"La situación de las mujeres en Afganistán es aún peor que con los talibanes"

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Malalai Joya en su última visita a Madrid. Foto: David Fernández

Por Emma Gascó
Para Diagonal

El 7 de octubre de 2001, los Estados Unidos lanzaban sobre Afganistán la “Operación Libertad Duradera”. Quince años después, hablamos con la diputada y activista afgana Malalai Joya sobre la ocupación militar, la situación de las mujeres y la situación política del país.

-¿Cuál es la situación de las mujeres en Afganistán tras la ocupación? ¿Se sienten liberadas?

-La situación de las mujeres en Afganistán por desgracia es un desastre aún mayor, en comparación con la época de los talibanes. Los hombres y mujeres de Afganistán –no sólo las mujeres– no están liberados en absoluto. Sufren de injusticia, inseguridad, corrupción, paro, pobreza... Las mujeres y los niños son los que están peor. La catastrófica situación de las mujeres fue una excusa muy buena para que la OTAN ocupara nuestro país y, de hecho, nos pusieron en primera línea de fuego al reemplazar el régimen de los talibanes, misóginos y fundamentalistas, por los señores de la guerra, también misóginos y fundamentalistas, que son uña y carne con los talibanes y que engañan al pueblo afgano disfrazados de demócratas.

Por eso, la situación, especialmente para las mujeres, es un infierno, en la mayoría de lugares del país. Incluso en Kabul, las mujeres no se sienten seguras. El dramático caso de Farjunda, una chica de 27 años acusada de haber quemado un Corán, es suficiente para entender la situación de desastre absoluto de las mujeres. El año pasado, el 19 de marzo, la lincharon brutalmente a plena luz del día, sólo a unos kilómetros del palacio presidencial, muy cerca de la Policía afgana y las tropas extranjeras. Después de darle una paliza, le pasaron un coche por encima, quemaron su cuerpo y lo tiraron a un río cercano. Esta historia ya es suficiente para entender la situación de inseguridad, la violación de derechos humanos en nuestro país. Y en las áreas rurales es todavía peor. Violaciones, violencia machista en las casas, ataque, apaleamientos a mujeres, lapidaciones...

-La violencia contra las mujeres se ha agudizado.

-En comparación con la época de los talibanes, las mujeres y los hombres de nuestro país tenían un enemigo, que eran los terroristas talibanes, pero en estos 15 años tras la ocupación nuestra gente tiene cuatro enemigos: los señores de la guerra, los talibanes, las fuerzas de ocupación y el ISIS. Y es verdad que en algunas ciudades grandes, Kabul, Herat, Mazar-i-Sharif, algunas mujeres tienen acceso a trabajo y educación, pero es sólo para justificar la ocupación. Pero en las áreas rurales, este régimen títere y corrupto no ha hecho nada. Desde abajo, los talibanes, los señores de la guerra y los terroristas del ISIS continúan haciendo barbaridades contra los hombres y mujeres de nuestro país, especialmente las mujeres. Pero desde el cielo, las fuerzas de ocupación bombardean a ciegas y la gente inocente son las víctimas, en el nombre de la supuesta guerra contra el terror. Es una guerra contra civiles inocentes. Miles de personas han sido asesinadas en estos 15 años de ocupación, sobre todo mujeres y niños.

-En tu caso, ¿cómo ha cambiado tu vida desde la ocupación?

-Mi vida es suficiente para entender la farsa de la democracia en Afganistán. No tenemos el elemento central de la democracia, que es la libertad de expresión, libertad de prensa, no tenemos estas condiciones para la democracia en Afganistán. Tenemos una caricatura de democracia, con las manos teñidas de sangre, por desgracia.

Por ejemplo, por comparar mi vida con el periodo talibán. Yo era maestra clandestina y llevaba burka. Ahora todavía tengo que llevar ese horrible burka, que creo que es símbolo de opresión, pero que hoy me proporciona seguridad. No sólo a mí, sino a otras miles de mujeres, especialmente las que son activistas, para esconder su identidad.

Pero, desafortunadamente, los medios de comunicación, la maquinaria de propaganda y los políticos ciegan a la gente respecto a la guerra. Habréis escuchado decir a Laura Bush que gracias a ellos las mujeres de Afganistán por primera vez en su historia tenían derechos. Eso es una enorme mentira. Las mujeres afganas tenían ciertos derechos en los 60, 70. Vestían más o menos a la occidental y ejercían un papel en la sociedad, incluso andaban por la calle sin pañuelo. Pero tras cuatro décadas de guerra, han sufrido las que más. Corren mucho peligro, especialmente las activistas. Se tienen que tapar para que nadie las reconozca, y no ser un objetivo.

A mí me han intentado matar varias veces, no puedo estar en un sitio fijo, tengo que ir de una casa a otra, no puedo vivir con mi familia. Son ejemplos de problemas a los que no me enfrento yo sola, sino las otras activistas afganas. Querían matarme, silenciarme, porque yo estoy denunciando a estos fundamentalistas ante la población y exponiendo a la luz los crímenes de guerra patrocinados por EE UU y la OTAN, que apoyan a estos fundamentalistas en Afganistán.

-Incluso Angela Merkel llegó a conocer a uno de estos fundamentalistas, un asesino...

-Yo estuve en Alemania. Antes os enseñé la foto de Angela Merkel en la oficina de uno de los señores de la guerra fundamentalistas, Atta Mohammad, gobernador de Mazar-i-Sharif, en el norte de Afganistán. Él es un señor de la guerra muy poderoso, que participó en la guerra civil del 92 al 96 y ahora ha aprendido a afeitarse y ponerse traje y corbata. Y recibe millones de dólares de Gobiernos occidentales. Tiene una especie de gobierno dentro del gobierno. Incluso el Washington Post lo señaló como un famoso traficante de drogas, un hombre muy corrupto, que ha robado millones de dólares procedentes de la 'comunidad internacional', para reconstrucción y educación. Cientos de millones de dólares que el Gobierno ha recibido de gobiernos occidentales ha sido robado por estos políticos corruptos que están en el poder, ONG corruptas, afganas y extranjeras, y parlamentarios corruptos.

