El arzobispo de Mendoza, Marcelo Colombo, envió a los senadores de Mendoza una carta pidiendo que se escuche la postura de las Asambleas por el Agua en la discusión del proyecto de exploración de la mina Hierro Indio y proponiéndose como mediador ante la resistencia social que general la iniciativa.
Antes de desembarcar en Mendoza, Colombo -un hombre clave en el manejo político del papa Francisco- militó de forma activa en el conflicto de los pobladores de Famatina contra la minera minera salteña Midais SH, que finalmente desistió de explotar el cerro homónimo en La Rioja. Es abogado egresado de la UBA y doctor en derecho canónico de la Universidad Santo Tomás de Aquino de Roma.
El proyecto de ley de exploración del yacimiento Hierro Indio obtuvo media sanción en Diputados el miércoles de la semana pasada, con sólo tres votos en contra: dos del bloque del FIT y uno de Gustavo Majtruk, del PJ. Hubo 42 votos a favor y 3 ausentes.
La misiva está en línea con el planteo de Majstruk, autodefinido como hombre de la iglesia, quien en la sesión de la semana pasada votó en contra del proyecto basando su moción en el cambio de postura del radicalismo -que impulsa la iniciativa- y en el hecho de que no se recibiera a los ambientalistas.
Las Asambleas por el Agua tenían pautada una audiencia en diputados anterior a la sesión, que fue levantada a última hora para acelerar el tratamiento.
La carta del arzobispo
Colombo citó al papa Francisco y la encíclica Laudato si en la carta: “Siempre es necesario alcanzar consensos entre los distintos actores sociales, que pueden aportar diferentes perspectivas, soluciones y alternativas. Pero en la mesa de discusión deben tener un lugar privilegiado los habitantes locales, quienes se preguntan por lo que quieren para ellos y para sus hijos, y pueden considerar los fines que trascienden el interés económico inmediato. Hay que dejar de pensar en intervenciones sobre el ambiente para dar lugar a políticas pensadas y discutidas por todas las partes interesadas. La participación requiere que todos sean adecuadamente informados de los diversos aspectos y de los diferentes riesgos y posibilidades, y no se reduce a la decisión inicial sobre un proyecto, sino que implica también acciones de seguimiento o monitorización constante. Hace falta sinceridad y verdad en las discusiones científicas y políticas, sin reducirse a considerar qué está permitido o no por la legislación.”
Luego dijo ser "respetuoso de la altísima misión asignada por el pueblo de nuestra Provincia a los señores senadores",aunque subrayó en su carta "la necesidad de tener en consideración las consecuencias del cambio climático, la crónica escasez de agua y su potencial contaminación".
Y cerró: "La Iglesia ofrece su palabra en vistas al diálogo imprescindible que permita cuidar entre todos, el bien común de ésta y las próximas generaciones".