Barack Obama es un entusiasta receptor de lobbistas de los fondos buitre en cargos de la Casa Blanca

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Por Genaro Grasso
Para Tiempo Argentino

En los Estados Unidos, el término "puerta giratoria" se utiliza para calificar a aquellos funcionarios que suelen estar en ambos lados del mostrador, beneficiando a los grupos económicos. Tal es el caso de Nancy Soderberg, la dirigente de la American Task Force Argentina (ATFA), asociación de lobby a favor de los fondos buitre, quien también dirige la Junta de Desclasificación de Interés Público (PIDB) desde 2012, a pedido explícito del presidente Barack Obama, tal como denunció el  viernes la presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, en una carta pública a su par estadounidense.

Sin embargo, el caso de Soderberg es tan sólo la punta del iceberg. El titular del fondo buitre Elliott Management, Paul Singer, ha contratado directa e indirectamente a un ejército de lobbistas que ha costado U$S 1.830.000 en 2014 y U$S 8.420.000 en lo que va del conflicto con la Argentina, según reconocen los registros del propio Congreso de los Estados Unidos.

Robert Shapiro, el otro director de ATFA, también tiene múltiples interacciones con el sector público. Shapiro cumplió funciones como principal asesor económico en las campañas de Bill Clinton, Al Gore y John Kerry. Pero, atención: Shapiro también asesoró las campañas presidenciales de Obama de 2008 y 2012, y ha dado consejos al ex primer ministro de Gran Bretaña, Tony Blair. Entre 1997 y 2001, Shapiro fue vicesecretario de Comercio para los Asuntos Económicos, encargándose de todas las áreas estadísticas del gobierno. Actualmente, asesora a congresistas de EE UU y Gran Bretaña.

ATFA también contrata sus propios agentes de lobby. Bill Wichterman es un miembro de la firma de lobby Covington & Burling, trabaja para esa entidad y ha recibido un total de U$S 270 mil por sus servicios en el primer semestre de 2014. Wichterman conoce el manejo de la Casa Blanca a partir de su experiencia como asesor especial del presidente, cargo que le otorgó el republicano George Bush en 2008 y que continuó por un año durante la gestión Obama. Previamente, había sido asesor de políticas del líder de la mayoría del Senado, Bill Frist, y jefe del staff de los congresistas Joe Pitts y Bill Baker, todos ellos demócratas.

Otro conocedor del Poder Ejecutivo que se ha cruzado al lado de los buitres es Brian Gunderson, quien por su firma GPC Associates cobró directamente de Elliott Management U$S 120 mil tan sólo en 2014, pero además, en su currículum figura como jefe de Políticas con el Público de la propia firma Elliott. Antes de adentrarse en la vida del lobby, Gunderson tuvo una larga trayectoria en el sector público, fue jefe de staff entre 2005 y 2009 en el Departamento de Estado, habiendo sido designado por la entonces jefa del Departamento, Condoleeza Rice. Según la página del Departamento de Estado, Gunderson ayudó a cerrar diez tratados de libre comercio y comenzó las negociaciones con otros doce.

El magnate dueño de Elliott Management, Paul Singer, ha contratado tanto a demócratas como a republicanos para lograr sus objetivos. Soderberg, por ejemplo, tiene un amplio conocimiento del partido demócrata, ya que ha sido asesora en las campañas presidenciales de Bill Clinton, con Al Gore, de John Kerry, y fue designada durante el gobierno de Clinton como embajadora ante las Naciones Unidas. Además, como presidenta de la asociación Connect US Fund, y ya siendo funcionaria pública y lobbista de ATFA, en 2012 escribió una carta a Obama reclamándole "soluciones globales y un liderazgo visionario para enfrentar los retos globales" en la agenda de la política exterior estadounidense.

El tercer miembro de ATFA es Robert Raben, quien también cobra de la asociación como su firma de lobby The Raben Group un total de U$S 280 mil en 2014. Su empresa fue ratificada en 2012 como una de las más importantes de su tipo. Conocido como "el asesor de Obama de los derechos de los gays" y un "lobbyista demócrata", Raben tiene pleno acceso a la Casa Blanca y puede desplegar allí todo su poder de lobby. Según su página web, "Robert conoce el ambiente de Washington y lo navega con sus clientes para atraer aliados,  evitar crisis, anticipar amenazas y, finalmente, lograr sus objetivos". Habiendo asesorado a diversos congresistas en asuntos legales, Raben también asesoró a la jefa de Fiscales, Janet Reno, en el Departamento de Justicia.

Acompañan a Raben Larry Gonzalez, quien se desempeñó en la Asociación Nacional de Funcionarios Latinos Electos y Nombrados (NALEO) en Washington DC, y Michael Torra, quien, según su perfil "ha armado coaliciones de diversos interesados para avanzar en la confirmación de los nominados a la Corte Suprema de Justicia y al Gabinete del presidente" de los Estados Unidos.

Una firma relevante en el proceso de lobby es DCI Group, que en lo que va de 2014 recibió U$S 60 mil y tiene dos lobbistas al servicio de ATFA. DCI es considerada "la firma de relaciones públicas del Partido Republicano" y "una persistente negadora del cambio climático". La empresa ha asesorado a compañías como Exxon-Mobil, Boeing y General Motors, y al candidato presidencial republicano John McCain en 2008, aunque debieron renunciar ante la confirmación  de que la empresa había trabajado para el gobierno dictatorial de Myanmar en 2001. En esta firma trabajan como lobbistas, Frank Craddock y Carl Bentzel; ambos cuentan con amplia experiencia como asesores en el Congreso y un paso por el sector privado.

Más conocido es el caso de Connie Mack IV, ex diputado republicano por Florida que, luego de perder las elecciones de 2012 (financiadas por Elliott Management), se sumó a la compañía Liberty Partners Group (Mack Strategies) junto con su mujer, Mary Bono Mack, y su padre, Connie Mack III. En 2014, Mack cobró U$S 240 mil por sus servicios. Mack es también recordado por haber pedido en 2011 que Estados Unidos les retirará la ayuda a la Argentina, Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Venezuela.

Otro lobbista que reporta directamente a Elliott, y que ha cobrado U$S 30 mil en lo que va del año es Gene De Santis, que tiene más de 30 años en experiencias legislativas y que, según su profile, "ha trabajado cerca de las asociaciones de comercio, grupos de consumidores y sindicatos para acordar políticas".

Por último, ATFA destinó U$S 100 mil más para un grupo de lobby llamado Shockey Scofield Solutions, en el cual trabajan John Scofield, Jeffrey Shockey y Mike Ference, todos con reciente actividad en la banca republicana del Congreso.

Singer ha invertido una gran cantidad de recursos para el ejercer presión y mantener sus influencias en la Casa Blanca, el Senado y la Cámara de Diputados, los Departamentos de Estado, del Tesoro y de Justicia, la Comisión de Comercio de Futuros y Commodities, y la Securities and Exchange Commission (SEC).

La larga y visible mano del poder económico se ha infiltrado, por lo tanto, en todos los organismos que deberían frenar sus ambiciones.

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