Con la ausencia de tres jueces -Mario Adaro, Omar Palermo y Julio Gómez- los supremos eligieron este viernes a Dalmiro Garay como nuevo presidente de la Suprema Corte de Mendoza. También se decidió que Teresa Day, recién juramentada, integre la Sala I, en el lugar que deja vacante Garay.
Votaron por Garay como presidente del máximo tribunal el propio Garay, Day, José Valerio y Pedro Llorente, los llamados "filo radicales". "Dado el quórum teníamos que votar los que estábamos presentes", explicó el presidente del tribunal.
Consultado sobre la potestad de votar en esta instancia mientras está aún pendiente una audiencia púvlica en la Corte sobre la debilidad de origen en el nombramiento de Day, señaló Garay: "Hay un proceso que está pendiente, pero la doctora Day no puede elegir si ejerce o no, está designada y tiene que ejercer".
"Son momentos turbulentos para la Corte, lo que nuestros jueces de primera instancia están haciendo es un gran trabajo. El desafío es pensar un poder judicial que termine las transformaciones que ha iniciado. Necesitamos un Poder Judicial más transparentes, que dirima sus conflictos de cara a la sociedad. Vamos a poner mucho énfasis en el régimen interno del Poder Judicial", postuló el flamante presidente y exministro de Alfredo Cornejo.
La turbulencia a la que se refiere Garay es la crisis institucional que se generó por la postulación de Day, cuestionada por no cumplir con los requisitos constitucionales -uno de los que detalló los incumplimientos fue el exjuez de la Corte Alejandro Pérez Hualde-, lo que derivó en sendas presentaciones a la Justicia por parte de legisladores de la oposición y organismos de Derechos Humanos.