La industria petrolera está en crisis. La pandemia agravó la situación, pero no la inventó. En ese contexto, la pérdida de poder adquisitivo del salario en el sector fue de las más grandes entre las actividades de la economía formal. Ahí reside uno de los conflictos que se desarrollaron al amparo de una crisis que no deja de agravarse. Miles de puestos de trabajo en los yacimientos están en riesgo.
A pesar del golpe de la crisis, la extracción de petróleo y gas es la actividad mejor pagada en el país entre las incluidas en el informe del Ministerio de Trabajo sobre remuneraciones al empleo privado, que se entrega de forma periódica desde 1995. Ese trabajo se basa en los datos del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA), que recopila la información que presentan las empresas a través de declaraciones juradas.
El sueldo petrolero promedio en marzo fue de 220.908 pesos, 37,6 por ciento más que un año antes. La vigencia de las paritarias del sector rige entre el 1 de abril y el 31 de marzo del año siguiente. Este año aún no se abrió la mesa salarial para definir la remuneración. Los sindicatos pretenden que antes de eso las empresas les reconozcan a los trabajadores la diferencia del alza salarial 2019 con la inflación. Dicen que es del 16 por ciento.
Entre marzo del año pasado y el mismo mes de este año la inflación nacional medida por el INDEC fue del 48,4 por ciento. El desfase entre la recomposición salarial para los petroleros y la inflación es más notorio si se considera el Índice de Precios al Consumidor que mide la Dirección de Estadísticas de Neuquén en la capital provincial, que dio 58,8 por ciento para el periodo de referencia.
En marzo, para colmo, se registró una contracción del sueldo promedio de la actividad respecto a febrero.
La pelea salarial es una de los múltiples frentes de conflicto abiertos en la industria petrolera. Las empresas para el caso de la negociación sindical aluden que es imposible para sus posibilidades cumplir el acuerdo paritario 2019, que contempló una revisión al final del mismo para equiparar la recomposición con la inflación.
Con la cuarentena decretada a finales de marzo por el coronavirus y la crisis mundial del precio del crudo por la merma del consumo en pandemia se terminaron de agravar las cosas, pero el sector petrolero venía en crisis desde meses antes. En agosto del año pasado acusó el golpe cuando Mauricio Macri congeló el precio del petróleo para evitar subas en los combustibles después de la aplastante derrota que sufrió en las PASO. Fue una de las medidas más fuertes del plan fallido para intentar la reelección en octubre.
Desde entonces, las dotaciones de las empresas contratadas por las petroleras para extraer crudo y gas han menguado. Una multitud de trabajadores padeció suspensiones y despidos. La trama de la crisis está en pleno desarrollo. En Vaca Muerta solamente hay unos 10 mil petroleros a la espera de que se reactiven las operaciones. Mientras, cobran en torno al 30 por ciento del salario habitual.
Ahora, mientras el gobierno de Alberto Fernández redefine el precio interno del petróleo (barril criollo), los sindicatos petroleros y las empresas tironean por sus intereses en una conciliación obligatoria decretada por el Ministerio de Trabajo de la Nación bajo la amenaza de la convocatoria a un paro en la cuenca neuquina, dominada por los yacimientos de Vaca Muerta.