Noveno juicio de lesa humanidad

Juzgan el "Operativo Antijesuita" contra Macuca Llorens y los militantes del barrio San Martín

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Macuca Llorens asiste a un afectado por la represión a una protesta en Mendoza.

Católicos espiando, reprimiendo, secuestrando a otros católicos. Esa podría ser una apretada síntesis de lo que fue el Operativo Antijesuita, una de las causas que se juzga en el Noveno juicio por crímenes de lesa humanidad que acaba de iniciar en Mendoza.

El Operativo Antijesuita tuvo como blanco a militantes tercermundistas que trabajaban junto el padre José María “Macuca” Llorens en el barrio San Martín. En esa barriada el sacerdore comenzó a trabajar en 1958, cuando aún no existía el movimiento de curas tercermundistas. De un basural el padre levantó un barrio obrero con la ayuda de estudiantes, militantes y vecinos.

En 1972 resumió su experiencia en un libro reeditado en 2018: “Opción fuera de la ley”. Llorens cuenta en su libro: “… y así aprendimos lo que era vivir fuera de la ley. Lo que no se pudo hacer de día se hizo de noche. Así por tres años se fue “robando” la luz, el agua, arreglo de calles, reparto de lotes, sin aprobación de la ley. Presentí que una ley que alcanza a pocos es injusta: no obliga. Y que ya se están dando las circunstancias para una nueva ley, que obligará, porque alcanzará en justicia para todos”.

Su militancia atraía la atención de militantes políticos interesados por el bienestar de loa habitantes de las villas. Eso resultó intolerable para el aparato represor, que ideó el "Operativo Antijesuita" que ahora se juzga en tribunales.

Como antecedente de este operativo puede mencionarse acaso el accionar el "Comando Moralizador ìo XII", que también en nombre de valores supuestamente cristianos persiguió, secuestró y encarceló a mujeres que ejercían la prostitución y homosexuales.

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El acusado y sus víctimas

Hugo Luis Zalazar estuvo prófugo y hoy se lo acusa de ser penalmente responsable de los hechos padecidos por el matrimonio de Sara Palacio y Marcelo Verd y del “Operativo Antijesuita” que tuvo lugar entre junio y septiembre de 1976. Zalazar fue suboficial mayor del Ejército y su detención es domiciliaria.

Palacio y Verd integraban las Fuerzas Armadas Revolucionarias y fueron secuestradas en 1971 en San Juan, durante la dictadura de Lanusse. Los autos usados para el operativo tenían patente de Mendoza.

"Todo indica que, además de ser un delito de lesa humanidad, dejó marcada la impronta del circuito característico del terrorismo estatal: persecución ideológica, inteligencia previa, articulación entre fuerzas armadas y de seguridad, grupos de tareas, secuestro, tortura, desaparición forzada", señala el portal que sigue al día este proceso iniciado este viernes.

"Los represores, que en el plano discursivo profesaban la fe católica, atacaron con saña a las personas religiosas comprometidas con las más carenciadas", agrega el sitio.

El pecado: la militancia barrial

En Mendoza, el Movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo ancló en las políticas sociales del cura José María “Macuca” Llorens y hubo, como en tantos lugares de América Latina, un progresivo desplazamiento de militantes sociales desde el ámbito del catolicismo renovador a círculos más politizados y, finalmente, a organizaciones armadas.

Llorens fue detenido el 24 de marzo de 1976 y una parte de quienes trabajaron junto a él en el barrio San Martín pasaron a formar la lista de personas desaparecidas. Los sobrinos de Llorens sufrieron también la represión en carne propia.

Estudiantes universitarios en el campamento que organizó Llorens.

Al sacerdote lo llevaron al Liceo Militar. "Me detuvieron los de la aeronáutica y me liberaron los del Ejército", dice en el documental disponible al final de esta nota.

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Las víctimas del “Operativo Antijesuita” en Mendoza fueron María Leonor Mércuri, María Inés Correa Llano, Carlos Jacowczyk, Zulma Pura Zingaretti, María Cristina Lillo, Mercedes Salvadora Eva Vega, Rafael Olivera y Nora Rodríguez Jurado. La amenaza real para el gobierno de facto era la praxis cristiana como militancia social y política. Todos ellos colaboraban activamente con el padre en el barrio.

Llorens organizó un impresionante movimiento llamado Campamento Universitario de Trabajo, que atrajo personas de otras provincias y cientos de entusiastas jóvenes que se arremangaron para ayudar a los vecinos del barrio San Martín. El mismo cura "se ataba la sotana a la cintura y se ponía a sacar piedras", recuerda uno de los testigos de su incansable labor.

María Leonor Mercuri (24); Nora Rodríguez de Olivera (29); su marido, Rafael, y María Inés Correa Llano, de la misma edad ayudaban con el apoyo escolar a los habitantes del barrio y sus alrededores.

Cuando Mercuri desapareció, sus padres, que eran españoles, hicieron averiguaciones en Cancillería. En su denuncia a la Conadep, la madre de Leonor, Dolores Monzó de Mercuri, diría: “Por medio de una amiga que trabaja en una empresa privada donde pedían informes a la SIDE para tomar empleados, mandé el dato de María Leonor y la respuesta decía: detenida en el operativo antijesuita en Mendoza”.


Las audiencias del noveno juicio por crímenes de lesa humanidad son públicas. Pueden presenciarse presentando el DNI en los Tribunales Federales con acceso por calle España. Las próximas son los días 11 y 25 de abril y 3, 17 y 31 de mayo a las 9.30.

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