Por Andres Garavaglia
Para Olé
Rosario Central se quedó con una victoria clave por 1-0 ante Godoy Cruz, en un partido que fue malo. Sebastián Abreu, de penal, desató la euforia en un colmadísimo Gigante de Arroyito.
La impaciencia no es un buen acompañante en un juego que se desarrolla en equipo. Rosario Central y Godoy Cruz llegaban al choque en el Gigante de Arroyito sabiendo esto ya que están en la misma situación, la de tener que sumar puntos porque la realidad así lo indica, ya que tienen que buscan alejarse de la zona de descenso, si bien falta mucho. Pero, en el primer tiempo, la ansiedad fue más fuerte que ellos, sobre todo para el local que hacía su segunda presentación en su estadio ante su gente, que como es costumbre colmó el estadio.
Ambos equipos le pusieron ganas y tuvieron buenas intenciones, pero hubo poco fútbol y juego asociado. Abusaron del disparo de larga distancia para ver si con esa fórmula sacaban alguna ventaja. Castillón probó para el Tomba, haciendo lo propio Carrizo para el Canalla. En el local, Encina y Lagos no encontraban la pelota, mientras que Niell y Luna estuvieron inconexos del juego, mérito en parte del equipo de Martín Palermo que se paró de manera ordenada y fue más prolijo en la primera mitad. De esta forma, los mendocinos dejaron una mejor imagen en el cierre del primer período.
En el complemento, directamente carecieron de ideas y aburrieron a todos. Mostraron demasiada precaución y miedo a equivocarse. De esta manera, abundaron los pelotazos frontales y las imprecisiones en los pases. Solamente algún error o jugada de pelota parada parecía ser la solución para que alguno de los dos se pudiera quedar con una victoria que les diera un poco de aire. Y, el afortunado fue Rosario Central. En una jugada aislada, Pitana vio penal de Grimi sobre Encina. Se hizo cargo Sebastián Abreu que lo cambió por gol. Así, los de Miguel Angel Russo sumaron su segunda victoria en el torneo, ambas de local con 40 mil almas en las tribunas. Locura de Canalla.
El gol