
La periodista Laura Bicker, corresponsal en China de la BBC, analizó la oportunidad que en la visión de la administración de Xi Jinping le abre al gigante asiático el escenario reconfigurado con el liderazgo renovado de Donald Trump en Estados Unidos.
Si China estaba furiosa con Estados Unidos por imponer un arancel adicional del 10% a todos los productos chinos, lo disimuló muy bien.
Después de advertir repetidamente de que no habría vencedores en una guerra comercial, instó a Washington a entablar conversaciones.
Mantuvo la calma hasta la medianoche en Washington y, justo cuando entraron en vigor los aranceles sobre China, Pekín anunció aranceles de vuelta de entre el 10 y el 15%, a partir del 10 de febrero, sobre varias importaciones estadounidenses, entre ellas carbón, petróleo crudo y automóviles de gran tamaño.
Es posible que el Gobierno chino haya mantenido la calma a favor de una negociación con Washington para evitar nuevos aranceles y que la relación entre las dos mayores economías del mundo se descontrole.
Al fin y al cabo, el presidente estadounidense, Donald Trump, acordó aplazamientos con Canadá y México apenas unas horas antes de que entraran en vigor los aranceles sobre estos países. Se espera que Trump y el presidente de China, Xi Jinping, hablen esta semana.
El escenario de la guerra comercial
En los últimos años, la relación entre Estados Unidos y China ha experimentado una serie de tensiones y desafíos significativos. Uno de los momentos más críticos en esta relación ocurrió cuando el presidente estadounidense Donald Trump impuso un arancel adicional del 10% a todos los productos chinos. Esta medida fue recibida con una calma sorprendente por parte de Beijing, que respondió con aranceles de entre el 10% y el 15% sobre varias importaciones estadounidenses.
A pesar de las advertencias de una guerra comercial sin vencedores, China mantuvo su compostura y pidió a Washington que entablara conversaciones. Esta actitud reflejaba la esperanza de Beijing de alcanzar un acuerdo con Estados Unidos para evitar una escalada de aranceles y mantener una relación estable entre las dos mayores economías del mundo. Sin embargo, la administración Trump se mostraba impredecible, con decisiones como aplazamientos de aranceles para Canadá y México en el último momento.

El impacto de los aranceles estadounidenses sobre la economía china no es insignificante, especialmente en un momento en que la economía del país ya mostraba signos de desaceleración. Sin embargo, la economía china ha diversificado sus relaciones comerciales en los últimos años, reduciendo su dependencia de Estados Unidos. China ha fortalecido sus acuerdos comerciales en África, Sudamérica y el Sudeste Asiático, convirtiéndose en el mayor socio comercial de más de 120 países.
Xi Jinping: un líder con visión global
En este contexto, el presidente chino Xi Jinping ha demostrado tener una visión clara y ambiciosa para el futuro de China en el escenario global. Xi ha aprovechado la política de "America First" de Trump para presentar a China como un socio comercial global estable y confiable. Mientras Trump sembraba división en sus alianzas tradicionales, China se proyectaba como un líder dispuesto a colaborar y apoyar el desarrollo global.
Desde el final de la pandemia de COVID-19, Xi Jinping ha viajado extensamente y ha apoyado importantes instituciones internacionales.
El líder asiático apoyó al Banco Mundial y los tratados climáticos de París. Los medios estatales chinos han retratado estos esfuerzos como una aceptación global de China y una profundización de sus lazos diplomáticos. Además, cuando Trump detuvo la financiación estadounidense a la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2020, China intervino con fondos adicionales, lo que reforzó su imagen de compromiso con la salud global.
La política aislacionista de Trump ha planteado desafíos significativos para Estados Unidos. La combinación de aranceles a los principales socios comerciales y la congelación de la ayuda exterior ha enviado un mensaje claro de que Estados Unidos no está interesado en la colaboración internacional. Esto ha debilitado la posición de Washington como líder global y ha ofrecido a China la oportunidad de llenar el vacío dejado por Estados Unidos.
Nuevas alianzas en Asia
Mientras China busca fortalecer su posición global, también enfrenta desafíos en su propia región. La asertividad de China en el Mar de China Meridional y la amenaza sobre Taiwán han llevado a países como Japón, Corea del Sur y Australia a considerar nuevas alianzas. Estos países, junto con Filipinas, están preocupados por una posible guerra en la región y buscan equilibrar su relación económica con China mediante alianzas militares con Washington.
Sin embargo, la política impredecible de Trump ha complicado estas relaciones. La amenaza de anexar Canadá o comprar Groenlandia ha generado incertidumbre entre los aliados de Estados Unidos. Ante este panorama, algunos países de la región pueden optar por crear nuevas alianzas asiáticas sin la participación de las mayores potencias mundiales.
La estrategia de Xi Jinping
En este entorno complejo y volátil, Xi Jinping ha demostrado una gran habilidad para navegar las aguas internacionales. Ha mantenido la calma en momentos de tensión y ha buscado oportunidades para fortalecer la posición de China. Su mensaje constante de una globalización "ganar-ganar" ha resonado en muchos países que buscan un socio confiable en medio de la incertidumbre.
China no oculta su ambición de liderar un orden mundial alternativo al liderado por Estados Unidos. En su apuesta por la gobernanza global, Pekín ha buscado cambiar radicalmente el orden mundial que ha existido durante los últimos 80 años. La incertidumbre y la imprevisibilidad de la administración Trump 2.0 pueden ser la oportunidad que China necesita para avanzar en esta dirección.
La estrategia aislacionista de Donald Trump ha presentado desafíos y oportunidades tanto para Estados Unidos como para China. Mientras Washington se enfrenta a una posible pérdida de liderazgo global, Beijing ha aprovechado la situación para proyectarse como un socio comercial estable y confiable. La visión global de Xi Jinping y su capacidad para adaptarse a las circunstancias cambiantes han permitido a China fortalecer su posición en el escenario internacional. En este contexto, la relación entre las dos mayores economías del mundo seguirá siendo un factor crítico en la configuración del futuro orden mundial.