"El velorio de la cruz es parte de una serie que tiene mas de 20 años y expuse en el Área Fundacional, la serie se llama La cruz del cuerpo y el rito, habla de los sincretismos religiosos entrecruzados con las creencias populares con todo lo que profesa el patriarcado. Hay ahí elementos religiosos, otros que provienen del folclore, otros que vienen de los santuarios populares..."
Quien pronuncia estas palabras es Cristina Eliana Pérez, autora de una de las obras atacadas por fanáticos católicos que irrumpieron en el Rectorado de la UNCuyo después de que el Arzobispado criticara el contenido de una muestra montada por la Facultad de Artes tildándola de "ofensiva" y de ser violenta con las creencias de su feligresía.
La muestra llevaba por título "8M Manifiestos Visuales", y se expuso en contexto del Día de la Mujer como una crítica al patriarcado y a la violencia, física y simbólica, que se ejerce sobre la mujer.
Pérez explicó en una entrevista con radio Nacional que se trata de un trabajo "producto de dos años de analizar cómo se ornamentan y componen los santuarios populares, como la Difunta Correa, el Gauchito Gil, Ceferino Namuncurá y otros que trazan puentes entre los credos, las instituciones de esos credos y las creencias populares que tienen que ver con las cosmovisiones andinas, con los pueblos originarios y cómo eso se va sintetizando en procesos que a veces son violentos pero luego se van decantando".
Se explayó en ese sentido: "El velorio de la cruz no es sólo velar los muertos, sino quedarse en vela quedarse rezando en una practica ritual... También tiene que ver con la cruz pero no sólo la cruz de Cristo sino la fiesta del chakana raimi (N. de la R: La festividad de la Chakana se hace en el momento en que la constelación de la Cruz del Sur se encuentra en la parte más alta del cielo del hemisferio sur) que luego se sintetizó con la cruz de Cristo".
Señaló la artista sobre el uso del desnudo femenino en la obra que molestó a los intolerantes religiosos: "Pongo el desnudo femenino como si fuera el cuerpo social, no sólo el cuerpo de la mujer, y como ese cuerpo está vulnerado, limitado. Cómo sobre ese cuerpo se ejercen mandatos con violencia, siempre he trabajado el cuerpo como un soporte donde esas cosas se pongan de manifiesto".
"La obra tenía una máscara, que era una máscara de vaca, mortuoria, que tiene que vercon la relación de nuestros pueblos andinos con una mirada distinta de nuestra cultura occidental. Todo eso estaba escrito allí. además de que había un hall curatorial con un concepto que ayudaba a entender cómo estaban expuestas y la génesis de la obra", detalló Pérez.
Sin embargo, pese a que el contexto de cada obra estuvo disponible desde el principio, la Pastoral Social y el Arzobispado sólo se enfocaron en una supuesta ofensa y, apoyados por la instalación de una supuesta "polémica" a través de los medios masivos, dedicó el lunes a un raid mediático atacando el montaje de la muestra.
Horas después, sin que interviniera autoridad alguna ni agentes de la seguridad lo impidieran, los fanáticos religiosos hicieron una misa y destrozaron gran parte de la muestra.
"El arte es una práctica necesaria para poder deconstruirnos, para poder avanzar sobre ciertas restricciones que a veces creemos están totalmente superadas y luego suceden cosas que nos anuncian que no es así", fue una de las conclusiones de Pérez tras el ataque.