
Si hasta el plan mejor pensado puede fallar, uno improvisado con más razón. Una demostración del segundo caso acaba de evidenciarse: falló la licitación del gasoducto de Vaca Muerta.
El proceso siguió un plan del gobierno de Mauricio Macri trazado con fines proselitistas. Su suerte quedó atada a la del presidente en las urnas. Y a la disponibilidad de fondos públicos. A pesar de los discursos, nadie está dispuesto a financiar el gasoducto. El plan del gobierno contempla que la mitad de la plata la ponga el Fondo de Garantías Solidarias, del ANSES.
La primera etapa, entre Añelo y Salliqueló, se estima que costará unos 800 millones de dólares. A los 400 millones de dólares "de lo jubilados", como llamaban los voceros mediáticos del macrismo al FGS en épocas del kirchnerismo, se le deben sumar 200 millones de dólares que pone Estados Unidos, según un compromiso de Donald Trump, y 200 millones de dólares que debería conseguir el consorcio que se quede con la licitación. Salvo la plata del ANSES, no hay nada firme.
La derrota categórica del presidente en las PASO golpeó de nock out a la licitación del gasoducto. Su hoja de ruta contempló el llamado a oferentes en la previa de las PASO y la apertura de sobres en septiembre. Un mes y medio antes de las elecciones presidenciales de octubre. La licitación fue condicionada a la suerte electoral del presidente.
Piden tiempo
La debacle en las urnas del macrismo tuvo efectos directos sobre el proceso en marcha para concesionar el tercer gasoducto troncal del país. Se cayó la apertura de sobres establecida para el 12 de septiembre. El gobierno dice que los abrirá el 12 de noviembre, después de las elecciones presidenciales. En la industria prende la certeza de que no ocurrirá.
El secretario de Energía, Gustavo Lopetegui, confirmó la caída de la apertura de sobres en los plazos originales al diario Río Negro. Y la repartición publicó luego la oficialización de la postergación de los plazos. La decisión respondió al pedido de dos interesadas en la obra: Pan American Sur, de la familia Bulgheroni, y Transportadora Gas del Sur (TGS), del grupo Pampa, que lidera Marcelo Mindlin con el inglés Joe Lewis como accionista.
Nuevo escenario pos PASO
El resultado de las PASO transformó el escenario de la licitación del denominado gasoducto de Vaca Muerta. Al menos dos condiciones consideradas centrales para la recuperación de la inversión en el gasoducto tambalean. Son la desregulación y dolarización del precio de la producción y el enganche de las tarifas con los vaivenes de ese mercado.
La sentencia de las urnas habilitó la posibilidad concreta de un cambio de gobierno. Además, provocó que Macri diera un volantazo rotundo en su política petrolera. Fue el camino que tomó para sustentar el congelamiento del precio de los combustibles hasta después de las elecciones. Esa medida le sacó algo de presión a la inflación, pero implicó un golpe a la renta petrolera, que sublevó a los capitanes de esa industria, entre los que revistan los potenciales oferentes en la licitación del gasoducto.
Para posibilitar que no suban la nafta y el gasoil, el presidente firmó un decreto de necesidad y urgencia que impuso un techo a la cotización del barril de crudo en torno a los 43 dólares, cuando el precio internacional roza los 60 dólares. El DNU establece que el valor del petróleo local se establece por la cotización internacional que regía el viernes previo a las PASO convertida a moneda nacional con el tipo de cambio de ese día, cuando un dólar equivalía a 45, 20 pesos, unos 15 pesos menos que al cierre de este jueves.
Dudas sobre el día 91
El congelamiento de precios en el mercado petrolero nacional rige por tres meses. No obstante, no está claro cómo se saldrá del régimen incluido en el paquete de corte populista al que apostó Macri para tratar de mejorar su perfomance electoral. Difícilmente se pueda volver de golpe a un mercado desregulado, ya que la cotización del petróleo en ese ámbito es un 50 por ciento más cara que la impuesta por Macri. Es inviable transferir esa diferencia de una sola vez a los consumidores. El desfase seguramente se prolongará más allá de la vigencia del DNU.
Las necesidades proselitistas también llevaron al gobierno a pisar las tarifas. En octubre debía darse un aumento para el gas, de acuerdo con las reglas fijadas por la política energética macrista, pero la Secretaría de Energía decidió posponerlo hasta después del fin del mandato actual de Macri.