Por Milena Heinrich
Para Télam
Un conjunto inédito de 16 textos de Claude Lévi-Strauss, el francés que levantó las bases de la antropología moderna e influenció el conocimiento social y filosófico del siglo XX, se reúnen en Todos somos caníbales, un volumen que recupera la mirada atenta y brillante de un intelectual que supo reflexionar también sobre su propio tiempo.
La publicación (Libros del Zorzal), despliega así pequeños ensayos que el antropólogo escribió a pedido del diario italiano La Repubblica. En ellos, Lévi-Strauss dispara de un hecho de la realidad para desgranarlo, leerlo entre líneas, en su propio contexto, desde lo llano hasta lo más profundo, siempre bajo la lupa desnaturalizada del etnólogo.
Nacido en Bruselas en 1908, Claude Lévi-Strauss, quien falleció en 2009 a pocas semanas de cumplir los 101 años, fue el fundador de la teoría estructuralista en antropología, que tomó del lingüista Ferdinand de Saussure. Se desempeñó como profesor en el Collége de France entre 1959 y 1982, y de más está decirlo, fue uno de los intelectuales más reconocidos y notables del siglo XX.
Formado en filosofía pero etnólogo por decisión autodidacta, Lévi-Strauss es autor de Raza e historia, Triste trópicos, Antropología estructural, El totemismo en la actualidad, El pensamiento salvaje y La antropología frente a los problemas del mundo moderno, entre otras de sus obras más célebres, traducidas a más de 30 idiomas en todo el mundo.
Según anticipa el historiador francés Maurice Olender en el prólogo del libro, los análisis aquí abordados, todos escritos entre 1989 y 2000, recuerdan ese enfoque fundamental del antropólogo en la que toda costumbre o práctica "`por más extraña, chocante o incluso indignante que parezca`, no puede explicarse sino dentro de su propio contexto".
Con esa impronta, Lévi-Strauss escribe, con fecha del 10 de octubre de 1993, la crónica Todos somos caníbales (título que el libro toma de prestado) y allí apunta contra aquellos que tildan de monstruosa la práctica del canibalismo sin tener en cuenta su contexto y simplemente acusan desde una mirada etnocéntrica, aquella en la que el mundo se analiza bajo los supuestos de la propia cultura.
Desde esa perspectiva, este hombre que lanzó la frase "salvaje es quien llama salvaje a otro", más adelante en ese mismo texto parafrasea y da una vuelta de tuerca a Jean Jaques Rousseau que postulaba que la necesidad de identificarse con el otro fue el motor que dio origen a la vida social, para, punzante y provocador, escribir: "Al fin de cuentas, el modo más sencillo de identificar a otro con uno mismo es, una vez más, comiéndoselo".
Pero además de esa práctica ritual y terapéutica, como la reformula Lévi-Strauss y de esta forma abandona supuestos racistas, el francés analiza cuestiones más cotidianas o al menos aparentemente más cercanas porque están inmersas en el sentido común de la sociedad en la que vive, como es el culto de Papa Noel en Occidente.
"No todos los días el etnólogo encuentra de esta forma la ocasión de observar, en su propia sociedad, el súbito crecimiento de un mito, y hasta de un culto", dispara el intelectual sobre este fenómeno, al que aleja de la idea simplista de que es resultado de la influencia de Estados Unidos, y se propone, en cambio, asociar la figura de Papa Noel con la de una divinidad de los más chicos.
Tal como Olender escribe en el prólogo, el volumen también "subraya los lazos indisociables entre `pensamiento mítico y científico`-sin por ello reducir el segundo al primero-. El autor recuerda que entre las sociedades calificadas de complejas y aquellas designadas equivocadamente `primitivas o arcaicas` no existe la gran distancia imaginada durante tantos años".
"Esa comprobación -continúa- nace de una propuesta o, dicho en otros términos, de un método, que también pretende ser un enfoque inteligible de lo cotidiano: `Lo lejano echa luz sobre lo próximo, pero lo próximo también puede echar luz sobre lo lejano`".
Y con ese motor el intelectual que consideró la prohibición del incesto como regla universal, en 1989 escribe "Problemas de sociedad: ablación y procreación asistida", donde refleja la transformación en la relación etnólogo/pueblos originarios (como ese otro exótico y lejano), la carga negativa puesta sobre la profesión con las emancipaciones coloniales, al tiempo que rebosante de futuro asegura que la antropología tiene mucho que hacer frente al mundo moderno, del aquí y ahora.
Y justamente como la disciplina para él tiene mucho para pensar sobre cuestiones actuales, el francés a partir de la problemática de la ablación se pregunta, entre otras cuestiones, por qué esa práctica es condenada mientras que no lo es la circuncisión. "De manera directa para los judíos, de manera indirecta para los cristianos, la circuncisión pertenece a un patrimonio cultural común".
Es en esa búsqueda de desnaturalizar los discursos hegemónicos y occidentales el punto de partida en el que Lévi-Strauss se sitúa en estos textos, que al igual que toda su obra se disponen a dejar a un lado los universales, porque, como sintetiza, hasta las prácticas y las reivindicaciones que más chocan a la opinión "tienen su equivalente en otras sociedades a las cuales no les va tan mal".