El juez de la Suprema Corte Omar Palermo calificó de "antidemocrático" el proyecto de reforma de la Corte impulsado por el oficialismo en pos de eliminar la Sala II, único bastión de poder no dominado completamente por el cornejismo.
Con un potente alegato a favor de la especialidad de las salas y de la independencia de los jueces, Palermo dedicó un párrafo especial a mencionar la persecución política que en los últimos años sufrieron jueces y fiscales que no actuaron a conformidad del oficialismo.
Enumeró: "Persecución al fiscal Daniel Carniello, un hombre honesto, probo, perseguido y archivadas sus causas por un juicio político, ataques a Mangiafico, sospechas infundadas sobre la jueza Érica Sánchez, presiones a Alejandra Mauricio, una jueza de garantías muy consciente de su rol de ser un límite a los poderes del Estado, ataques al juez Eduardo Martearena, ataques al juez Sebastián Sarmiento, disolución de la Cámara de Apelaciones, juicio político contra la Cámara de Apelaciones que fue a archivo gracias a una jueza independiente como Ábalos, intento frustrado de ampliación de la Corte, erosión del poder del presidente anterior de la Corte, Jorge Nanclares, quien finalmente resolvió renunciar de una manera poco clara en los despachos de la Casa de Gobierno".
Sobre la misma: el Senado votó, Nanclares renunció y Suarez le tomó juramento a Teresa Day
Palermo postuló en su intervención una encendida defensa de la independencia del Poder Judicial. "Es fundamental la autonomía del poder judicial frente al poder político del gobierno de turno, de la oposición de turno, pero también de los poderes fácticos", remarcó.
"Este es un proyecto que avanza sobre la independencia del poder judicial, afecta la división de poderes el estado de derecho, es un proyecto antidemocrático", señaló.
Repudió Palermo la "injerencia inaceptable de un sector de la política partidaria en las decisiones del poder judicial. Hemos recibido ataques con mi colega Mario Adaro, como las expresiones del senador (N. de la R: Martín Kercher, de la UCR), de que existen kioscos en la justicia o justicia a la carta, que es una expresión irrespetuosa".
El resultado de años de presiones y cooptación del Poder Judicial, señaló el juez, "es un poder judicial debilitado en su independencia interna y externa, sometido política y económicamente. En este contexto no es extraño escuchar a jueces y a juezas decir 'tenemos miedo'. En ese contexto de manera inaudita se inserta este proyecto de reforma de corte".
Palermo admitió que es un problema a resolver la elección de salas por parte de los demandante. "Es un problema que hay que solucionar, no queremos el forum shopping, como ustedes le denominan a eso. Lo digo como un juez independiente, no quiero que me elijan. El sorteo es una manera indiscutible de resolver este conflicto, como han propuesto Garay y Valerio".
La mayoría automática
Defendió Palermo que en la Corte existan salas por especialidad. "La especialidad es una característica de la casación. La corte de Mendoza es fundamentalmente una corte de casación, es una corte de especialistas, como tribunales de Alemania, Francia, España, Italia. La pérdida de la especialidad tiene tres consecuencias decisivas: pérdida de calidad en las resoluciones, pérdida de liderazgo intelectual y pérdida del espíritu de las reformas que venimos haciendo, que tienden a ganar en decisores y perder en administradores y funcionarios que ayuden al juez. El informado va a ser el relator y el desinformado va a ser el juez".
Postuló Palermo que el proyecto impone un "desorden aparente", una decisión organizada, porque la manera de ordenar ese desorden es el plenario, que ha venido siendo usado para fomentar la decisión de una mayoría hegemónica, un plenario que no va a tener la palabra de un especialista".
"El plenario como corrección a esta deficiencia del sistema supone un disciplinamiento vertical. La banalización del plenario conduce a ese disciplinamiento vertical y a la invisibilización de la opinión disidente", remarcó.