Con el juicio a los curas y empleados del Instituto Próvolo en pleno desarrollo, la Red de Sobrevivientes de Abuso Sexual Eclesiástico en Argentina difundió una guía para identificar el proceder de los sacerdotes abusadores.
"Basados en más de un centenar de relatos en primera persona que son parte de las experiencias de Sobrevivientes de esta Red, podemos describir, afirmar y corroborar las coincidencias en cuanto a la metodología utilizada por los abusadores -curas y monjas de la Iglesia Católica- para cometer los delitos y asegurar la impunidad de quien los comete", señalaron.
La red nacional señaló que "las 'medidas' que la iglesia católica ha llevado y lleva a cabo para “solucionar” el problema que representan las víctimas de abuso eclesiástico tienen objetivos muy distantes de la protección de las mismas. Estas están destinadas a blindar la institución, mantener el sistema de protección de pederastas y evadir el cumplimiento de exhortaciones de organismos internacionales".
Fue en ese mismo sentido que las víctimas de los abusos en Mendoza repudiaron el comunicado del Arzobispado en "solidaridad" con quienes padecieron a los curas:
Las víctimas de abusos en el Próvolo repudiaron la declaración de “solidaridad” del Arzobispado
Resulta imprescindible, considera la red, "brindar a las víctimas/sobrevivientes medidas de acción para no caer, nuevamente, en la manipulación clerical, disfrazada de 'ayuda' y 'solidaridad.
En ese sentido, identificaron el "protocolo" del accionar de los abusadores
1. Utilizan una fina manipulación emocional, cosificando, humillando, aislando a las víctimas de su entorno afectivo ya sea familia, amigxs, compañerxs, novixs.
2. En muchos de los relatos, las víctimas han "pedido ayuda" hablando con algún/a integrante de la parroquia, congregación, etc. mayoritariamente psicólogxs, confesores u autoridades como obispos. Casi todos coinciden en que las devoluciones que les hacían afirmaban "que estaban atravesando una crisis de fe o de vocación". Por lo tanto lxs mandaban a rezar, a hacer retiros, o a aislarse. De este modo aparece otra vez el castigo, el no creerles, el acallarlxs, el desdecirlxs, el confundirlxs, produciendo cada vez más daño psicológico.
3. Lxs abusadorxs eligen a sus víctimas, ejercen un poder irrestricto, son conscientes de lo que hacen, lo planifican. Por todo esto, NO SON ENFERMOS. Verbalizan este poder diciéndoles a sus víctimas que son seres privilegiados al contar con su atención. Les hacen creer que la religiosa o el religioso es su amigx, padre, madre, mentor/a o referente. Para ello detectan su vulnerabilidad emocional, social, familiar, física u otras que tienen esxs niñxs o jóvenes, volviéndolxs más frágiles aún. De este modo hacen completamente efectivo el ejercicio de todo su poder, que en esa circunstancia es un poder absoluto. "Te elijo - te desecho - te traigo regalos - no existís." Esta es una mecánica de premio/castigo. Otra forma de poder absoluto es instalar prácticas abusivas como normas institucionales naturalizadas que pueden llegar a la mortificación y el castigo corporal.
4. En la mayoría de los casos los abusadores sostienen que la víctima lxs provocó o dio su consentimiento. Siempre, siempre la relación entre abusador y víctima es una relación asimétrica de poder, en la que NUNCA puede existir consentimiento alguno, ya que se está bajo manipulación, coacción e incluso reducción a la servidumbre. Estas llegan a anular el discernimiento y la voluntad. Bajo una disciplina férrea de sumisión y miedo, "...es Dios quien habla a través del Superior, por ende quien obedece no se equivoca. Es imposible decirle NO a Dios." En síntesis, hablamos de tortura física y psicológica.
5. Logran arrasar la subjetividad, el cuerpo y la sexualidad, de lxs hoy Sobrevivientes bajo el secreto de confesión, que es una herramienta utilizada para obtener información estratégica que contribuye al mantenimiento del sistema perverso.
