En medio de intensas presiones del cornejismo para que Diputados trate rápido y sin cambios su proyecto para eliminar la Sala II de la Suprema Corte -último bastión de poder que no controla por completo- , la comisión de Legislación y Asuntos Constitucionales postergó una vez más la votación de un dictamen, a la espera de un proyecto que llegará desde el máximo tribunal.
Después de una intensa jornada donde los alfiles de Cornejo -con el diputado Diego Costarelli a la cabeza- cabildearon en vano para lograr un dictamen, la comisión votó por reunirse este miércoles a las 11. El oficialismo pujaba para que se lleve a sesión este mismo miércoles bajo promesa de introducirle cambios, pero para la oposición esto era firmar a ciegas.
La iniciativa del oficialismo contiene dos puntos que resumen el espíritu de la reforma y que son cuestionados por expertos en Derecho, exjueces y por una parte de los mismos supremos: la eliminación de salas y el fallo en pleno para demandas de inconstitucionalidad, que afectan derechos colectivos.
Las críticas coinciden en que los pilares de la reforma apuntan a un dominio de la Corte por parte del oficialismo, que tendría mayoría automática de 4 a 3.
Dalmiro Garay, Omar Palermo, Mario Adaro, José Valerio, Teresa Day, Pedro Llorente y Julio Gómez se reunieron este lunes y martes buscando un proyecto de consenso, una faena que no lograron en los últimos nueve meses, básicamente por la disidencia en los puntos centrales.
Mientras los jueces del máximo tribunal intentaban acordar otro proyecto que frene la discordia, también había negociaciones en la Legislatura, donde el cornejismo intentaba imponer el tratamiento para este miércoles.
Aunque el oficialismo tiene mayoría en ambas cámaras, necesitaba el despacho de la comisión para tratar el proyecto (es decir 7 de los 13 miembros de la comisión). La otra opción es proponerlo sobre tablas, pero para eso se requiere los dos tercios de la cámara, con los que no cuenta por el momento, por disidencias de aliados.
"Un proyecto antidemocrático"
La semana pasada, antes de que la discusión de la comisión de LAC embarrara las inteciones del oficialismo de un tratamiento exprés, dos jueces de la Corte fustigaron la embestida contra la Sala II: Omar Palermo y Mario Adaro. Hicieron lo propio otros dos exjueces del máximo tribunal, Aída Kemelmajer y Alejandro Pérez Hualde.
A favor argumentaron José Valerio y Dalmiro Garay, mientras que Teresa Day se excuso}ó de participar en la discusión.
Palermo fue el más crítico: calificó el proyecto como antidemocrático, denunció un mecanismo de ataque a jueces y fiscales que no responden al oficialismo, y mencionó como un vicio importante de la iniciativa a la eliminación de la preferencia de tratamiento de las causas por especialidad.
Postuló Palermo que el proyecto impone un "desorden aparente", una decisión organizada, porque la manera de ordenar ese desorden es mandar las resoluciones al plenario, "que ha venido siendo usado para fomentar la decisión de una mayoría hegemónica, un plenario que no va a tener la palabra de un especialista".