican a la construcción, a las llamadas changas o al desarrollo de algún oficio, lo que está directamente relacionado con los bajos niveles de instrucción y escasas posibilidades de movilidad social".
