La industria petrolera aniquiló 1800 puestos de trabajo en Vaca Muerta desde agosto del año pasado. Entonces, comenzó la retracción de inversiones y el achique de los planteles en los yacimientos. Fue la respuesta de las compañías al volantazo que pegó Mauricio Macri después de perder las PASO por una diferencia lapidaria contra Alberto Fernández.
La decisión emblemática fue el congelamiento del precio del petróleo que se vende en el país. En esas condiciones llegó la crisis mundial del crudo profundizada por la pandemia de coronavirus.
La destrucción de los 1800 puestos laborales se ejecutó mediante acuerdos de retiro con los trabajadores. Y estos acuerdos fueron empujados con propuestas empresariales que lindan con la extorsión. Dicen algunos en la industria que hasta hubo colaboración sindical para la concreción del ajuste de puestos de trabajo empresarial.
El líder sindical petrolero Guillermo "Caballo" Pereyra admitió que 1800 trabajadores dejaron sus empleos por acuerdos particulares con las empresas.
"La ley de Contrato de Trabajo, en el artículo 241, habla de que el trabajador puede pactar una desvinculación con el empleador. Esto es lo que ha pasado", dijo el gremialista.
"El compañero que estaba ganando 300.000 o 200.000 pesos por mes y se le cayó a 60.000 pesos entra en estado de desesperación y dice: 'bueno, arreglo'. Ha habido arreglos de 20 millones, 18 millones, otros de 2 millones de pesos", graficó en una entrevista con La Red Neuquén.
A la vez que se aniquilaba esa cantidad de empleos, unos 20 mil petroleros fueron suspendidos con salarios congelados en alrededor del 40 por ciento del monto original. Estos comenzaron a volver a los yacimientos con el levantamiento del confinamiento, pero aún quedan unos 7000 parados.
Agitación de base
La crisis laboral generó una agitación en las bases sindicales, que en este caso están controladas con mano de hierro por la conducción del Sindicato de Petroleros Privados de Neuquén, Río Negro y La Pampa, que encabeza Pereyra.
El poderoso gremio debía celebrar elecciones este año para renovar sus autoridades en diciembre, pero un decreto presidencial prorrogó los mandatos sindicales hasta el año que viene en función de las limitaciones impuestas por la política destinada a la pandemia.
Mientras tanto, en las bases petroleras se agitó el fantasma de una competencia contra el sector de Pereyra, que controla el gremio sin confrontación interna en las urnas desde la década del '80.
Ida y vuelta
"Como podemos observar, hay compañeros que están haciendo campaña para posibles elecciones en el sindicato. No hay elecciones, pero no es que nosotros lo estamos planteando. Están todos los mandatos prorrogados por el poder Ejecutivo nacional. Hay idiotas útiles, hay intereses que nada tienen que ver con la familia petrolera. Nosotros estamos trabajando para llegar a marzo con la actividad plena", proclamó Pereyra en un discurso difundido en el grupo de WhatsApp de la organización sindical con sus afiliados. No es otra cosa que el blanqueo de la actividad sindical opositora a su conducción.
Las suspensiones con salarios acotados fueron avaladas por Pereyra en acuerdo firmado con las petroleras en el nombre de la estabilidad laboral. El gremio convino saltearse la paritaria de este año a cambio del pago del 16 por ciento de aumento que había quedado pendiente de la negociación del 2019.
Los petroleros de Vaca Muerta pactaron con YPF saltearse la paritaria 2020
No obstante, con la agitación de las bases que generó esta situación, el experimentado dirigente cambió de discurso. Dejó de lado la ponderación de la defensa de los empleos para volver a la discusión salarial.
Esta semana, Pereyra salió a pedir la apertura de las paritarias 2020. A ellas había renunciado en el Acuerdo de Sustentabilidad y Empleo que firmó el mes pasado.
La pelota está en la cancha del Ministerio de Trabajo de la Nación, que observó con agrado la abolición de las negociaciones salariales hasta marzo del año que viene que acordó el gremio con las petroleras a principios de octubre.
Background
El Acuerdo de Sustentabilidad y Empleo implica la eliminación de la paritaria 2020 ya que salda una deuda del 2019 y fija la ruta hasta el año que viene sin otra recomposición que un bono por única vez de 60 mil pesos partido en dos cuotas, en noviembre y febrero del año que viene.
El pacto del sindicato con la petrolera controlada por el Estado estableció el pago de un aumento del 16,2 por ciento, que la empresa debía de la paritario 2019. Se saldará con un plan retroactivo a septiembre que recién se hará remunerativo a partir de marzo del año que viene.
En limpio: los petroleros cobrarán un aumento de 16,2 por ciento sobre los salarios que percibían en marzo de 2019. Será retroactivo a septiembre y no remunerativo hasta marzo del 2021. Además, percibirán un pago extra de 30 mil pesos en noviembre y otro igual en febrero.