Por primera vez en Mendoza se juzgará por jurados un caso de gatillo fácil: quien estará en el banquillo es el policía José Alexis Méndez Castro, imputado por el asesinato de Ricardo Bazán, un joven del barrio Nueva Esperanza ultimado por la espalda. El uniformado, además, luego montó una escena con armas sembradas en el lugar para intentar culpabilizar a la víctima.
El encuadre penal de homicidio doblemente agravado por la calidad del sujeto y uso de arma de fuego; y abuso de armas.
El debate estará presidido por Mateo Bermejo, y un jurado popular integrado por 6 mendocinos y 6 mendocinas deberá decidir sobre las responsabilidades penales que le caben a Méndez Castro.
Podrá seguirse en vivo aqui:
Méndez Castro será el segundo funcionario policial en ser juzgado por un jurado popular en la historia de Mendoza y el primero que llega acusado por un posible hecho de los denominados de gatillo fácil.
En agosto del 2020, un jurado popular condenó al policía Víctor Acuña por el crimen de su esposa. Fue declarado culpable de homicidio agravado por el vínculo, bajo circunstancias extraordinarias de atenuación.
El Juicio
Se prevé que el debate comience con la selección y posterior sorteo de jurados, para luego dar lugar a los alegatos de apertura.
Cerca de las 12.30 comenzarán los alegatos del Ministerio Público Fiscal, representado por Fernando Guzzo y Andrea Lazo. Posteriormente hará lo propio la querella, a cargo de Lucas Lecour y Juan Dantiaq, en representación de la madre de la víctima; y finalmente los defensores del imputado, Nélida Basso y Octavio Albarracín, cerrarán esta primera etapa.
Por la tarde el jurado comenzará a escuchar las declaraciones de los testigos. Se aguarda que presten testimonio unas 30 personas, incluida una persona que resultó herido en el mismo hecho, y que será el primero en brindar su relato. También se presentarán policías, familiares y allegados de la víctima.
Baleado en un retén
El 1 de mayo de 2019, horas después del ultimo discurso de Alfredo Cornejo en la Asamblea Legislativa –en el cual se vanaglorió de no tener casos de gatillo fácil en su gobierno– , Bazán Zárate iba con un amigo a realizar unas compras cerca de su casa en el barrio Nueva Esperanza. A 50 metros de la vivienda de “Ricardito”, como le decían sus amigos, uniformados de la Comisaría 59ª les frenaron la marcha para identificarlos. Eran cerca de las 22.
Bazán intentó escabullirse del control y Méndez lo persiguió a los tiros. Le disparó seis veces, uno de los proyectiles alcanzó a la víctima. Acto seguido, regresó, y junto con los otros dos policías deciden retirarse en forma inmediata del lugar, llevándose al amigo de Bazán y secuestrando su camioneta, argumentando “que el sospechoso se había escapado por el interior del barrios”, según reconstruyó Xumek.
Ricardito fue auxiliado por vecinos que, luego de escuchar los disparos y los gritos de su novia (que en esos momentos estaba embarazada de cinco meses), acudieron a su ayuda. Fue trasladado al centro de salud del barrio La Favorita en la camioneta de un vecino, donde finalmente falleció.
Un clásico, la versión policial
La versión que difundió rápidamente el Ministerio de Seguridad reunía todas las características de un caso de abuso policial: la policía salió a decir que la víctima era un delincuente que había muerto en un enfrentamiento.
La policía difundió, además, que en la zona habían encontrado una tumbera que habría usado la víctima en el supuesto enfrentamiento con la policía. Sin embargo, según publicó Sitio Andino, el arma de fabricación casera habría sido plantada por el mismo policía imputado.