A poco más de un mes de la audiencia pública que podría definir el destino del Proyecto San Jorge, una nueva evaluación técnica ha reavivado las dudas sobre la viabilidad hídrica del emprendimiento minero que busca extraer cobre —y eventualmente oro— en plena cuenca del río Mendoza.
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El estudio, titulado Evaluación de Cuencas Superficiales y Subterráneas del Proyecto San Jorge, fue elaborado por el geólogo José María Cortés, investigador del CONICET y docente retirado de la UBA, y plantea objeciones de gran calado a los fundamentos técnicos del Estudio de Impacto Ambiental (IIA) presentado por la empresa.
Cortés se suma así a múltiples cuestionamientos a la viabilidad ambiental de San Jorge como el de la Facultad de Medicina, la UNCuyo, el Conicet y la Asociación de Médicos de Argentina, entre otros.
Cuestionamientos a los mapas y divisorias del proyecto
Cortés desmonta las delimitaciones realizadas por la empresa y sus consultoras para definir el área de impacto directo. Según su análisis, los mapas se basan en divisorias topográficas arbitrarias que no se corresponden con la realidad geomorfológica del valle de Uspallata.
El informe advierte que estas divisorias excluyen de forma injustificada cuerpos de agua sensibles como la ciénaga de Yalguaraz y el arroyo Uspallata: “No es cierto […] que la red de drenaje que pasa por la planta minera no tenga la posibilidad de llegar a la ciénaga de Yalguaraz o integrarse a la red de drenaje del arroyo Uspallata”.
Divisiones subterráneas sin evidencia sólida
Uno de los puntos más críticos del informe es la inexistencia comprobada de una divisoria de aguas subterráneas que impediría que la contaminación avance hacia el sur del valle. La hipótesis oficial, basada en perfiles TEM de 2018, es desmontada por Cortés, quien señala que el nivel freático mantiene su inclinación hacia el sur y que la estructura geológica del subsuelo no presenta barreras efectivas.
Duras críticas a la propuesta de la UNSL
La Universidad Nacional de San Luis (UNSL) también queda bajo la lupa. Cortés cuestiona la calidad metodológica del modelo que propone varias subcuencas estancadas entre la planta y el río Mendoza. La combinación de imágenes TEM de distintas generaciones, la falta de modelado actualizado, y la escasa confiabilidad en los mapas del basamento hidrogeológico minan la credibilidad del análisis técnico presentado por la institución.
La conexión subterránea que se pretende negar
Otro punto clave del informe es la refutación de la supuesta desconexión entre las cuencas subterráneas de Yalguaraz y Uspallata, argumento que sustenta gran parte del IIA. Para Cortés, existen elementos suficientes —fracturación interconectada, permeabilidad secundaria y circulación de fluidos— que sugieren una conexión directa entre ambos sistemas hidrogeológicos, lo que pondría en riesgo la calidad del agua del río Mendoza.
Barreras hidrogeológicas sin respaldo
Según el geólogo, muchas de las divisiones y “obstáculos naturales” fueron creados artificialmente para acotar el área de afectación del proyecto. Estas delimitaciones —incluidas las líneas estructurales trazadas en los estudios— carecen de respaldo científico, lo que debilita los argumentos oficiales.
El respaldo técnico del informe
El trabajo de Cortés se apoya en fuentes robustas: el IIA del 2024, estudios de SRK Consulting, Quantec y Lucero, así como investigaciones académicas recientes como las de Ibáñez et al. (2021). Con este cuerpo técnico, el informe concluye que las bases hidrogeológicas del proyecto están en duda y reclama una “revisión independiente, multidisciplinaria y rigurosa” antes de avanzar con la Declaración de Impacto Ambiental.