24 horas después de haber puesto su firma en el acuerdo entre la CGT y la UIA, el líder metalúrgico, Antonio Caló destrabó el convenio de suspensiones con una rebaja salarial para el sector que había despertado una rebelión interna hace algunos días.
Los dirigentes metalúrgicos pactaron con tres de las cinco cámaras del sector empresarial el pago del 70% del salario bruto, que representa el 86% del neto, para los empleados que estén suspendidos. El entendimiento mejora el piso fijado por la CGT y se extenderá por el lapso de cuatro meses.
Como contrapartida, las empresas incluyeron un compromiso de mantener todas las fuentes de trabajo.
El acuerdo no fue firmado por las Pymes. Hasta el momento sólo fue pactado con la Asociación de Industriales Metalúrgicos de la República Argentina (ADIMRA), la Asociación de Fábricas Argentinas Terminales de Electrónica (AFARTE) y Federación De Cámaras Industriales De Artefactos Para El Hogar (FEDEHOGAR).
En paralelo, la mayor parte de las empresas metalúrgicos que están paralizadas por el aislamiento se inscribieron en el programa Asistencia al Trabajo y la Producción (ATP), que prevé que el Estado pague la mitad de los sueldos a los trabajadores del sector privado y estipula la reducción de los aportes patronales, entre otros puntos.