Lejos del mito de la figura de la reina, el historiador Adrian Goldsworthy narra en su libro el romance vertiginoso entre una reina sagaz y políglota y el rústico pero aguerrido caudillo romano.
Lejos de la mitificación a la que contribuyó el famoso film que tuvo como protagonista a Elizabeth Taylor, el historiador Adrian Goldsworthy narra en su libro "Antonio y Cleopatra" la historia de amor que ambos sostuvieron, sin descuidar el contexto de una época atravesada por la política, las ambiciones y las guerras permanentes.
En un Mediterráneo desgarrado por las disputas internas de Roma transcurre el romance vertiginoso entre la reina sagaz y políglota que murió a los 39 años y el rústico pero aguerrido caudillo romano que ató su destino al de su objeto de deseo.
Según retrata Goldsworthy, en su afán de acceder al trono Cleopatra aprendió las habilidades de la diplomacia y el arte de la seducción para mantener la independencia de Egipto y su propia legitimidad: bajo su lógica, reinar era vivir y caer equivalía a morir.
El historiador británico, especialista en historia militar del mundo clásico, se focaliza especialmente en las relaciones que la bella soberana mantuvo con Julio César y Marco Antonio, los dos generales que durante aquella época tuvieron el control del mundo.
"Ella necesitaba el apoyo de César y de Marco Antonio. Al primero para que la salvara del exilio y, al segundo, para que la escogiera como reina en su país. A cambio, aportaba riqueza y recursos", sostiene Goldsworthy en su libro, editado conjuntamente en la Argentina por El Ateneo y La Esfera de los Libros.
"César era más viejo. Tenía mucho en común con él. Eran igual de inteligentes y se admiraban. Sabían, probablemente, que se utilizaban y eso les unía todavía más. La primera parte de la relación con Marco Antonio duró seis meses. Después hubo una separación de tres años y medio. Es cierto que cuando volvieron a juntarse ya no se separaron nunca", apunta el autor.
La crónica se detiene en la imagen de Cleopatra -retratada como una mujer fuerte e independiente en un mundo dominado por los hombres- aunque Goldsworthy también reconstruye el perfil de Marco Antonio, a quien define como un hombre poco inteligente, que no poseía la sutileza de César pero que despertaba adhesiones en proporción directa a la repulsión que generaba su contemporáneo Octavio Augusto.
Marco Antonio se presentaba como un gran militar pero en realidad no tenía casi experiencia de mando, tanto que en el año 36 AC, en la guerra contra los Partos, había perdido casi 10.000 hombres.
El autor de obras como "El ejército romano" y "La caída del Imperio Romano" narra de manera objetiva y desapasionada esta historia de amor protagonizada por dos "animales políticos" cuya dramática existencia terminó con el suicidio: "Lo realmente acontecido fue intenso y dramático, de ahí su interés para novelistas, dramaturgos y guionistas de cine", destaca.
El historiador emprendió esta investigación a sabiendas de que estos personajes han recibido poca atención en los estudios históricos, ya que "no cambiaron el mundo" y "en realidad tuvieron poca repercusión en los acontecimientos posteriores", aunque dos mil años más tarde siguen reavivando uno de los romances más evocados de la historia.
Uno de los problemas que debió sortear Goldsworthy es la ausencia de documentación, ya que las escasas fuentes literarias se reducen a textos escritos desde un punto de vista romano y masculino, de ahí tal vez que en el plano político Cleopatra no haya sido tan importante, ya que su mundo estaba sometido a Roma y su reino tuvo una independencia "precaria", a pesar de ser el aliado más importante de la República romana.
El historiador destaca igualmente que el gran atractivo de la reina consiste en que no sólo sobrevivió y conservó el poder durante casi dos décadas, sino que además consiguió expandir su reino, que durante unos años fue casi tan extenso como en tiempos de sus más gloriosos antepasados.
Cleopatra y Marco Antonio murieron con una semana de diferencia, él con 53 años y ella con 39: corría el año 30 a. C. y los dos optaron por el suicidio tras ver cómo se esfumaban las posibilidades de mantener el poder.
El caudillo romano, derrotado por los ejércitos de Octavio en una de las tantas guerras por el poder de Roma, decidió clavarse en el estómago su propia espada. Cleopatra sobrevivió siete días más, tras sobrellevar veinte años en el trono.