La política de movilizar el turismo interno a través de feriados que suman días a los fines de semana hizo que la llegada de visitantes a Mendoza se "desestacionalizara", es decir, dejara de estar concentrada en Vendimia, Semana Santa o vacaciones de invierno, según esta nota de opinión del ministro del área, Javier Espina.
OPINIÓN
Por Javier Espina
Especial para Explícito
A la hora de analizar lo sucedido en Mendoza respecto de los feriados de 2012, podemos decir que nuestra provincia ha sido ampliamente beneficiada por la programación de fines de semana largos encauzada por el Gobierno nacional.
Lo percibimos en la cantidad de arribos, y nos lo indican nuestros estudios y opiniones de operadores turísticos. Lo notamos en la calle y en los lugares típicos de montaña y espejos de agua. Se observa en nuestras bodegas, establecimientos olivícolas, destinos rurales y festivales departamentales. Lo agradecemos en Vendimia.
Entre 2003 y 2012, el ingreso de turistas aumentó un 100%, lo que conlleva decir que se generan nuevas necesidades que deberán ser satisfechas a través de una mayor inversión (hoteles, restaurantes, etc.); asimismo, la cantidad de establecimientos,dedicados a cubrir esos requerimientos de gastronomía y estadía, crece a la par e incluso se supera: entre 2003 y 2012 ese sector tuvo un incremento del 138%.
Cabe acotar que la inversión se produce en todo el territorio provincial, beneficiando las economías locales mediante la generación de empleo, la revalorización de las tradiciones y el arraigo.
Todos esos datos oficiales -alentadores por cierto-, se complementan con análisis que efectúan encuestadoras privadas que, por ejemplo, dan cuenta que a la hora de imaginar destinos por conocer, Mendoza representa para otros argentinos un lugar a visitar durante 2013 y años venideros.
Sin embargo, también he podido observar -casi con sorpresa-, a partir de un artículo periodístico recientemente publicado, que ese crecimiento impactaría de forma negativa para los sectores industriales y para el circuito comercial minorista de la provincia, información que genera, sin dudas, un sinsabor en muchos lectores interesados en el desarrollo de nuestra querida provincia, pero que –a mi entender- requiere de una mirada distinta, de una lectura más clara y complementaria.
Asevero,desde lo personal, que de ninguna manera una política nacional de desarrollo turístico, que pretende ordenar, clasificar y planificar la política de feriados y fines de semana largos, intentará menoscabar el desarrollo de otros sectores de la industria y el comercio.El éxito de una política pública jamás se dará en detrimento de otra acción de gobierno que intente estimular otros sectores, y sí para beneficiar al conjunto de la sociedad.
Esa política nacional –entiendo- genera previsión, transparencia para que todos los sectores de la economía puedan anticipar sus ciclos y adaptar sus mecanismos, estrategias y tiempos de producción y comercialización. O un caso más concreto: para que el transporte de carga pueda prever cuáles serán sus restricciones vehiculares a lo largo del año, definiendo con semanas y meses de anterioridad, sus modos de amortiguación de costos.
Podemos estar o no de acuerdo respecto del reconocimiento social de determinados feriados. Podemos disentir y debatir si traer a la memoria colectiva tal o cual hecho histórico es fundamento válido para establecer un feriado, o crear un período más largo de receso.Pero es claro que debemos concertar que el crecimiento marcado de los ingresos de un sector (turístico), que se aprecia desde hace una década, aproximadamente, de forma sostenida, no genera pérdidas directas en otros segmentos.
Por el contrario, podrá –deberá- meditarse acerca de la oportunidad que se abre para otros sectores, para poder acompañar ese desarrollo puntual en beneficio de otros más.
El estímulo y las políticas focalizadas que han sido orientados hacia un sector determinado, en este caso el turismo desde hace algunos años, pueden afectar indirectamente a otros, pero siempre con un saldo general positivo.
Números que animan y estimulan
Sólo al considerar los fines de semana largos y eventos internacionales deportivos, podemos comprender la magnitud e importancia de la labor, por cuanto la cantidad de turistas que durante 2012 ingresaron a Mendoza fue de 329.937
Otro dato encomiable es que la cifra de visitantes repercute directamente en la generación de empleo. Según datos que surgen del primer semestre de 2012, en el Gran Mendoza son 31mil personas las que trabajan en el sector turístico (alojamiento, gastronomía, transporte, agencias de viaje, actividades recreativas).
Al considerar sólo los fines de semana largosy eventos internacionales de 2012, el ingreso para Mendoza, producto del gasto de los turistas, fue de 450 millones de pesos, aproximadamente. Pero si tomamos en consideración todo ese año, e incluimos en el balance las vacaciones de invierno, la suma asciende a 6.500 millones de pesos, un monto que nos permite soñar con mejores expectativas para el sector.
