En Mendoza los datos de desempleo previos a la pandemia, en 2019 no difieren con los relevados en la curva descendente de la COVID-19 en 2021. Sin embargo sí hay dos indicadores que expresan el deterioro del mercado laboral hacia la informalidad y los trabajos de baja intensidad.
Si se comparan el segundo trimestre de 2019 con el mismo lapso de 2021 el desempleo difiere en sólo tres puntos (8,8% en abril, mayo y junio de 2019 8,5% para los mismos meses de 2021). Sin embargo, crecieron la subocupación (es decir aquellos que pudiendo trabajar más horas no lo hacen) y la cantidad de personas que tienen trabajo pero buscan otro para llegar a fin de mes.
En el segundo trimestre de 2019, en una población económicamente activa -es decir en condiciones de trabajar- de 479.000 personas, los subocupados eran 79.000 y los que tenían trabajo pero buscaban otro para llegar a fin de mes eran 103.000 personas.
En el segundo trimestre de 2020, con la cuarentena estricta, con una población activa menor -454 mil personas- y un desempleo de 15,3, los que tenían trabajo y buscaban otro eran lógicamente menos (58.000) y también los subocupados eran menos: 58.000.
Con la economía sin restricciones -Rodolfo Suarez se jacta de haber comenzado la apertura de actividades a mediados de 2020, a contramano de la Nación- en el segundo trimestre los valores volvieron a asemejarse al 2019, con un aumento de las personas que tienen trabajo pero no llegan a fin de mes. De 103.000 en 2019 se pasó a 120.000 personas que tienen trabajo pero buscan otro en 2021.
Creció también la cantidad de personas que están subocupadas: de 79.000 en 2019 se pasó a 89.000. Un subocupado es una persona de la población económicamente activa que no integra el colectivo de los desocupados pues tiene trabajo, pero de menos horas de las que se consideran necesarias para una jornada laboral completa, teniendo las condiciones físicas y de edad necesarias.
O sea, la persona trabaja menos de 35 horas por semana, y podría tener otro trabajo complementario o sustituir el que tiene por otro de mayor cantidad de horas, para arribar al pleno empleo. Si no lo consigue, a pesar de que lo desea y lo busca, se los considera como subocupado demandante; y si se conforma con ese trabajo de pocas horas, o se resigna a su situación, se denomina subocupado no demandante (estas dos categorías no están discriminadas en el informe del INDEC).
Con un pie en el estribo antes de dejar su gobierno, Alfredo Cornejo admitió que en Mendoza era creciente el número de personas que no podían llegar a fin de mes con un solo salario: "Nos dio más alta la tasa de desocupación porque hay mucha gente que producto de la inflación empezó a buscar otro trabajo”, señaló en un acto de campaña y buscando responsabilizar a la Nación.
Bajo promedio del salario en el sector privado en blanco
Hay otro indicador que puede cruzarse con el deterioro del mercado laboral en Mendoza: el promedio del salario en el sector privado registrado.
Mendoza es una de las provincias que ocupa los lugares más bajos de la tabla en el promedio de salarios en el sector que, según definición del oficialismo es “el empleo de calidad”.