En su última vez como gobernador frente a la Asamblea Legislativa, Rodolfo Suarez hilvanó un discurso de campaña contra el gobierno nacional, con párrafos minados de la palabra "populismo" como si este fuera patrimonio de sus opositores y ensalzando las políticas de punitivismo, extractivismo, ajuste y achique estatal que ejecutó en los últimos años.
"Cuanto más duras han sido las extravagancias del populismo, más firme ha sido el pulso con que hemos cuidado a Mendoza", arrancó el mandatario, para dar paso a la crítica de la política de reconocimiento -con basamento en la Constitución Nacional reformada en el 94- de la preexistencia de pueblos originarios.
En ese sentido, insistió con un dato falso que indica que a las comunidades mapuches del Sur se les entregó tierras. En ese sentido recalcó "la reacción inmediata frente a la pretensión de crearnos problemas que Mendoza no tenía, como la caprichosa e indebida asignación de tierras a personas autopercibidas mapuches”.
A partir de allí desgranó lo que evalúa como logros de su gobierno, en general anteponiéndolos a la gestión de Alberto Fernández.
Ensalzó, por ejemplo, su política para "reducir el tamaño del Estado y en gestionar de manera eficiente el gasto público, como venimos haciendo desde 2016 (...) Desde niveles de déficits superiores al 13% de los ingresos en 2015, se pasó a un superávit de 5% de los ingresos en 2022. Esto permitió reducir significativamente las necesidades de financiamiento".
El discurso completo puede leerse aquí
Populismo, populismo, populismo
En su discurso Suarez mencionó cinco veces la palabra "populismo" y tres la palabra "populista" buscando identificarlas con sus opositores.
Suarez habló de populismo para cuestionar el reconocimiento de los pueblos mapuche y para hablar de la inflación, pero también dijo que hubo "populismo tarifario" en el párrafo dedicado a hablar de los incumplimientos de las distribuidoras eléctricas, cuya mayor porción del mercado en Mendoza está en manos de EDEMSA, a la que Suarez le otorgó otros 20 años de concesión en un contrato secreto que la Fiscalía de Estado le ordenó difundir.
También le atribuyó al "populismo" la trunca reforma de la Constitución que sus operadores políticos no pudieron hacer avanzar en la Legislatura, pese a la insistencia del lobby minero, que impulsa la reforma para lograr la zonificación minera, entre otras cosas.
Como Cornejo, se jactó por la cantidad de presos
En su último discurso como gobernador frente a la Asamblea Legislativa, Alfredo Cornejo puso especial acento en el carácter punitivo de muchas de las medidas de su gobierno. Entre ellas, destacó haber aumentado el número de presos durante su gobierno: "De 3.700 privados de la libertad hoy tenemos 4.600 presos" y ponderó la puesta en marcha del Código de Convivencias, blanco de múltiples denuncias judiciales por inconstitucional.
Lo propio hizo este lunes Rodolfo Suarez: "Mendoza ha sostenido un plan de seguridad y una política criminal durante los últimos 7 años. Dicho sea, Mendoza no liberó a ningún preso con la excusa de la pandemia", postuló en el arranque de una seguidilla de párrafos dedicados a tirar flores a su política criminal y de seguridad.
Sobre la política criminal, remarcó "estamos en las antípodas del gobierno nacional, que pone las garantías de los delincuentes sobre las de la población en su conjunto".
"Con el objetivo de terminar con la puerta giratoria y asegurarnos de que los delincuentes cumplan con sus condenas, se aprobaron varias leyes que reforman el Código Procesal Penal y de ejecución de la pena para garantizar que los detenidos sólo puedan gozar de beneficios si trabajan o estudian", sostuvo.
Postuló el mandatario sobre las cárceles: "Duplicamos la cantidad de plazas y aumentamos en un 40% la cantidad de detenidos, o sea que hoy hay 2.000 presos más que antes salían por la denominada puerta giratoria”.
En ese sentido, en 2022 la Procuración Penitenciaria de la Nación advirtió al Gobierno de Mendoza por la sobrepoblación de la cárcel de Cacheuta, en Luján, donde se ha duplicado la cantidad de detenidos que permite la capacidad del penal colocando camas dobles en celdas que deberían ser individuales.