El Frente de Izquierda y los Trabajadores (FIT) rompió el molde que, con cierta flexibilidad en su contextura, les dio forma a las estrategias desplegadas en la campaña por la gobernación neuquina. La coalición trotskista agitó las banderas anticapitalistas para coreografiar la puesta en escena de las propuestas más disruptivas de la carrera a las urnas del domingo.
Con un discurso articulado desde concepciones opuestas a las dominantes, el FIT abonó las expectativas de consolidar, sino ampliar, su fuerza legislativa en la cita con las urnas del domingo. La dirigencia local contó con el apoyo de los referentes nacionales del espacio con más trayectoria y exposición pública.
En lo económico, las propuestas del FIT se asentaron en la revalorización de los trabajadores y la intervención del Estado en los procesos de producción, sin lugar para los inversores y las rebajas impositivas a los empresarios, que se repiten en los programas declamados por gran parte del arco político.
El FIT postuló la nacionalización de la explotación de los hidrocarburos con control de los obreros, mientras el resto de las fuerzas con aspiraciones ejecutivas o legislativas discutían qué hacer con las remesas que dejan las petroleras entre las regalías y el resto de los impuestos, o cómo hacer para que las fuentes de trabajo o los contratos que tercerizan las operadoras dueñas de los bloques en producción en Vaca Muerta sean para los neuquinos.
Y sostuvo en voz alta la crítica a la connivencia entre políticos y empresarios con negocios en Vaca Muerta.
“Se está librando el primer round de una intensa pelea política que vamos a dar durante todo el año contra las fuerzas políticas que como el MPN, Cambiemos y el peronismo defienden que Argentina siga bajo la tutela del FMI. El Frente de Izquierda se postula como una alternativa entre la juventud y la clase trabajadora, que están hartas de los políticos que viven como empresarios alejados de sus necesidades y problemas y que defiende los acuerdos con el FMI y el saqueo de las multinacionales petroleras”, acuñó el diputado nacional Nicolás del Caño en la última visita proselitista a Neuquén. El dirigente fue uno de los referentes nacionales de la izquierda que más se involucró en la campaña neuquina.
El candidato a gobernador Raúl Godoy transitó la misma línea crítica de Del Caño: “Mientras los candidatos de las petroleras vendieron espejitos de colores durante toda la campaña, el Frente de Izquierda llamó a las mujeres, los trabajadores y la juventud a dar vuelta todo a no resignarse creyendo que es algo natural que las multinacionales se lleven el equivalente a tres presupuestos provinciales anuales de nuestra provincia mientras crece la desigualdad”, proclamó.
Emergente de la resistencia obrera al cierre la cerámica Zanón, Godoy se proyectó desde su participación en la cooperativa que asumió la administración de la fábrica abandonada por sus dueños al liderazgo provincial del PTS, uno de los tres partidos que confluyeron en el FIT.
La coalición que integran el Partido de los Trabajadores Socialistas, el Partido Obrero e Izquierda Socialista logró en las elecciones de 2015 dos bancas en la Legislatura. Una la ocupa Godoy y la otra Angélica Lagunas, de IS, quien asumió el cargo a mitad de mandato luego de la renuncia de Patricia Jure, referente del PO, quien ganó una banca en el Concejo Deliberante de la Ciudad en 2017.
La intervención activa del FIT a favor de los trabajadores que resisten decisiones lesivas de las patronales, como planes de despidos o vaciamientos de empresas, es una de las claves para la ampliación de la base de sustentación electoral que explica el crecimiento de la coalición de izquierda en los ámbitos legislativos.
En los cuadros dirigenciales del FIT neuquino se conjuga la participación de puristas de la ideología con la de trabajadores que tuvieron su primer contacto con los partidos del espacio en un momento desolador de sus vidas laborales.
La izquierda siempre tuvo militantes con convicción ideológica inquebrantable acompañada por una suculenta formación teórica, que facilita la prédica como la intervención en los debates. Con la integración del FIT, la izquierda trotskista conformó las expectativas de una porción del electorado capaz de otorgar bancas en las legislaturas de algunas provincias, en los Concejos Deliberantes de varios municipios y hasta en la Cámara de Diputados de la Nación. A la vez, demostró que entendió una lección de la historia.
La interpretación de la ideología no se debe desdeñar como parámetro para la definición de las políticas a seguir, pero con eso sólo no alcanza para ser un partido con ambiciones de representar los intereses de una clase social. Es ineludible la participación de los trabajadores si se pretende que la ideología sea comprendida por quienes se beneficiarían con su imperio.
"Los candidatos y candidatas del Frente de Izquierda somos trabajadores y trabajadoras que hacemos política, que como la gran mayoría de la población estamos hartos de la casta política que vive con privilegios y que solo se acuerdan de las familias trabajadoras en las elecciones”, ponderó Godoy.