El 2018 no fue el año del despegue de Vaca Muerta como se anunció un año antes. Más bien fue un año de transición. El volumen total de inversiones no alcanzó para superar al de 2015, mientras la producción tocó picos récords sobre todo en materia de gas natural.
Desde mediados de año, las petroleras y el gobierno de Mauricio Macri se la pasaron rosqueando en las sombras mientras volaban los precios de los combustibles y las tarifas energéticas. Voló por el aire el plan de Juan José Aranguren, basado en un sendero de precios para el gas que fue puesto en ridículo por las condiciones de la realidad.
Javier Iguacel, el reemplazante del ex presidente de Shell Argentina, no pudo desactivar las bombas que encontró mientras agravaba la relación con las empresas. La devaluación del 100 por ciento fue un golpe letal para el plan Aranguren.
En seis meses, Iguacel no pudo apagar los incendios que generó el plan de Aranguren
El gobierno eliminó el sendero de precios en dólares que llevaba el Millón de BTU de gas a 6 dólares en 2021 desde los tres dólares y monedas que cotizaba a comienzos de este año. En lugar de llevar a 5,60 dólares el millón de BTU, como estaba establecido, el gobierno estableció un precio medio para el mercado nacional del gas en torno a los cuatro dólares por unidad de medida.
Para las petroleras, mejoró la renta porque su facturación es en dólares mientras buena parte de sus costos son en pesos. La devaluación dobló (puntos más o menos) a la inflación en 2018.
La receta del Fondo Monetario Internacional para prestar los dólares que evitaran la cesación de pagos del país golpeó al mercado financiero.
Las esquirlas saltaron hasta la posición de los inversores potenciales para Vaca Muerta. Altas tasas y alto riesgo coquetearon sobre el mismo escenario. Está en plena revisión -desde hace seis meses- el programa de subsidios al gas nuevo de Vaca Muerta contemplado en la Resolución 46 del ex Ministerio de Energía.
En los peores momentos de la crisis, cuando se disparaba la corrida cambiaria y el FMI se reacomodaba en Buenos Aires, el precio del petróleo en los mercados internacionales abría un horizonte para las compañías instaladas en Vaca Muerta.
El crudo en la modalidad Brent llegó a superar los 80 dólares por barril, pero rápidamente la cotización se desinfló sin freno hasta los 60 dólares.
El desplome del precio fue acompañado por una superproducción originada en los campos no convencionales de Estados Unidos. El presidente de ese país. Donald Trump, es un lobista calificado de los precios bajos de la energía.
Estados Unidos pinchó el precio del petróleo mundial con una superproducción de esquisto