Entre los estrenos de esta semana en los cines de Mendoza figura "La noche más oscura", de Kathryn Bigelow, que narra la intensa cacería de la inteligencia estadounidense que culminó en el supuesto ajusticiamiento de Osama Bin Laden y que desató polémicas por la inclusión de escenas de torturas.
Basada en "hechos reales", según se expone al comienzo del filme de dos horas y media de duración, lo que supone haber recurrido a informantes, fuentes o archivos secretos, la película arranca con audios del atentado a las Torres Gemelas y concluye el 1 de mayo de 2011, cuando el gobierno de Estados Unidos informó que en una acción militar ajustició a Osama Bin Laden en una residencia de Pakistán.
Convertida a esta altura en una suerte de especialista de las acciones norteamericanas en el mundo islámico luego de los atentados a las torres, Bigelow y su guionista (Mark Boal) vienen de ganar en 2010 seis Oscar (película, dirección, guión, entre ellos) con "Vivir al límite", una película tampoco exenta de controversias y acusaciones, que indagaba, entre otras cosas, en la desmoralización y el vacío de las tropas estadounidenses asentadas en Irak a través del relato de un desactivador de bombas.
En este caso, Bigelow se desentiende de las tramas más personales e íntimas y propone una suerte de radiografía del terror de las acciones de inteligencia norteamericanas, lo que algunos pueden interpretar como un aval a esas políticas y una suerte de "naturalización" y "justificación" y otros como una crítica.
Lo que está en el centro de la discusión son los interrogatorios con torturas a los que la CIA somete a sospechosos de tener vínculos o actividad con o en las organizaciones islámicas radicales, que el filme pone en escena.
La cinta, nominada a 4 premios Oscar, pone al descubierto la utilización de la tortura como "via regia" para la obtención de información por parte del gobierno estadounidense, la institucionalización y expansión del terrorismo de Estado fronteras afuera y la existencia de decenas de Abu Ghraib extendidos y en pleno funcionamiento.
Los detractores de las escenas de torturas que incluye la cinta deberían interrogarse qué pasaría si estas hubieran sido excluidas del filme, lo que hubiera dado como resultado el relato de una venganza heroica, que se empaña, oscurece y alcanza dimensión de terror, cuando la búsqueda del sospechoso de organizar los atentados a las torres está fundada en la tortura y vejación de sospechosos.
Es posible también que el filme sea crítico de las políticas norteamericanas más allá de las propias intenciones y de la ideología de la realizadora.
Si Bigelow la defiende desde una supuesta "objetividad" y la califica como "una historia de determinación" y "una muestra de respeto y gratitud a los hombres y mujeres de la comunidad de Inteligencia" (CIA), no deja de hablar de centros clandestinos de detención de las fuerzas armadas de Estados Unidos, de torturas, crímenes y operaciones ilegales.
En este punto es interesante advertir cómo los propios criterios de credibilidad en una sociedad transformada en espectáculo parecen diluir la posibilidad de los relatos heroicos, las construcciones inmaculadas sobre políticas y operativos estratégicos y cómo en las grietas de una narrativa oficial se cuelan los aspectos más oscuros de su funcionamiento.
Mejor Película, Actriz Principal, Edición y Edición de Sonido, son las categorías en que "La noche más oscura" está nominada a los Oscar que se entregan en febrero próximo.
Jessica Chastain (candidata a Mejor Actriz), es el personaje que sirve de nudo para narrar toda la historia, en la que interpreta a una aguda y determinada investigadora de la CIA, que decide seguir la pista surgida de interrogatorios con torturas que pueden dar con el paradero de Osama Bin Laden, enemigo público número de los Estados Unidos, y según el gobierno de ese país asesinado en un operativo (ilegal) en mayo de 2011, aunque no hay pruebas fehacientes que confirmen la aseveración.
Fuente: Télam