"Vaca Muerta cuando no se está cayendo se está tropezando". Felipe Gutiérrez, vocero del Observatorio Petrolero Sur, dio en el blanco. En una década la producción no convencional de la cuenca neuquina no halló un horizonte de rentabilidad despegada de los subsidios estatales y los precios sostén apalancados en mayores costos para la economía y las familias argentinas.
El Observatorio Petrolero Sur es un instituto de investigación sobre la energía. Existe desde 2008 y cuenta con equipos de trabajo en la Ciudad de Buenos Aires, Neuquén y Río Negro. Tiene una concepción de la energía opuesta a la de los think tank del establishment energético. Fundamentalmente porque considera a la energía un derecho humano.
Gutiérrez hizo un análisis de la situación actual en una entrevista con la radio UNCo Calf, de la ciudad de Neuquén.
¿Adónde está Vaca Muerta con los depresión del precio del petróleo? "La situación de Vaca Muerta -ensayó el investigador- es particularmente compleja porque el fracking es más caro que otro tipo de técnicas, entonces, el valor bajo del petróleo impacta más fuerte en Vaca Muerta. Lo que venimos observando desde hace casi una década que se produce en Vaca Muerta es un aumento muy fuerte de los impactos sociales y ambientales con una ecuación económica que no cierra. Vaca Muerta nunca se consolidó en este periodo y hoy está muy en entredicho, al menos la posibilidad de exportar. Entonces, cuando no se está cayendo se está tropezando Vaca Muerta. Esa situación, nos parece a nosotros, se tiene que revertir, se tiene que pensar en una política alternativa de generación energética y una política alternativa productiva para la provincia".
Advirtió que para el Observatorio se perdió una década en materia de gestión energética. Justo coincide con la centralidad de la política en torno a la formación no convencional de la cuenca neuquina. "Vaca Muerta fue una apuesta única desde el segundo gobierno de Cristina Kirchner y el gobierno de Mauricio Macri. Sentimos que hay 10 años perdidos de gestión energética. No se puede decir que la gente que tomó Vaca Muerta hace 10 años sabía lo que iba a pasar con la pandemia, pero lo que si sabía es que los precios son fluctuantes y no hay cómo controlarlos. El timón de Vaca Muerta no está en el país", cuestionó Gutiérrez.
La producción no convencional, que implica la práctica del fracking, es más costosa que la convencional. Es decir, requiere un precio alto del petróleo para ser rentable. Y eso no depende de los productores, sino del mercado global.
"Lamentablemente la apuesta fue que los precios iban a ser altos, sino no cierra la ecuación. Sin precios altos no cierra la ecuación. Antes del coronavirus las empresas estaban pidiendo al gobierno 52 dólares para el barril, puede ser rentable con 40 dólares, supongamos, hay una diferencia muy grande con el precio del Brent de hoy, que está a 20 dólares. La diferencia entre el mínimo para la rentabilidad que declaran las petroleras y el precio de mercado es muy grande", expresó el vocero del Observatorio Petrolero Sur.
Derecho versus mercado
"El petróleo es un commodities y nosotros consideramos que la energía es un derecho", estableció Gutiérrez como marco de la discusión. "Tenemos derecho -se explayó- a calefaccionarnos en invierno, a almacenar en frío nuestros alimentos, a ducharnos con agua caliente... es decir, un mínimo de condiciones para poder vivir bien. A través de las naftas se transportan los alimentos en el país y tenemos derecho a alimentarnos. Es muy complejo cuando un derecho está regido por leyes del mercado porque pasan este tipo de cosas; el mercado no es capaz de asegurar el acceso. Hay gente a la que le cortan la luz o el gas cuando no tiene posibilidad de pagar".
A esta altura, en el país impera una política energética dominada por las necesidades del mercado. Los intereses de las petroleras han alcanzado niveles de aceptación amplios entre los hacedores de la política. El lobby es poderoso. Contra eso, el Observatorio Petrolero Sur pugna por un cambio de paradigma. En la política energética futura debe tener mayor incidencia el desarrollo mancomunado de las actividades económica y el cuidado del ambiente.
En palabras de Gutiérrez: "Es muy difícil diseñar una nueva política energética, por eso se tiene que pensar en términos de transición. Y en materia energética esa transición tiene que ir hacia las energías renovables porque la situación del cambio climático también es crítica y en eso tienen mucho que ver los hidrocarburos".
Estatización de las empresas
En medio de la crisis petrolera mundial, surgieron voces en el país a favor de la estatización total de YPF. El Estado tiene la mayoría accionaria de la empresa, pero una parte importante sigue en poder de tenedores privados de acciones. Gutiérrez consideró "muy importante" avanzar en esa dirección, pero fue más allá al proponer la estatización de todas las empresas claves para la matriz energética nacional.
"Sería muy importante -explicó- que se pueda avanzar en la estatización de YPF o cualquier otra empresa del sector porque la situación energética tiene que ser sostenida por el sector público. También nos parece que hay que poner el ojo en otras empresas del sector que están haciendo un negocio muy importante con la energía. Hay varios actores en el sistema energético, están las petroleras, pero también las generadoras eléctricas, las que transportan, las que distribuyen. Nos parece que todo este sector se tiene que declarar de interés público y avanzar en la estatización de las empresas que son claves. YPF por supuesto".