-¿Por qué está huyendo la gente de Afganistán y se están convirtiendo en refugiados?

-La situación de Afganistán es un desastre. Sobre todo por la inseguridad y la falta de empleo, el 60% de la población está en el paro (incluso puede que más). Dejan el país para vivir una vida segura y para conseguir un trabajo. Cuando pasan por las rutas peligrosas en estos países se enfrentan a una gran discriminación y crueldad, no solo en los países occidentales, también en los países vecinos, se enfrentan a la dictadura de Irán, a Pakistán. Sólo hay que ver a toda esa gente que busca asilo para entender la situación de Afganistán.

Pero lo que queremos es que se respeten las convenciones internacionales sobre derechos humanos, refugiados y asilo. Pero cuando se les deporta a Afganistán, se acaban viendo obligados elegir entre alistarse en las filas de los talibanes o del ISIS, que pagan 600 euros al mes, o hacerse adictos. La responsabilidad de esta crisis, no sólo en Afganistán, sino en otros países, como en Iraq, Libia, Yemen, Somalia, etc., es de EE UU y la OTAN.

El terrorismo es una buena herramienta en las manos de estos políticos, que lo han usado para su propia estrategia, para su interés político y económico. La gente es la víctima. Durante 15 años han jugado con el destino de la gente de Afganistán.

Han invadido Afganistán en nombre de la guerra contra el terror, matando a gente inocente, en una supuesta guerra contra los talibanes. Y ahora, un alto cargo de EE UU dice que los talibanes no son su enemigo. De hecho, en estos 15 años han estado indirectamente apoyando a los talibanes. Los talibanes ya estaban en el poder. Pero hace poco han abierto un espacio para estos terroristas en Qatar y han soltado a algunos de los líderes talibanes que estaban en Guantánamo, por este régimen títere, en nombre de la paz y la reconciliación. Y creo que este tipo de paz es todavía más peligrosa que la guerra actual. Se cometerán más barbaridades, especialmente contra las mujeres. EE UU y la OTAN no se toman en serio acabar con los talibanes porque los necesitan para sus propias siniestras agendas. Usan Afganistán para sus propios intereses, para controlar otros poderes asiáticos, como China, Irán, Rusia, etc., para tener un acceso fácil al gas y a al petróleo de las estados asiáticos. Y, mientras, ganar cientos de millones de dólares del sucio negocio del opio. Y el opio es más peligroso que al-Qaeda y el terrorismo. Es como al-Qaeda y el terrorismo, porque hay más de tres millones de afganos adictos al opio, sobre todo las generaciones jóvenes, mujeres y niños.

-Pero antes nos contabas que la gente está ya muy harta y está empezando a decir “basta”...

-Tenemos un dicho en Afganistán que dice “donde hay crueldad, también hay resistencia”. La gente está harta de este desastrosa situación y cada día levantan más sus voces contra la ocupación y también contra contra este régimen marioneta corrupto que tenemos.

Por ejemplo, el 11 de noviembre de 2015 hubo un movimiento histórico en Afganistán porque una niña de nueve años, llamada Shukria Tabason, había sido decapitada junto otras seis personas, hombres y mujeres jóvenes, porque pertenecer a una minoría étnica, los hazaras. Los decapitaron los terroristas talibanes y del ISIS, al encontrarlos desplazándose de una provincia a otra. En la mitad de la carretera, les pararon y les mataron brutalmente, incluida la niña de nueve años.

Cuando llegaron los cuerpos a Kabul a medianoche, la gente los llevó a hombros, decenas de miles de personas, de diferentes etnias, todas juntas, marcharon hacia el palacio presidencial, gritaron contra el régimen mafioso, contra la ocupación, contra el terrorismo talibán, contra los señores de la guerra. Pero nadie les escuchó. Esta resistencia duró, pese a la lluvia, hasta el siguiente día. Al final, el Gobierno, que intentó manipular la movilización, hizo algunas promesas vacías.

Día a día, este tipo de resistencia está creciendo. La guerra en Afganistán no es sólo invasión militar, también es propaganda. Creemos que ninguna nación puede llevar la liberación a otra. La liberación la tiene que conseguir la gente por sí misma. Pero, si EE UU y la OTAN, incluyendo el Gobierno español, nos deja en paz, si dejan de poner en el poder a los criminales de guerra y de negociar con los terroristas talibanes. Por supuesto, la gente odia a estos fundamentalistas, que tienen miedo de la resistencia de la gente. Si dejan de apoyarlos, creemos que se convierten en “huérfanos”. Su pilar fundamental se rompería. La única alternativa para un futuro de paz de Afganistán son las fuerzas progresivas, intelectuales, partidos, individuos que tenemos...

Por ejemplo, os dejo un nombre de un partido progresista, liderado por gente joven, y que es la esperanza de muchos, Solidarity Party de Afganistán, porque la generación más joven es la generación víctima... Son un partido secular, que lucha contra la ocupación, contra el fundamentalismo, organizan manifestaciones, son activos y muy valientes, se juegan la vida por una buena causa. Es necesario que la gente progresista en España, en Estados Unidos, en otros países de la OTAN, que presionen a sus Gobiernos y a sus políticos, también a los políticos honestos. Que las alianzas de izquierdas de estos países los apoyen, en especial en lo que concierne a educación, que es clave contra la ocupación y contra la ignorancia.

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