Juicio por la Nieta 117

La fiscalía acusó al militar entregador de Claudia y al matrimonio que la adoptó ilegalmente y la crió

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Dante Vega alega frente al tribunal oral. Foto: juiciosmendoza8.wordpress.com

En el juicio por la apropiación de Claudia Domínguez Castro, nieta 117 recuperada por Abuelas de Plaza de Mayo, la Fiscalía pidió 15 años de prisión paraHéctor Carabajal -el militar prestó servicios en el Destacamento de Inteligencia 144 del Ejército y entregó la niña y tramó el ocultamiento de su identidad- y 6 años de prisión para Antonia Reitano y Julio Bozzo, el matrimonio que crió a Claudia.

A Carabajal se lo acusó por alteración del estado civil de una menor de 10 años y falsedad ideológica de documentos públicos destinados a acreditar la identidad en tres hechos  (certificado médico, partida de nacimiento y DNI). El Ministerio Público Fiscal, represnetado por Dante Vega, consideró que todos los delitos concurren en forma ideal (es decir, persiguieron el mismo objetivo) y pidió la máxima pena de 15 años de prisión.

En tanto que el matrimonio Bozzo-Reitano fue imputado por los mismos delitos que Carabajal, exceptuando la sustracción, detalló el portal que sigue al día el desarrollo del juicio. La fiscalía pidió 6 años de prisión para ambas personas, también en calidad de coautoras.

El “dolo de contexto”

Para acusar a Julio Bozzo y Antonia Reitano, el fiscal Dante Vega retomó la noción de “dolo de contexto” desarrollada en juicios similares por el Tribunal Oral Federal 5 en 2014 y 2016.

Se entiende que el contexto dictatorial en el que se produjo el ofrecimiento de Claudia no podía ser ajeno a los responsables: en 1978 recibieron una bebé recién nacida de manos de un militar (luego de una propuesta con un mes de antelación), junto a documentación falsa y un pedido de silencio. La pareja, entiende la fiscalía, no puede excusarse en la necesidad de una adopción o la ignorancia de la ley, ya que no hacía falta conocer los delitos antes mencionados para comprender que no fue una situación “normal” de adopción.

Claudia Domínguez supo desde niña que era adoptada. Sin embargo, frente a las primeras dudas sobre su historia, Bozzo esbozó la versión que sostendría hasta el final: un compañero de trabajo conocía a una mujer de San Luis que estaba por dar a luz y no podía afrontar económicamente la crianza.

Esa fue la razón por la que ahí se detenía, en parte, su curiosidad. Ella pensaba que había sido abandonada, y reparaba ese abandono con las muestras de cariño que recibía de su nueva familia, como contó en esta entrevista con Canal Acequia.

Sin embargo, sus familiares de sangre nunca dejaron de buscarla. Y cuando ingresó a la universidad, Claudia se rodeó de amistades que, según sus palabras, la “trajeron a la realidad”. La charlas con Silvia Defant, Martín Pacheco y sus primas sobre la dictadura y las desapariciones alimentaron sus inquietudes, ahora respecto de las personas que intervinieron en su llegada a la familia. Volvió a preguntar, pero recibió el mismo relato.
Vega señaló en su alegato que ya con 26 años, Claudia se enteró por Miguel López que Carabajal había estado presente la noche de su aparición. La interpelación a Bozzo y Reitano apuntó ahora al rol concreto de su “tío” en la adopción, pero la pareja negó el hecho y sostuvo la versión inicial. Vega insistió: “21 años de democracia habían transcurrido, ya no se podía hablar de miedo”.
Hubo que esperar al 2015 y a la intervención de la CONADI para que, el 27 de agosto, Claudia recuperara su identidad. Recién con el resultado del ADN en mano, Julio Bozzo reconoció ante la joven la participación de Carabajal.
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