Consecuencias de la guerra

Crisis alimentaria: lo peor está por llegar

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Tiempo estimado de lectura: 4 minutos

Por Juan Gastón
Para Nueva Tribuna 

Una de las cosas que más me sorprende de las declaraciones de los principales dirigentes europeos, incluidos los españoles, es la minimización del impacto de la guerra de Ucrania y el sorprendente optimismo que desprenden sus palabras. Siguen poniendo en primer lugar la necesidad de una victoria militar, trasmiten seguridad y confianza en la misma al tiempo que aseguran que los problemas económicos se solucionarán sin dificultad y que es un precio  a pagar por la defensa de la integridad territorial de Ucrania y el derecho internacional.

La realidad es que el derecho internacional y la soberanía nacional han saltado por los aíres numerosas veces en los últimos 20 años en el mundo pero las sanciones a los países agresores no eran ni mucho menos las que ahora se están aplicando. En la mayoría de los casos simplemente no han existido.

La pregunta que sigue en el aire y no se responde es la siguiente:

¿De verdad todos los paquetes de sanciones perjudican básicamente a Rusia o los principales perjudicados son los países europeos que dejan de recibir la energía y los suministros de materias primas alimentarias de Ucrania y Rusia?

Sorprendentemente ayer se publica la noticia de que Alemania ha aumentado sus importaciones de Rusia un 59,9% en los cuatro primeros meses del presente año. Alguien está diciendo una cosa y haciendo otra en esta vieja Europa.

Numerosos analistas consideran que la economía rusa quedará destrozada después de esta guerra. Aceptando esta premisa ¿De qué sirve a los ciudadanos europeos este resultado si la economía europea y mundial entra en recesión? Todos saldremos perdiendo de esta peligrosa situación pero sin duda los más perjudicados serán los habitantes de los países pobres del mundo. Veamos por qué.

Los precios de los alimentos se están disparando en todos los mercados. Ucrania se ha reforzado militarmente desde 2014 gracias a las ingentes cantidades de dinero y de armas proporcionadas por los países europeos y  Estados Unidos. Está en condiciones de mantener una guerra larga de desgaste. La duda es si podrá continuar con sus exportaciones de alimentos. Hasta ahora no lo puede hacer.

Ucrania generaba el 10% de las exportaciones mundiales de trigo, el 50% de las de aceite de girasol, el 15% de las de maíz, el 13% de cebada y el 5% de aceite de colza. Los puertos están bloqueados y sus almacenes son bombardeados por el ejercito ruso. En el mes de abril el índice mundial de precios de alimentos de la FAO había aumentado el 30% interanual y el 62% el valor promedio del año 2020. Con la cosecha de este año amenazada los aumentos de precios sobre esas cifras están garantizados.

Los países pobres son los más perjudicados por la subida del precio de los alimentos

La mayor parte de sus ingresos se deben dedicar a ello y cuando los precios suben no pueden competir con los países ricos, simplemente porque no pueden pagar esos precios. Esto supone aumento de la pobreza, del hambre y la generación de protestas generalizadas como ocurrió con los brutales incrementos de precios de los años 2005-2006 y 2007.

Los precios del maíz se duplicaron y en enero de 2007 estallaron las protestas en las calles de México porque la gente no podía comprar las “tortillas” de maíz.  Posteriormente comenzó el incremento del precio del trigo y los países productores impusieron restricciones a las exportaciones para garantizar el abastecimiento de sus poblaciones. Todo esto provocó que para el año 2008 los precios del trigo, el maíz y el arroz se TRIPLICARON sobre los niveles de 2006. Hubo protestas por hambre en 37 países, muchas de ellas con muertos y duros enfrentamientos entre la policía y los manifestantes.

El modelo que produjo aquel estallido sigue intacto. Incluso más agudizado por la generalización del uso de cultivos alimentarios para la producción de biocombustibles. Entre cultivar para matar el hambre o cultivar para producir bioetanol es más rentable lo segundo y los productores no dudan a quien vender: a quien más paga por el producto. El 40% de la producción de maíz de Estados Unidos se dedica a la generación de etanol. El ministro italiano de Asuntos Exteriores, Luigi di Maio, ha asegurado el 4 de junio  que «la guerra mundial del pan ya ha comenzado» debido al bloqueo de cereales en Ucrania, que impide que muchos países vulnerables tengan acceso al grano, y eso implica «el riesgo de que estallen nuevos conflictos en África».

Al subir los precios del petróleo aumentará la demanda de biocombustibles, productos sustitutivos desde que el petróleo y sus derivados no son la opción más económica.

Países como la India ya han comenzado a prohibir la exportación de trigo, pronto le seguirán otros países,  y en el otoño y el invierno se pondrá en evidencia la repercusión de las cosechas perdidas en los mercados mundiales. En ese contexto ¿Cómo pueden seguir garantizando que los precios en España y en Europa volverán a la senda del 2/3% cuando en la actualidad están cerca del 10%?

La vía de la negociación para una salida de la Guerra de Ucrania está siendo intentada por países como Italia, Francia o Alemania

Sin embargo todo parece que las tesis de Inglaterra y Estados Unidos se están imponiendo en la estrategia de la OTAN para la solución del conflicto. Aumento del envío de armas incluso de largo alcance, mantenimiento a largo plazo de los enfrentamientos y continuar con el desgaste del ejército ruso.

Ante este aumento de la inflación y del encarecimiento de los alimentos básicos la solución que los economistas mal llamados neoliberales nos ofrecerán está clara: Dejad que el mercado se ajuste y se solucionará por sí mismo. Los Estados no deben intervenir.

Sin embargo ante el incremento que ya se está produciendo, como refleja el reciente informe de OXFAM, de la desigualdad entre ricos y pobres conviene recordar las palabras de Adam Smith, economista y filósofo británico nacido el 5 de junio del año 1723 que decía con claridad que “Una ampliación de la desigualdad puede arrastrar al colapso de la economía de mercado” y por eso y para su correcto funcionamiento “El Estado debe garantizar el acceso de todos los agentes económicos a los productos, sea por la vía de la regulación o de la intervención”.

Cuántas barbaridades económicas se han cometido y se siguen cometiendo invocando el nombre de Adam Smith de forma parcial y engañosa.

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