Un tomate crece alimentándose sólo de agua, sol y amor. Estalla en la boca devolviendo en exactas proporciones aquello que lo hizo gordito. Un caramelo vegetal.
De esa delicia se han olvidado muchos paladares, supermercados mediante. Pero hay un grupo de laboriosas mujeres que cultivan así, cosechan y luego se reúnen a ver qué le dio la huerta a cada una, intercambian, disecan, envasan, venden en las ferias. Viven en fincas de Campo de Los Andes, de Colonia Las Rosas, de La Consulta, de Eugenio Bustos.
Mujeres valletanas, agricultoras y autogestivas que no le huyen al tiempo, no intentan apurar el crecimiento de las verduras ni frutas, no envenenan los surcos con químicos que alejan unos bichos pero atraen males mayores.
Son parte de Crece desde el Pie, una organización que las reúne donde no hay capataces sino compañeros y contiene a 11 organizaciones rurales, que se dedican principalmente "a la producción y comercialización de alimentos sanos y a la defensa del derecho a la tierra y la vivienda. Transversalmente, participamos en espacios culturales, de formación y debate profundizando, especialmente, sobre la agroecología y las consecuencias del uso de agrotóxicos", tal como se presentan.
Se reúnen una vez al mes pero la organización horizontal, con la idea de la autogestión sin patrones. "Compartimos lógicas de trabajo digno y colectivo, horizontalidad y democracia participativa", remarcan.
Rico y sin veneno
"No usamos agroquímicos -describe a EXPLÍCITO Alicia Arenas, en un alto mientras envasa tomate en su casa del barrio La Amistad, en La Consulta-. Yo le digo veneno porque para mí es más fácil. Los tomates salen más chiquitos. Hace ocho años que estamos en la huerta. Nos ofrecieron unirnos al grupo Crece desde el pie. Al principio nos costó un poco, pero con mi marido nos pusimos en la finca. Lo único con que ayudamos al cultivo es con los guanos".
En Villa Seca, Tunuyán, mientras buscaban un pedazo de tierra para cultivar sin químicos, otro grupo de mujeres se organizó cuando terminaba la temporada de vendimia, cuatro años atrás. "Lo que teníamos a la mano eran peras. Las peras no tienen casi ningún valor -cuenta Liliana a EXPLÍCITO- . Las peras a veces no las cosechan siquiera. Es una materia prima que la podíamos conseguir gratis o a bajo costo. Nos juntamos cinco chicas y empezamos a hacer peras en almíbar. No es un producto que se ve mucho y nos fue bárbaro, vendimos mucho".
Manos unidas bautizaron al grupo, que este año estrenó el mix de frutas entre sus producciones al público. Peras, duraznos y ciruelas son envasados por ellas. Y tomates enteros con albahaca. "En la temporada trabajamos mucho, tenemos muchas ideas pero nos falta el tiempo. Estamos limitados por los tres meses de la temporada", sigue Lili.
Cuando exprimieron todos los frutales y la huerta y se acerca el invierno, llega el turno de la fruta seca. También pasan por sus manos las nueces del Valle de Uco. Ellas las pelas y envasan "y se van a la redes", explica la tunuyanina. Las redes llegan hasta Buenos Aires en distintos canales de comercialización que buscan darle salida a las familias campesinas.
Como Alicia, Liliana y sus compañeras, hay otras 5 chicas unidas que deshidratan frutas en Eugenio Bustos, otras seis en Colonia Las Rosas que envasan lo que otros cosechan, otro grupo se dedica a hacen pulpas para jugos. Hay 4 que le ponen cuerpo y alma a las salsa y mermeladas. Otras hacen jugos de uva y de manzana...
La fabriquita y el garage de Lili
En La Consulta, las huerteras tienen un espacio de trabajo y compañerismo: La Fabriquita, en el barrio La Amistad. "Hacemos salsa y mermeladas por pedido en el barrio La Amistad en una pequeña fabriquita que tenemos que la hemos armado con los años. A veces nos traen los envases y envasamos la salsa. Las huertas están en distintos lugares donde cada uno tiene ujn pedazo de tierra y llevan la producción a La Consulta. En la hectárea que nosotros tenemos plantamos tomate, chauchas, acelga, las verduras de estación. Además tenemos frutales como damasco, duraznos, manzanas. Todo eso lo reunimos y lo llevamos a La Consulta".
En Tunuyán, la misma función cumple el garage de Llli. "Sacmos el auto, ponemos los tableros y ahí trabajamos. Queremos comprar un lote para hacer aquí también una fabriquita", se ilusiona.
