El jefe de la Corte, Ricardo Lorenzetti, fue a ver a Mauricio Macri a la Casa Rosada un rato después de descender del avión que lo trajo de sus vacaciones en Europa y antes de que el Presidente viajara al foro del establishment mundial en Davos.
El cónclave tuvo lugar el martes en la tarde, pero se filtró a la prensa en la noche y luego fue confirmado por el Ejecutivo y la Justicia. Lorenzetti estaba de vacaciones cuando Elisa Carrió, socia política principal de Macri, lo denunció en la Justicia Penal por enriquecimiento y otras causas.
El conflicto de poderes tiene proporciones gigantescas, sólo disimuladas por el cepo informativo que acompaña al macrismo y el ruido de la pelea latente con el kirchnerismo.
La agencia oficial Télam comunicó que la reunión de Macri con Lorenzetti fue confirmada sin más detalles por una fuente de la Casa Rosada, mientras que fuentes judiciales acotaron que "trataron temas de reformas del Poder Judicial". La versión es inverosímil si se tiene en cuenta las piruetas de agenda que los protagonistas hicieron para concretar un cónclave sin anticipación al público sobre el mismo.
Aunque Macri se mantuvo al margen de la denuncia, su relación con Carrió fue clave para el triunfo electoral de la alianza del Pro con la UCR. La diputada hizo tantas denuncias como es capaz mientras Macri inflaba globos y sermoneaba con la alegría en los actos. Al mismo tiempo que denunciaba al presidente de la Corte, la chaqueña radicada en la CABA salía a defender a los funcionarios del Pro que encabezaron el papelón de la búsqueda de los hermanos Martín y Cristian Lanatta y Víctor Schilaci culpando al ex gobernador santafesino Antonio Bonfatti, del Partido Socialista, de negociar con los narcos de su provincia.
