En crisis

El despegue de Vaca Muerta no tiene financiamiento sin plata del Estado

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Fortín de Piedra, de Tecpetrol.

El tránsito del presente hacia el porvenir inmediato anunciado para Vaca Muerta está demorado. No están terminados ni el vehículo para transportarlo ni la ruta para llegar al destino. Sin metáforas: no están aseguradas las condiciones mínimas para cumplir con las expectativas generadas. El riesgo país por las nubes bloqueó las posibilidades de financiamiento.

El tren para llevar insumos desde el puerto de Bahía Blanca, el gasoducto para conectar los yacimientos con Rosario y la planta para licuar el gas de exportación, tres elementos claves para el salto que se da por hecho, enfrentan impedimentos no resueltos. El principal es común a los tres proyectos: el financiamiento.

En los tres casos, el avance será dificultoso sin aportes económicos del Estado. Las inversiones necesarias son de una magnitud exagerada para el riesgo  que está dispuesto a correr el capital empresario para quedarse con los negocios en juego.

Hay algunas alternativas para que esos negocios sean más atractivos. No obstante, todas implican negociaciones con costos políticos inevitables.

Los negocios con los hidrocarburos de Vaca Muerta se concentran en un puñado de petroleras. Son poderosas en términos económicos como en capacidad de presión política. Con sus inversiones, sustentan la explotación de la famosa formación no convencional, a la vez que condicionan la dirección de las políticas públicas para la actividad.

Entre las petroleras de Vaca Muerta, la confrontación de intereses particulares no impide la comunión en torno a causas compartidas. Priman entre estas últimas las que contemplan la intervención del Estado para bajar costos de producción.

Plan descarrilado

En esa línea se inscribe el reclamo del tren de cargas entre Añelo y el puerto de Bahía Blanca. El gobierno transformó esa demanda empresaria en una causa de interés nacional de primer orden. Apuró el proyecto y planificó su ejecución con el formato denominado Participación Público Privada (PPP).

La licitación se cayó a último momento víctima de una zancadilla del pacto con el Fondo Monetario Internacional. Una de las condiciones para el salvataje financiero impidió la participación del Estado en el entramado financiero del proyecto.

El plan fue tasado en 780 millones de dólares. Contempla un recorrido de más de 600 kilómetros entre el Puerto Galván y Añelo, la puerta de entrada a Vaca Muerta. Se proyectó el aprovechamiento de 532 kilómetros de vías existentes, que serán mejoradas, mientras que se deberán colocar nuevos rieles en un tramos de unos 80 kilómetros.

Con los mercados financieros inaccesibles debido al nivel del riesgo país, se descartó ir por una opción que implicara un crédito.

Al final, el Ministerio de Transporte decidió ofertar la obra junto a la operación del tren. Entonces, el inversor recuperará su plata y luego obtendrá ganancias con los contratos que haga con las petroleras por el transporte de sus insumos. No obstante, una licitación en esas condiciones estaba destinada al fracaso, advirtieron los expertos. Le faltaba una garantía para tentar a inversores.

Así surgió el llamado a licitación de las cargas futuras. Esto, es un concurso entre las petroleras destinado a que reservaran cupos de carga en toneladas. El tren proyectado tendría 90 vagones. Los contratos con las petroleras para la contratación de cargas están planteados por 10 años. Esos contratos le darían garantía al oferente que encare las obras del tren.

La plata de todos

Hasta ahora, la licitación de los cupos de carga se postergó un par de veces. El ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, mandó a decir a sus voceros que las empresas pidieron más tiempo para ofertar. Fuentes con conocimiento de causa aseguran que los cupos solicitados por las petroleras no alcanzan para pagar la inversión en el tren.

Con ese panorama, el Estado tendría que asumir una parte de la inversión para las empresas tengan un tren que le haga más barata la operación en Vaca Muerta.

El gobierno de Neuquén ya comprometió plata de su caja si hiciera falta para hacer el tren. “Para hacer viable el proyecto se le pidió a la Provincia un aporte, que es un porcentaje de las regalías incrementales que pueda tener Neuquén y que se pagarán si el inversor que haga el recambio de las vías no logra, con los pagos que reciba por el uso de las vías, repagar su inversión y tener una rentabilidad”, le dijo al diario Río Negro el ministro de Energía de Neuquén, Alejandro Monteiro.

Caños más caños menos

Desde que Tecpetrol, el brazo petrolero de Techint, revolucionó la producción de gas desde su bloque Fortín de Piedra, se puso en el tapete la necesidad de ampliar la capacidad de transporte del fluido desde Vaca Muerta.

Un caño para sacar el gas de Vaca Muerta se plantea.

Ahí nomás el gobierno impulsó la construcción de un gasoducto desde la formación hasta las inmediaciones del polo industrial de Rosario. Y rápidamente la propuesta fue replanteada por las dificultades para financiarla. Además, hay peleas económicas y políticas que entraron a terciar.

Por ahora, el gobierno sacó a consulta un par de alternativas: hacer el gasoducto o ampliar los existentes. Se presentaron cinco propuestas. Están en análisis.

Una planta para exportar

La superproducción de Techint explotó la capacidad de los caños en verano. No obstante, en invierno, cuando aumenta el consumo, Argentina debe importar gas. Con ese escenario configurado, parte del gas excedente del verano se comercializó en Chile.

A la vez, YPF contrató una planta licuadora de gas flotante. La barcaza se ancló al puerto de Bahía Blanca y ya está haciendo las pruebas finales para la operación contratada.

La planta flotante que contrató YPF servirá para exportar gas de Vaca Muerta desde Bahía Blanca.

Esto es, convertir el gas natural que llega desde Vaca Muerta por gasoducto en Gas Natural Licuado (GNL). La conversión es necesaria para el transporte del fluido. El GNL tiene demanda mundial.

La capacidad para licuar de la planta flotante es limitada. YPF y el gobierno ya hablaron de construir en tierra firme una planta más grande. Nadie dijo aún de dónde surgirá el financiamiento. Con el riesgo país volando, difícilmente se concrete este o cualquier otro proyecto de inversión.

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