El pueblo sublevado en defensa del agua celebró en las inmediaciones de la Legislatura. Mientras el Senado y Diputados sesionaban de forma consecutiva, los manifestantes se contaron por miles.
Escucharon las intervenciones en ambas cámaras a alto volumen. Vibraron con algunas y reaccionaron ante otras. Nunca dejaron de sonreir. No era para menos, salieron airosos de una guerra contra el establishment político y empresarial de la provincia.
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