La deuda con el FMI en los términos pactados por el gobierno de Mauricio Macri condicionarán seriamente los presupuestos 2022 y 2023. Son los últimos dos años de la gestión que será electa en las presidenciales 2019.
Sin una renegociación con el Fondo, el país deberá destinar el equivalente al cinco por ciento del PBI cada uno de esos años a los vencimientos con el organismo. Si se consideran, además, los pagos de los vencimientos de los bonos de la deuda con privados, la afectación del PBI trepa hasta el 10 por ciento por año.
Los vencimientos del FMI en 2022 y 2023 son por unos 46 mil millones de dólares, entre capital e intereses. Sin esa deuda, el gobierno de Macri no hubiese llegado con chances a los comicios, que tendrán su primera cita con los urnas el 9 de agosto, en las PASO.
El FMI votó el mayor salvataje de su historia a favor de Macri, cuando el presidente se quedó sin dólares víctima de una operación del principal aliado financiero que había tenido: el JP Morgan.
El organismo que condujo hasta días atrás Christine Lagarde se jugó por la estabilidad de Macri. El gobierno argentino se consumió los fondos del Fondo en fuga y baches. La devolución en los términos pactados por Macri anticipa una crisis monumental.
"Si se cumplen los objetivos fiscales, el organismo multilateral le girará 5.500 millones de dólares al país antes de fin de año. En consecuencia, se habrá transferido casi el 90% del préstamo, por lo que será momento de empezar a pensar en su repago", advirtió Ecolatina, la consultora de Roberto Lavagna, en un informe difundido el domingo.
El candidato de Consenso Federal como la empresa de asesoramiento económico que fundó asegura que no hay posibilidades de pago real sin una refinanciación. En 2003, Lavagna encaró una renegociación de pagos con el FMI como ministro de Néstor Kirchner. Entonces, entre otras cosas, se incluyeron en los compromisos argentinos topes equivalentes al 3,5 por ciento del PBI para los vencimientos anuales del organismo.