Por Irrawaddy
Myanmar está devastada política y económicamente desde el golpe de estado. Lejos de poner todo el país bajo su control, el régimen militar sigue luchando contra la resistencia armada popular en todo el país.
La enviada especial de la ONU para Myanmar ha advertido de una «catástrofe multidimensional» si las comunidades regional e internacional no hacen un esfuerzo serio para apoyar al país del sudeste asiático, en donde ha estallado el conflicto desde el golpe militar del año pasado.
Myanmar está devastada política y económicamente desde el golpe de estado. Lejos de poner todo el país bajo su control, el régimen militar sigue luchando contra la resistencia armada popular en todo el país. La economía ha entrado en una espiral descendente, con escasez de combustible y disminución de las reservas de divisas.
«No podemos esperar. Una catástrofe multidimensional surgirá en el corazón de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático [ASEAN, por sus siglas en inglés] a menos que nosotros, como comunidad regional e internacional, nos unamos con fuerza para encontrar nuevas formas de apoyar el proceso dirigido por Myanmar hacia una sociedad inclusiva y un futuro democrático», dijo la enviada Noeleen Heyzer el lunes, en su intervención en un seminario del Instituto ISEAS-Yusof Ishak en Singapur. Myanmar es miembro de la ASEAN.
La advertencia se produjo tras su controvertida misión a Myanmar el mes pasado, durante la cual se reunió con el jefe del ejército, Min Aung Hlaing, en un intento de mediar en la crisis, que incluía un llamamiento al cese inmediato de la violencia de la junta militar contra la población birmana. Sin embargo, tras recibir una pobre recepción por parte de la junta, no consiguió ningún avance. Por el contrario, se convirtió en otra misión fallida de la ONU en Myanmar, utilizada por el régimen para promover su legitimidad, así como para expresar su descontento por las acciones de la ONU contra el régimen.
Sin embargo, la enviada insistió en que su visita formaba parte de esfuerzos más amplios de la ONU para apoyar una vía política efectiva y pacífica, dirigida por Myanmar, para volver a un gobierno civil basado en la voluntad del pueblo. La enviada dijo: «mi mandato como actor imparcial es de compromiso con todas las partes interesadas en Myanmar, así como en la región y en el mundo, en consonancia con los principios de las Naciones Unidas».
En su intervención en el seminario del lunes, la enviada opinó que no había un camino claro para salir de la crisis y que no habría soluciones fáciles. Durante su visita a Myanmar, no se le permitió reunirse con la líder popular detenida Daw Aung San Suu Kyi, y el lunes comentó que «si vuelvo a visitar Myanmar, sólo será si puedo reunirme con Daw Aung San Suu Kyi».
También admitió que, en el caso de Myanmar, las limitaciones de las Naciones Unidas y de la comunidad internacional son evidentes, y añadió que las continuas diferencias en las posiciones entre los estados miembros de la ONU son también un factor importante, según se describe en los aspectos más destacados publicados sobre el seminario por la oficina de la enviada.
«Por ello, seguiré haciendo un llamamiento a todos los gobiernos, organizaciones regionales y otras partes interesadas clave, para que escuchen la voluntad del pueblo birmano y se guíen por ella», dijo.
A pesar de su condena del golpe y de la matanza, hasta el momento, de más de 2.000 personas por parte de los militares, la ONU sigue sin tomar medidas contundentes contra la junta de Myanmar. El Consejo de Seguridad de la ONU todavía no ha podido aprobar ninguna resolución debido a la resistencia de China y Rusia, principales aliados del ejército birmano.
A nivel regional la ASEAN ha intentado, desde el año pasado, mediar en la crisis de Myanmar con su plan de paz, que incluye el cese inmediato de la violencia contra la población civil. Sin embargo, la junta ha ignorado el plan.
Al mismo tiempo, tanto la ONU como la ASEAN no se han «comprometido oficialmente» con el Gobierno de Unidad Nacional (NUG, por sus siglas en inglés) en la sombra en Myanmar, formado por legisladores electos de la destituida Liga Nacional para la Democracia y sus aliados de las minorías étnicas, gobierno que cuenta con la lealtad de la gran mayoría de la ciudadanía birmana.
Después de 3 meses, es desgarrador ver familias que aún necesitan ayuda desesperadamente.
Miles hacen cola esperando ansiosamente comida y ayuda en la frontera entre #Bangladesh y #Myanmar. pic.twitter.com/qe48mlMIda
— CICR (@CICR_es) November 21, 2017
Tras la reunión del enviado con Min Aung Hlaing, el Consejo Consultivo Especial para Myanmar (SAC-M, por sus siglas en inglés), grupo compuesto por personas expertas de la ONU sobre el país, instó a Heyzer a que buscara un compromiso con el NUG en vez de con la junta militar.
El NUG también pidió a la enviada que reforzara públicamente su asociación, así como con las organizaciones armadas de las minorías étnicas y de la sociedad civil, y que realmente escuchara y respetara las aspiraciones del pueblo de Myanmar.