La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) publicó este lunes un informe sobre su visita a Mendoza en el cual alertó sobre la "persistencia de la sobrepoblación" en las cárceles de Almafuerte y San Felipe. Al mismo tiempo, instó a Cornejo a reducir la prisión preventiva, uno de los índices por los cuales la provincia recibe unánime repudio de organismos de Derechos Humanos y, a su vez, uno de los causantes de la sobrepoblación.
"En particular, la CIDH resalta que la utilización de medidas alternativas a la privación de la libertad como una forma una de las herramientas esenciales para la reducción de la sobrepoblación carcelaria", indica el reporte.
Sobrepoblación y falta de atención
En un balance sobre las visitas del comisionado Luis Ernesto Vargas Silva, en su calidad de Relator de la CIDH para Argentina, el organismo informó este lunes que en San Felipe hay "continuidad de graves problemas de infraestructura que se traducen en un mal estado general de instalaciones sanitarias y eléctricas que exponen a una situación de riesgo a los derechos de las personas privadas de la libertad y que requieren de su inmediata adecuación y mantenimiento".
También apunta el informe de la CIDH -que tiene tramos elogiosos a los esfuerzos del gobierno provincial y nacional por mejorar la situación- sobre "las dificultades que tendrían para tener acceso a medicamentos, insumos médicos suficientes y tratamientos adecuados y especializados atendiendo a sus condiciones de salud".
La gran cantidad de población carcelaria y la prisión preventiva en aumento -medidas que Cornejo ensalzó como propaganda punitivista de su gobierno en el último discurso del 1 de mayo- sigue siendo, según la CIDH, "uno de los principales factores generadores de problemas entre las personas privadas de la libertad que a su vez constituye en un serio obstáculo para el acceso a servicios y bienes básicos de forma adecuada y suficiente".
Mendoza, la que más presos ostenta
Con cárceles que superan su capacidad en un 125%, Mendoza supera la media nacional de prisionalización. En esta provincia se priva de libertad a cerca de 270 personas cada 100.000 habitantes, mientras que en Buenos Aires a 266 cada 100.000 habitantes, según el informe dela Comisión Provincial de la Memoria.
“Este nivel de sobrepoblación implica que la mayoría de los detenidos viva en graves condiciones de hacinamiento y que cerca de 1.000 personas duerman en el suelo. En algunos complejos la situación de sobreocupación es alarmante, como en el penal de San Rafael, que supera el 45%. Le siguen Almafuerte y San Felipe con su capacidad superada en más de un 20%”, señala el informe anual Xumek al respecto.
Sobre la tendencia a la sobrepoblación carcelaria, señaló Marta Monclus Masso, directora del Observatorio en Cárceles de la Procuración Penitenciaria de la Nación, que en 2014 se superó los 10 mil presos en Argentina y en la actualidad hay más de 14 mil, sobrepasando las plazas en 2 mil. "La capacidad carcelaria se expande sin ampliar el cupo, sino poniendo colchones o colchonetas en celdas que eran para uno, con un inodoro compartido", resumió Monclus Masso.
"Hubo discursos antigarantistas, usando el término garantista de manera peyorativa, eso manda un mensaje a los jueces de que encarcelen personas y no pasa nada, en cambio si está en prisión preventiva pero era inocente no pasa nada".
Hacinamiento en las cárceles
El ritmo constante y sonante de personas encarceladas implica que en los últimos dos años el Servicio Penitenciario aumentara de 3.746 a 3.932 la cantidad de plazas carcelarias, mediante el agregado de colchones en celdas o adaptando sectores que originalmente no estaban previstos para el alojamiento, lo que trae aparejado un agravamiento de las condiciones materiales de alojamiento, señala el informe citado.
“Entre los efectos más graves de la sobrepoblación carcelaria se destaca el hacinamiento y la falta de privacidad; el deterioro edilicio y material; la degradación de las condiciones higiénico-sanitarias; la imposibilidad de acceder a trabajo, educación, actividades recreativas así como de mantener los vínculos familiares y sociales; la deficiente alimentación y atención a la salud; tortura, malos tratos y el incremento de la violencia intra carcelaria; el contagio de enfermedades, etc”, indica al respecto Xumek.