6. Refieren la estafa a la confianza de familias enteras, a las que lxs abusadorxs han humillado en muchísimas situaciones al compartir con ellas su intimidad, sus mesas y sus fiestas familiares mientras que en simultáneo abusaban de sus niñxs y sus adolescentes. Estas situaciones impiden a lxs Sobrevivientes hablar porque se instala el ¿quién me va a creer?" o el "van a pensar que tuve la culpa".
7. Es importante tener en cuenta que cuando se ha estado sometido a ese poder, el mismo sigue vigente en la persona victimizada aunque no vea a su abusadxr durante mucho tiempo. Esto causa efectos tales como adicciones, trastornos alimentarios, trastornos del sueño, depresión, suicidios e intentos de suicidio entre otros.
8. La persona victimizada puede haber escrito cartas a su abusadxr/a por estar en este contexto descripto en los puntos anteriores. Estas cartas hasta pueden tener un tono cariñoso, justamente por estar la víctima sometida a una manipulación que es muy difícil de ver o advertir cuando está sucediendo, ya que en la mayoría de los casos la violencia física no está presente.
La imagen institucional ante todo
Los integrantes de la red aseguran que, una vez que uno o mas abusos por parte de la curia es denunciado, se activa una serie de mecanismos que van desde la nnegación, a la negación de colaboración y por último intentar a toda costa proteger la imagen de la iglesia católica.
"No persiguen otro objetivo. Por eso, pondrán en marcha cualquier mecanismo que les permita fingir arrepentimiento y preocupación por las víctimas. Así elaborarán guías de prevención, organizarán cursos y jornadas de capacitación al interior de la institución, diseñarán encuestas, implementarán investigaciones, crearán comisiones, establecerán protocolos, montarán eventos donde a las víctimas -paradójicamente- no se les permite participar abiertamente", señalaron.
Recomendaciones ante un abuso
Por otra parte, la red de sobrevivientes redactó una serie de recomendaciones patra quienes sean o hayan sido víctimas de abusos en el ámbito de la iglesia:
1. Aún comprendiendo lo difícil que es hablar de un tema como este, cuando la persona se sienta en condiciones recomendamos comunicar el hecho padecido a las personas de su confianza.
2. Denunciar lo más pronto posible ante la autoridad pública, policía y/o fiscalías cercanas al domicilio de la víctima, o del lugar del hecho. En el caso de que las víctimas fueran mujeres, niñas, niños o adolescentes, exigir el cumplimiento de la ley 26.485 en sede eclesiástica.
3. Si se decide recurrir a la autoridad eclesiástica, que sea después de que tomen conocimiento funcionarios públicos.
4. Evitar brindar datos personales y sensibles a la autoridad eclesiástica. No hacerlo NUNCA ya que es habitual que quienes abusan los utilicen en su defensa.
5. No responder ninguna encuesta que simule ayuda, imparcialidad, o pedido de datos objetivos.
6. No firmar nada.
7. Jamás entrar solx a ningún tipo de entrevista cuando el motivo de la misma sea el abuso sufrido.
8. Si la víctima fuera citada a un organismo eclesiástico, no concurrir solx. Hacerlo siempre acompañadx por una persona de confianza.
Es importantísimo exigir una copia por escrito de lo que se hable. Cuidar de que esta sea firmada por funcionario eclesiástico.
9. Evitar suministrar a sacerdote, obispo o funcionario clerical, información relativa a los pasos legales que se darán. Medida muy importante ya que la iglesia, fingiendo dolor y cercanía, utiliza esta vía para obtener información y preparar su propia defensa.
10. No dejarse engañar por la promesa del resarcimiento económico dentro del procedimiento canónico. Dicho procedimiento se inicia para investigar al abusador y constituye el principal eje donde engarza el sistema de encubrimiento que mantiene aún vigente la iglesia católica.
11. La regla de oro a aplicar para discernir si la iglesia católica está actuando legalmente es verificar que esté aplicando en sus organismos las convenciones internacionales sobre derechos humanos con la colaboración de profesionales independientes especializados en esta área.