Conocida la noticia de la firma del tratado Unión Europea-Mercocur, celebrado como "histórico" por el gobierno de Macri, y en el que, en principio, sólo se conoce que Argentina exportará materias primas a países del bloque europeo, es inevitable la asociación con otro momento que las élites gobernantes celebraron como un hito: el pacto Roca-Runciman.
El Pacto Roca-Runciman fue un acuerdo de comercio internacional celebrado entre Argentina y el Reino Unido, el 1 de mayo de 1933,1 con el fin de evitar en la Argentina los efectos de una política comercial británica favorable a los países de la Commonwealth, a cambio de la disminución de impuestos para productos importados desde el Reino Unido y que fue firmado por el vicepresidente de la Argentina, Julio Argentino Roca (hijo) y el encargado de negocios británico Walter Runciman.
Fue altamente beneficioso para Gran Bretaña, y una frase de Roca resume el espíritu del pacto. Fue pronunciada en un agasajo que Argentina brindó al príncipe de Gales en terrotorio británico:
La geografía política no siempre logra en nuestros tiempos imponer sus límites territoriales a la actividad de la economía de las naciones. Así ha podido decir un publicista de celosa personalidad que la Argentina, por su interdependencia recíproca es, desde el punto de vista económico, una parte integrante del Imperio Británico.
La historiadora Julia Rosemberg detalló en Futurock el contexto y las implicancias del pacto Roca-Runciman. Aunque la investigadora no comparó ambos pactos como similares -açun se desconoce las consecuencias que el acuerdo con la Unión Europea tendrá en la industria argentina- al repasar el contexto se repiten como un déjà vu apellidos y variantes que vuelven y vuelven y vuelven a volver en la historia nacional.