Rusia movió dos piezas a la vez en América del Sur: abrió la planta de mantenimiento de helicópteros más moderna de la región en Perú y mandó dos bombarderos de su flota aérea de élite a Venezuela para participar en ejercicios conjuntos con las Fuerzas Armadas del gobierno bolivariano de Nicolás Maduro.
La primera movida tiene que ver con la expansión de la industria militar rusa en América del Sur. La segunda es una respuesta directa a su posición frente a la disposición de Estados Unidos contra los gobiernos de los países aliados de Rusia.
En el capítulo Venezuela de la zaga acotada de hechos políticos rusos en el Sudamérica, los pilotos de los dos aviones Tu-160 volaron más de 10.000 kilómetros sin escalas "en estricta conformidad con el Reglamento de uso del espacio aéreo internacional", informó el Ministerio ruso de Defensa.
En todo el trayecto, el problema principal para los bombarderos rusos surgió en el espacio aéreo noruego, según la comunicación oficial de la cartera, que consignó que los aviones "fueron acompañados por cazas F-16 de la Fuerza Aérea de Noruega en ciertas etapas de su vuelo", según difundió la agencia rusa Sputnik en su sitio.
El canal ruso RT presentó un informe sobre el viaje de los bombarderos en el que destacó el poder para la guerra del armamento que dispone el presidente Vladimir Putin. Venezuela es un botín de una disputa global. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, tiene intereses declarados en la caída del presidente Maduro.
El pasado 6 de diciembre el ministro de Defensa de Rusia, Serguéi Shoigú, expresó su esperanza de que los barcos de la Armada rusa y los aviones militares de ese país puedan entrar en los puertos y seguir aterrizando en los aeródromos de Venezuela, respectivamente, para recibir servicios de mantenimiento.
Durante su encuentro con su homólogo venezolano, Vladimir Padrino López, Shoigú destacó que la cooperación entre Moscú y Caracas "va bastante bien", debido al "intercambio regular de especialistas y delegaciones" y "al buen trabajo en el campo de la educación", entre otros aspectos.
El ministro ruso señaló que, gracias a esta colaboración que "beneficia tanto a Venezuela como a Rusia", los militares rusos "obtienen una importante experiencia" con esos vuelos de larga distancia y tienen la oportunidad de "mantener su equipo de combate en buenas condiciones".
Helicópteros rusos
Mientras se producía el vuelo a Venezuela de los bombarderos rusos, el gobierno de ese país abría un centro de mantenimiento para helicópteros en Lima, Perú. Andréi Boguinski, director general de la empresa estatal Helicópteros de Rusia,
Augusto Tenorio, gerente general de Helicentro Perú, le dijo a la agencia rusa Sputnik que "la ubicación geográfica del Perú es estratégica para estar al alcance de todos".
Y precisó: "Rusia nos está dando todo el apoyo para poder transformar esto en una plataforma a nivel regional y poder prestar el servicio de reparación y mantenimiento de helicópteros, y a todo tipo de naves Mi en el continente, desde México hasta Argentina".
Boguinski le dijo a la misma agencia que el de Lima "es el centro de mantenimiento más moderno que tenemos en Latinoamérica y nos permitirá a futuro darle mantenimiento a cerca de 125 helicópteros del modelo Mi en Perú, lo que es bastante considerable".
El centro de mantenimiento es un esfuerzo combinado entre la empresa privada Helicentro Perú, la estatal rusa Helicópteros Rusos y el Servicio de Mantenimiento de la Fuerza Aérea peruana (SEMAN).
El gobierno ruso aumentó la venta de equipamiento para las fuerzas armadas a países sudamericanos. El centro de mantenimiento de helicópteros se justifica por las necesidades de servicio del equipamiento vendido.