Las modificaciones necesarias
Como ministro en función, observo que “desestacionalizar” la industria turística, es decir, crear y mantener períodos con nivel de ocupación más estables, es mucho más apropiado que fijar nuestras esperanzas en sólo dos o tres momentos del año (Fiesta de la Vendimia y Semana Santa, en marzo; la montaña y el sur provincial, en julio y agosto; espejos de agua, ríos y montaña, en enero o febrero).
Lo anterior, la estacionalidad turística promovía la existencia de períodos con altos niveles de ocupación, y otros muy bajos. Así, contábamos con hoteles prácticamente vacíos durante varias semanas del año; espacios, circuitos de gran encanto con pocos visitantes, o nadie incluso. Y con ello la desazón de los empresarios, la caída del empleo asociado a la actividad y la incertidumbre en la inversión turística.
La política de desestacionalizacióna través de la implementación de feriados largos, ha contribuido a revertir esa segmentación anual. ¿Por qué? Porque a lo largo del año contamos con mayores oportunidades para programar y tomar nuestras vacaciones, lo que conlleva un sostenido nivel de ocupación hotelero, en hostels y cabañas también.
Cambios de vida. Nuevas estrategias comerciales
Las decisiones de la gente respecto de sus vacaciones están cambiando, lo sabemos. En la década del ´70, las vacaciones podían durar un mes; mientras que en los ´80 un grupo familiar disfrutaba, muchas veces, de toda una quincena para su descanso. Pero desde los ´90 en adelante se observa la reducción o acomodamiento de esos recesos, a períodos semanales o, tambiénde varios días a lo largo del año.
El ritmo o estilo de vida (agitado, ajetreado, complejo), hace que las personas necesiten tomar sus merecidas vacaciones o descansos, por un lado, parafrenar un poco ese ritmo, y por el otro, por el deseo de conocer lugares distintos.
“Prefiero salir más de una vez al año y conocer otros sitios, más que una única vez y quedarme en un solo lugar”, es una expresión comúnmente escuchada, y más acorde con lo que sucede en nuestro tiempo.
Esta dinámica hace que las personas estén demandando productos (paquetes turísticos) distintos, adaptados a nuevos períodos de descanso y nuevas exigencias de calidad de servicios.
Una provincia con proyección
Que Mendoza encuentre una veta desde el punto de vista comercial, representa un desafío y una oportunidad para 2013 en adelante. A la manera en que la industria del vino, del aceite de oliva y el turismo rural, han generado sus propios espacios y aprovechan el crecimiento del número de visitantes, el comercio minorista de nuestra provincia podrá –deberá- desarrollar una inventiva propia que permita contar con bienes y servicios diversificados para el turista.
Hoy el mundo demanda que sea la creatividad e innovación los pilares del desarrollo de nuevas estrategias, tanto en lo macro (en las políticas nacionales y provinciales), como así también en lo micro (en el impulso de modos diferentes para comercializar o promocionar bienes y servicios).
El Estado –del cual soy parte ejecutiva- debe dejar atrás esa tradicional carcaza de antaño que lo ataba a estructuras inmóviles, incapaces de introducir el cambio como elemento diferenciador; nuestro gobierno, el mendocino, sabe que las montañas y el vino nos distinguen y nos hacen únicos, pero son herramientas insuficientes por sí solas a la hora de sostener un atractivo permanente entre los turistas.
Los habitantes de esta querida provincia somos conocedores de nuestras virtudes; somos defensores acérrimos de nuestra cultura del trabajo, pero conscientes también de que el universo de opciones con la que cuenta un visitante al momento de buscar y elegir, nos torna vulnerables.
La conectividad que aporta internet con cientos de posibles destinos en el país, hace imprescindible que los mendocinos implementemos no sólo mayor calidad a nuestros servicios, sino también marcas distintivas que logren hacer de la experiencia de la visita un momento especial, una vivencia particular que el turista desee repetir y sugerir.
La Mendoza que soñamos y por la cual trabajamos, necesita del esfuerzo y apoyo de todos, del aporte y la visión crítica de sectores comprometidos con la evolución y el progreso. Ésa que nos motiva diariamente, precisa de nuestro ingenio y afecto. Porque también –por qué no decirlo-, se cuida y aprecia, y se lucha por aquello que se quiere, y es uno de nuestros mayores objetivos, además, que sea ésta la tierra que amemos para nosotros y nuestros hijos, y la provincia que promocionemos orgullosamente.