"Las empresas no pueden despedir ni suspender a ningún trabajador sin antes plantear un procedimiento preventivo de crisis en la Secretaría de Trabajo con la información que demuestre que verdaderamente está en crisis".
Guillermo Pereyra, líder del Sindicato del Petróleo neuquino, apeló a esa cláusula para fundamentar por qué las petroleras de Vaca Muerta no tienen margen legal para responder con despidos o suspensiones al recorte de subsidios que dispuso el gobierno de Mauricio Macri.
"¿Usted cree que las petroleras están en crisis?", cuestionó con un dejo de ironía el sindicalista para completar el cuadro que haría inviable la caída de puestos de trabajo en el marco de una represalia empresaria contra el gobierno, como la que deslizó Tecpetrol dejando trascender que mermará su nivel de actividad en Vaca Muerta.
No obstante, el líder petrolero movilizó a unos 10 mil afiliados del sindicato a Añelo con la defensa de las fuentes de trabajo como consigna. "Si tocan a un trabajador se caen todos los acuerdos que firmó el sindicato para Vaca Muerta", proclamó frente a la multitudinaria concentración.
Pereyra puso en escena una demostración de fuerza capaz de preocupar a la Casa Rosada. Dejó en claro que tiene con qué hilvanar un plan de lucha que paralice la producción de Vaca Muerta si la confrontación con las empresas termina involucrando a los trabajadores.
El dirigente trazó la hoja de ruta de su actuación frente al conflicto: "No voy a intervenir de ninguna manera mientras la pelea se mantenga entre el gobierno y las empresas. El sindicato firmó un acuerdo con las dos partes para garantizar la paz social y lo va a cumplir a rajatablas mientras las otras dos partes hagan lo mismo, de lo contrario el acuerdo quedará sin efecto y nosotros tomaremos las medidas necesarias para defender a los trabajadores".
La movida sindical se activó mientras saltan a la vista de todos las chipas de la pelea que vienen librando en las sombras las petroleras afectadas por el ajuste y el gobierno.
La amenaza de Techint
En un claro signo de la escalada del conflicto, Tecpetrol, el brazo petrolero del Grupo Techint, lanzó a correr por los medios con estatus de trascendido la decisión de parar tres equipos de perforación en el yacimiento no convencional Fortín de Piedra. A la vez que dejó flotando dudas sobre el destino de los más de 300 trabajadores ocupados en las operaciones dadas de baja.
La empresa filtró esa decisión a los medios sin asumir un pronunciamiento institucional que la oficializara. Como expuso Pereyra, la materialización de la amenaza de Tecpetrol es compleja, más sin una crisis comprobable que la justifique. En cambio, su sola mención alcanza para producir un impacto en las condiciones de la negociación de una salida al conflicto por los subsidios.
La cúpula del holding Techint, como la de Tecpetrol, evitó hacer manifestaciones públicas sobre la medida que le rebanará la mitad de los fondos que iba a percibir en carácter de subsidio si no se modificaba el criterio de ejecución del plan contemplado en la resolución 46, que diseñó Juan José Aranguren en su paso por el extinto Ministerio de Energía del gabinete de Macri.
La compañía petrolera del grupo liderado por el magnate Paolo Rocca es la más golpeada por el recorte de la masa de subsidios al gas para 2019 de 1300 a 700 millones de dólares, puesto que fue la que se quedó con la mayor tajada de la torta dispuesta para incentivar las inversiones en Vaca Muerta. Eso explica que la reacción más virulenta contra la medida haya surgido de su seno, mientras el resto de las petroleras afectadas mantienen en reserva los términos de la confrontación.