La demanda de energía experimentará una contracción sin precedentes en los últimos 70 años. Así lo estimó la Agencia Internacional de la Energía (AIE) en un reporte difundido este jueves. La caída del consumo energético rondará el seis por ciento a nivel global.
El tamaño de la merma es equiparable a la demanda anual conjunta de Francia, Alemania, Italia y Reino Unido. Se trata de la mayor contracción de la historia en términos absolutos.
La caída se explica por los efectos del Covid-19 sobre la economía mundial. El impacto es siete veces mayor al registrado después de la crisis financiera de 2008. La demanda mundial de energía volverá, según estas estimaciones, a los niveles de hace cinco años.
En China la merma del consumo energético será del 4 por ciento. Supondrá la reversión de los incrementos que se registraron en ese país entre 2010 y 2019. En India, se espera la primera caída de la demanda energética de la historia desde que existen datos.
La AIE contempla que la caída del consumo de energía en Estados Unidos y la Unión Europea rondará el 10 por ciento. El impacto en estos casos es mayor por dos veces al generado por la crisis del 2008.
"Shock histórico"
"Esto es un 'shock' histórico para el mundo energético al completo. En medio de las crisis sanitaria y económica sin parangón, la caída de la demanda de prácticamente todos los combustibles principales es impactante, especialmente para el carbón, el petróleo y el gas. Únicamente las renovables están manteniéndose durante esta caída sin precedentes de uso de electricidad", aseguró el director de la AIE, Fatih Birol.
"Todavía es demasiado pronto para determinar los impactos a largo plazo, pero la industria de la energía que emerja de esta crisis será significativamente diferente a la que era antes", añadió.
La agencia internacional consideró que las medidas para contener el brote de Covid-19 suponen un impacto en la oferta como en la demanda de energía. Del lado de la oferta se produce por las presiones sobre la actividad económica, mientras que del lado de la demanda se debe a la reducción en los ingresos disponibles de los consumidores y la menor inversión de las empresas.
Las empresas del sector, advirtió, lidiarán con una doble caída: de la demanda y de los precios. Una muestra de la realidad al respecto fue la cotización en términos negativos del barril de petróleo de referencia para Estados Unidos, el West Texas Intermediate (WTI), que se registró este mes. Nunca antes había ocurrido algo similar.
Contaminación a la baja
En el primer trimestre de 2020, la demanda energética mundial se contrajo 3,8 por ciento. Esto se tradujo en una caída del cinco por ciento de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) en el periodo.
La AIE estimó que las emisiones de CO2 se reducirán hasta las 30,6 gigatoneladas en el año, lo que equivale a un descenso del 8 por ciento en comparación con el 2019. Se trata del menor nivel de emisiones desde 2010.
La contracción de la demanda de petróleo se explica en buena parte por el parate del transporte a nivel global. A ese destino va a parar el 57 por ciento de la producción de crudo. El transporte es uno de los rubros más impactados por el confinamiento para contener el coronavirus.
La AIE estimó que en el primer trimestre se consumieron 5,6 millones de barriles diarios menos que en igual lapso de 2019. La estimación para todo el 2020 es que en promedio se consumirán 9,3 millones de barriles diarios menos que el año pasado.
Solo en abril, la AIE estima que la demanda descenderá en 29 millones de barriles por día. Ese nivel de consumo no se veía desde 1995.
Demanda eléctrica
La demanda eléctrica tendrá una contracción del 5 por ciento este año, consideró la agencia. La caída sería, entonces, mayor a la que se registró con la Gran Depresión de los años 30 y ocho veces la de 2009. Solo en el primer trimestre, la AIE estimó que la demanda de electricidad descendió un 2,5%.
El gas natural verá acotada en un cinco por ciento su demanda promedio este año, según las estimaciones de la agencia internacional. El consumo de carbón caerá ocho por ciento, el de energía nuclear tres por ciento y el de energías renovables uno por ciento.