"Estamos seguras que el trabajo que hacemos es un beneficio para la población. Son sanos, libres de agroquímicos y contribuyen a la economía social. Otra forma de trabajo es posible", agrega Liliana. Junto a ella se sientan en el tablón Noelia Subelza, Laura Alvvarez, Eliana Cancinos, Marisol Colque, Marina García y su hermana, Ofelia Vilca.
El garage funciona también como una perfecta guardería: con las madres de los niños atentas a "huevitos" y changuitos mientras trabajan. "Antes de unirnos era una complicación, cada una trabajaba en una finca y con los niños chicos se complica, no tenés donde dejarlos. Buscamos esta alternativa, que para muchas es el sostén del mes. El trabajo que hacemos ya genera pagos mensuales y es muy importante sostenerlo. Es un espacio donde podemos trabajar tranquilas, con los niños y de paso se generan charlas. Es un espacio de contención".
Redes de comercio justo
Lo que sale de estas fincas valletanas se vende en redes de comercio justo, que llegan hasta Santa Fe y Buenos Aires. En Mendoza participan de El Almacen Andante.
"Los pedidos se hacen por internet. No hacen pedidos, lo mandamos por transporte y una vez que el circuito está armado tenemos un pago mensual. Antes de empezar a elaborar hacemos una reunión con todos los grupos y planificamos las redes que hay que abastecer. Planificamos y vemos al inicio de temporada cuántas redes hay que abastecer", explica Liliana.
Eb La Consulta también tienen un local de venta con el cual las chicas se contactan cara a cara con los vecinos que consumen sus productos. Y van a cuanta feria son invitadas, como el feriazo que se hizo en la plaza Independencia días atrás.
Feminismo entre los surcos
Las huerteras tienen un fuerte componente de reflexión política de sus acciones colectivas. Tal como cuentan Liliana y Alicia, las fábricas y la tarea artesanal que realizan van de la mano con luchas por la tierra y el valor del trabajo campesino. "Sin patrón" es una de las consignas que las guía, un postulado político que ellas embanderan con orgullo.
No extraña entonces que este 8M muchas se plegaran a la huelga feminista mundial que reivindica derechos básicos para las mujeres.
"Hoy compañeras de la organización nos reunimos a compartir y conmemorar este día de paro y lucha. Por los derechos adquiridos y los que aún quedan por conquistar. Porque vivas, libres y con trabajo digno nos queremos", arengaron huerteras tunuyaninas que se reunieron en un camping para pensarse y planear estregias que las fortalezcan.
Con los grillos de fondo, al caer la tarde en Tunuyán, Marisol, una de las huerteras de Crece desde el pie, difundió un video de lo que implica la lucha de las mujeres agricultoras, huerteras, autogestivas. "Estamos produciendo alimentos sanos. Es importante que la población coma sano para pensar bien, para tener voluntad de hacer cosas. Es una gran satisfacción producir y vender alimentos sanos. Comer sin veneno es un derecho, es importante que el consumidor entienda esto".
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Forman parte de Crece desde el Pie:
• AJOSC: elaboración de deshidratados de frutas y hortalizas. Zona industrial, Eugenio Bustos, San Carlos.
• Grupo productivo de vino casero: elaboración de vino blanco y tinto. Lotes Barraqueros, La Consulta, San Carlos.
• Grupo de mujeres elaboradoras de conservas: salsa de tomate, cerezas y durazno en almíbar. Lotes Barraqueros, La Consulta, San Carlos.
• Grupo de mujeres Sabia Tierra: elaboración de jugos naturales de uva y conservas (cereza y durazno en almíbar). Lotes Barraqueros, La Consulta, San Carlos.
• Grupo de mujeres Manos Unidas: elaboración de conservas (cereza y durazno en almíbar), procesamiento y empaquetado de nueces. Villa Seca, Tunuyán.
• Huerta comunitaria: grupo de familias que producen hortalizas en fresco en un sistema agroecológico. La Cañada, La Consulta, San Carlos.
• Huerterxs y feriantes: producción de frutas, verduras, aromáticas, panificados, productos de granja y elaboración de conservas. San Carlos y Tunuyán.
• Jóvenes agroecológicos: producción de hortalizas en fresco. La Cañada, La Consulta, San Carlos.
• Productorxs Unidxs de Campo Los Andes (PUCA): producción de huevos caseros. Campo Los Andes, Tunuyán.
• Puesteros del Yaucha: defensa y lucha por la tierra. Producción bovina, caprina y ovina. San Carlos
• Unión, Compromiso y Lucha (UCOL): lucha por el acceso a la tierra y la vivienda, comedor de niñxs. Tunuyán.