El presidente tuitero de El Salvador entró en guerra con el Congreso a seis meses de asumir. Nayib Bukele (38 años) arrasa en las encuestas, pero no tiene bando legislativo propio.
Disciplinó al poder militar para mostrarles los dientes cada vez que sea conveniente a las fuerzas parlamentarias más numerosas: la Alianza Republicana Nacionalista (Arena) y el Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN). La derecha y la izquierda, para simplificar.
Llegó a ese extremo cuando los diputados rechazaron tratar una autorización para tomar deuda por 100 millones de dólares que pidió el presidente. El crédito es para "el fortalecimiento de las fuerzas policiales y militares", declaró el Ejecutivo salvadoreño.
Ante el rechazo de la oposición a tratar con premura la autorización para el endeudamiento, Bukele ingresó al Parlamento rodeado de militares. El mandatario se ha rodeado de las fuerzas armadas en su estrategia para chocar contra el viejo establishment de la política salvadoreña.
El país tiene 30 por ciento de pobreza. Los detractores del presidente lo acusan de promover sólo el endeudamiento para financiar a las fuerza armadas sin grandes sumas para atender la cuestión social. Además, lo acusan de ir en línea con los planes de Estados Unidos para América Central en materia de fuerzas policiales y militares.
El mandatario retruca que la oposición intenta bloquear la administración. Mientras que las fuerzas parlamentarias están convencidas, además de enfrascadas en el diseño de un plan para enfrentar la situación, de estar viviendo el proceso de un autogolpe del presidente.
Camino sinuoso
Bukele desarrolló una carrera política apalancada en sus logros como empresario.
Fue dos veces alcalde con el sello del Frente Farabundo Martí. Primero en de Nuevo Cuscatlán, desde 2012 y hasta 2015, y luego de San Salvador, la capital del país, desde 2015. Doce años antes del primer cargo había empezado a trabajar para el FMLN como publicista. El partido lo expulsó cuando levantó sus críticas contra la cúpula.
Para llegar a la cúspide nacional del poder, Bukele rompió el bipartidismo. Es el primero en la historia salvadoreña en hacerse de la Presidencia sin el apoyo de alguno de los dos partidos grandes.
Para correr por la primera magistratura, el entonces alcalde de la capital conformó la fuerza Gran Alianza por la Unidad Nacional (GANA). Sacó más de 53 por ciento de los votos en la primera vuelta.
Desde que asumió, en junio de 2019, se balanceó sigilosamente de izquierda a derecha hasta terminar usando a los militares para intimidar al Congreso.
